Mirando atrás

Sierra de Gibralmora: la Arqueología total

Virgilio Martínez Enamorado y Paqui Rengel Castro coordinan un ambicioso volumen sobre el mayor estudio arqueológico de la Sierra de Gibralmora, en Pizarra, que ha reunido a 40 expertos, tras varias campañas de excavaciones, y que incluye técnicas científicas nunca antes aplicadas en Málaga.

Los coordinadores de la obra, trabajando en las excavaciones en la Sierra de Gibralmora, Pizarra, en plena pandemia.

Los coordinadores de la obra, trabajando en las excavaciones en la Sierra de Gibralmora, Pizarra, en plena pandemia. / Archivo de los autores

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

«Ahora mismo, en la provincia de Málaga creo que no hay un sitio mejor conocido que este. De no conocerse nada hemos pasado a tener todos los datos habidos y por haber», resume Virgilio Martínez Enamorado (Casabermeja, 1965). 

El arqueólogo malagueño coordina, junto a Paqui Rengel Castro, (Álora, 1961) diplomada en Magisterio y funcionaria del Ayuntamiento de Pizarra, la monografía ‘En el corazón de la Algarbía. Un estudio arqueológico de la Sierra de Gibralmora (Pizarra, Málaga)’, de la Editorial La Serranía. 

Virgilio Martínez Enamorado y Paqui Rengel, en la sede de La Opinión, con el estudio arqueológico, que ya ha sido presentado en Pizarra y quieren presentar en Málaga capital.

Virgilio Martínez Enamorado y Paqui Rengel, en la sede de La Opinión, con el estudio arqueológico, que ya ha sido presentado en Pizarra y quieren presentar en Málaga capital. / A.V.

La obra reúne la aportación de 40 expertos, incluidos los dos coordinadores, para ofrecer el mayor análisis geológico y arqueológico de la Sierra de Gibralmora, del Hacho o de Pizarra, pues de las tres formas es conocida. 

Ha sido también la ocasión de emplear técnicas como fotogrametría aérea con drones, fotogrametría terrestre, escáner láser, modelos digitales y otras muchas, algunas de las cuales no se habían empleado en un yacimiento en la provincia de Málaga, precisa Virgilio Martínez.

Vista de la Sierra de Gibralmora y los Castillejos de Quintana desde Álora.

Vista de la Sierra de Gibralmora y los Castillejos de Quintana desde Álora. / Rafael Ruiz Moral

Como destaca Paqui Rengel, la compra en 2019, por el Ayuntamiento de Pizarra, de los terrenos de la sierra, en manos privadas, permitió, ya el año siguiente y hasta 2022, poner en marcha varias campañas arqueológicas. 

Los resultados, como puede verse en el libro, han sido espectaculares: «Conocíamos que había unas tumbas prehistóricas y unas tumbas medievales, y lo único que pensamos fue: vamos a limpiarlas y vallarlas; lo que no esperábamos era encontrar todo lo que hemos encontrado allí», reconoce Paqui Rengel Castro. 

La Prehistoria

Es el caso de las mencionadas tumbas prehistóricas, de la Edad del Bronce (II milenio a.C.), la conocida como Necrópolis de Luna, donde se han estudiado nueve tumbas en cista (enterramiento con losas laterales y una quinta que hace de cubierta, según la RAE). 

Uno de los enterramientos prehistóricos en cista de Pizarra, con su modelo tridimensional en la esquina inferior izquierda.

Uno de los enterramientos prehistóricos en cista de Pizarra, con su modelo tridimensional en la esquina inferior izquierda. / Salvador Domínguez Bella y José Luis Ramírez Amador

De paso, cuenta Virgilio Martínez, se ha hecho un estudio «como no se ha hecho antes»; hasta el punto de que se han realizado modelos tridimensionales de la mayoría de las estructuras, entre otras novedades. Los expertos proponen además la hipótesis de que estas tumbas se enmarcarían en la cultura de El Algar. Y como apunta Paqui Rengel, la necrópolis, además, «está ligada a un poblado del que no conocemos su enclave».

La Edad Media

El grueso de la monografía -que incluye al comienzo un completo análisis geológico de la Sierra de Gibralmora- está dedicado a los restos visigodos y andalusíes, a unos 2,7 kilómetros de la Necrópolis de Luna, en un enclave conocido como los Castillejos de Quintana.

Se trata de un gran poblado altomedieval de 3,5 hectáreas, que habría estado habitado entre finales del siglo VII d.C. y la segunda mitad del X, y en el que las últimas excavaciones han dejado a la luz varios tramos de muralla, viviendas, una cantera con sillares antes de ser extraídos, una suerte de cuerpo de guardia a la entrada del poblado; y ya, fuera de él, lo que en un primer momento se identificó como un eremitorio, pero Virgilio Martínez Enamorado cree que se trataría de una mezquita, al tiempo que está convencido de que en el interior del poblado quedaría por descubrir una iglesia.

Vista desde el aire de la posible mezquita en Castillejos de Quintana.

Vista desde el aire de la posible mezquita en Castillejos de Quintana. / Photodron

Para el experto no hay duda de que se trató inicialmente de un poblado visigodo, cuyos habitantes originales «llegaron a ver a los árabes arribar a Cártama».

Precisamente, este arqueólogo y arabista aporta un dato interesantísimo, gracias a su manejo de las fuentes históricas: Para el investigador no hay duda de que este enclave es Santa María de Bobastro, ligado a otro próximo, el de Santa Eulalia, que Virgilio Martínez Enamorado identifica con la Sierra de Gibralgalia. Y habría un tercer enclave cercano, el de San Pedro o Sancti Petri. En su opinión, estas tres fortalezas estarían ligadas, en tiempos de la revuelta de Omar ibn Hafsún y sus hijos -finales del siglo IX, comienzos del X-, al complejo defensivo de Bobastro.

Vista con dron de Castillejos de Quintana y la Vega de Santa María -todavía conserva el nombre-.

Vista con dron de Castillejos de Quintana y la Vega de Santa María -todavía conserva el nombre-. / Photodron

La necrópolis

Pero el libro tiene muchas más sorpresas, como las excavaciones en la necrópolis de este poblado, de la que se conocían 4 tumbas y hoy, «se han excavado 17, más otras dos, que una está sin terminar y otra no sabemos si es una tumba o no», cuenta Paqui Rengel.

Trigo desnudo. El volumen incluye un estudio sobre los restos botánicos, lo que da pistas sobre la dieta de los habitantes de este poblado de la Alta Edad Media.

Trigo desnudo. El volumen incluye un estudio sobre los restos botánicos, lo que da pistas sobre la dieta de los habitantes de este poblado de la Alta Edad Media. / Leonor Peña Chocarro

La necrópolis albergó a fallecidos de la época visigoda y emiral. Los estudios de este libro han podido determinar el sexo y edad aproximada de algunos de ellos. Y los restos botánicos del poblado, la dieta de estos hombres y mujeres del pasado; pero incluso el estudio de los restos culinarios de las vasijas ha permitido saber que hervían y cocían, más que freían los alimentos

Los dos coordinadores están muy satisfechos con esta obra de tantas disciplinas, y recuerdan que en la Sierra de Gibralmora sólo se ha excavado entre un 15 y un 20 por ciento. De la noche a la mañana, Pizarra se ha encontrado con un ingente patrimonio arqueológico que, seguro, deparará muchas sorpresas.  

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