Educación
Premiados por promover el bienestar en la escuela
El colegio público San José de Calasanz de Málaga ha sido reconocido con el Premio Vida Sana de la Junta y la Fundación Caser. Su filosofía es promover el cuidado mutuo con actividades para la salud física y emocional

El rocódromo es una de las actividades que favorece un ocio saludable en el San José de Calasanz. / L.O.
Si preguntamos a cualquiera por qué vamos a la escuela, la respuesta obvia es «para aprender». Y a continuación pensamos en el currículum y las asignaturas. Pero el objetivo es que en los colegios se aprendan conceptos mucho más amplios y que nos sirvan para todos los ámbitos de la vida. En el CEPR San José de Calasanz de Málaga se cuida el bienestar de toda la comunidad educativa y se enseñan para ello hábitos saludables, desde la alimentación y la actividad física, hasta el cuidado del planeta, el ocio saludable y, por supuesto, la salud mental. Por ello, acaban de recibir uno de los premios Vida Sana convocados por la Junta de Andalucía y la Fundación Caser.
El objetivo de estos galardones, a los que se han presentado casi un centenar de proyectos, es reconocer y visibilizar buenas prácticas como las de este centro educativo público a través del proyecto ‘El Calasanz se cuida, el Calasanz nos cuida’.
«No hemos pensado nada para conseguir el premio. Sólo hemos contado lo que hacemos. Además, este es un proyecto de centro y no sólo de un maestro o maestra. Es la filosofía del centro», explica Carmen Ortiz, directora del Calasanz.
Desde la calle Hilera, donde se encuentra la puerta de entrada, pueden verse el huerto y el aparcamiento para bicis y patinetes. Los pasillos están adornados exclusivamente con obras realizadas por los alumnos con materiales respetuosos con el medio ambiente. Y en el patio hay numerosos rincones tematizados para que los recreos sean activos, además de zonas ajardinadas.
Por supuesto, a la hora del desayuno predominan las frutas y verduras y han logrado reducir a cero los residuos al llevar envases reciclables y compostar las pieles sobrantes.
Igualmente, realizan una importante labor con las familias con charlas en las que se explica la importancia de una alimentación saludable.
Como destacan en el proyecto, el San José de Calasanz está en una zona altamente urbana con escasos espacios verdes, donde gran parte de las familias son migrantes, «con una situación laboral precaria y predominando las familias monoparentales; siendo el Índice Social y Cultural medio-bajo. Esta situación conlleva que gran parte del alumnado rara vez sale de la ciudad, tiene contacto con la naturaleza o tiene una vida activa».
Así, son conscientes de que la falta de tiempo por la situación laboral, junto con los escasos recursos económicos de las familias, influyen en la calidad de la alimentación del alumnado, que también presenta otras carencias físicas y emocionales que se están superando con estas actuaciones.
«Yo creo que lo más importante es todo el trabajo de emociones y de relaciones personales», apunta la jefa de Estudios, Pilar Guerrero-Strachan.

Las relaciones internivelares se potencian y mejoran la convivencia en este colegio público. / L.O.
Alumnos que se cuidan
Un aspecto que la directora subraya, añadiendo el «cuidado» que tienen los alumnos entre ellos: «Los mayores se paran y le atan el cordón a un chico. Si ven que no llegan, los aúpan. Eso sale ya espontáneo. Están acostumbrados a relacionarse así, pero no se dan cuenta de que era uno de nuestros objetivos».
El aspecto emocional se trabaja en este colegio con actividades como el mindfulness y la relajación, pero también con el teatro y a través de la naturaleza. Así, han logrado rebajar el nivel de nerviosismo y el estrés a través de su «jardín habitado», zonas verdes que suponen una especie de isla en esta calle con una alta densidad de tráfico y que, además, convive desde hace unas semanas con la obra del metro al Hospital Civil.
Para promover el bienestar social, realizan actividades como la bienvenida al alumnado de 3 años o las convivencias con las familias algunos domingos. Al ser comunidad de aprendizaje, este colegio cuenta con la colaboración de alumnado de la UMA en prácticas, voluntarios, AMPA, asociaciones como Málaga Acoge, entidades como CIFAL Málaga o artistas y escritores locales.
Para el bienestar que buscan es imprescindible una buena higiene digital, por lo que el Calasanz no olvida enseñar a convivir de forma sana con las redes sociales e internet.
Trabajar el arte y la creatividad con los niños les permite estimular cualidades que se pierden por la inmediatez del mundo digital como la paciencia y la calma.
La directora del Calasanz hace hincapié en la importancia de que los alumnos sientan el colegio como suyo y lo cuiden, incluso limpiando ellos mismos cuando sea necesario.
El nivel de responsabilidad que adquieren los alumnos y alumnas que pasan por este centro de Primaria hace que el ambiente sea muy tranquilo, sin necesidad de filas, trabajando en equipo y «sin espacios prohibidos». «Hay problemas, claro que sí. Son niños y están creciendo. Los choques existen porque si no, no maduraríamos. Pero están acostumbrados a resolverlos desde el diálogo», añade Carmen Ortiz.

Docentes y alumnado del colegio San José de Calasanz de Málaga, en la Delegación de Educación. / La Opinión
Uno de los frutos más importantes de este proyecto es que el alumnado ha reforzado su autoestima. El delegado de Desarrollo Educativo y FP, Miguel Briones, pudo comprobarlo por sí mismo esta pasada semana, cuando recibió a una delegación del Calasanz para felicitarlos por su premio.
La transformación de este centro educativo, en el que los conflictos y el absentismo escolar son ahora casi inexistente y cuyas clases están llenas, va más allá del premio. Es el resultado de un trabajo de cinco años.
«Hemos tenido suerte porque ha ido mucho más rápido de lo que esperábamos. También porque todo el personal que ha venido se ha sumado sin poner un pero», valoran.
Ahora, decidirán entre todos el destino de los 4.000 euros del galardón de la Fundación Caser. Un reconocimiento a un colegio en el que se cuida, física y emocionalmente, a toda su comunidad.
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