Crónicas de la ciudad
De un rincón de Huelin y las plantas rodantes
En la confluencia de la calle López Pinto con la vía del tren del Puerto, un par de solares a cielo abierto se han convertido en un centro intermodal para depositar, de manera discreta, cualquier porquería.

Vista general de los solares de este tramo de la calle López Pinto, el mes pasado, con la Gerencia de Urbanismo, al fondo. / A.V.
Si algo ha popularizado el Western italiano, más que el norteamericano, ha sido la presencia en todo poblacho del Oeste que se precie de una o varias plantas rodantes; un sistema perfecto para diseminar semillas donde Mussolini perdió el mechero.
La presencia de estos matojos rodadores traslada al espectador la impresión de que, ese poblacho, tiene la misma calidad de servicios que un diseminado de autoconstrucción en los Cárpatos y, por tanto, que es más probable que aparezcan cuatreros que una unidad de riesgo cardiovascular.
Tampoco se aprecian médicos especialistas, ni cargos públicos ‘poniendo en valor’, en un rincón de Huelin que, cada día que pasa, ahonda un poco más en su decrepitud. Eso sí, en cualquier momento harán su aparición las plantas rodantes, porque es lo único que falta para que este suburbio se convierta en escenario de un spaguetti western; a ver si así la ciudad le saca algún rendimiento.

La zona, hacia la parte del Cottolengo y el tren del Puerto. / A.V.
Espacio abandonado
Hablamos de un espacio colindante con el ya decrépito terrizo del pasaje Ferrería de Heredia, del que esta sección se ha ocupado en numerosas ocasiones, por el cabreo justificado de los vecinos y la pachorra municipal a la hora de ponerle remedio, pues el terrizo es propiedad del Ayuntamiento y de Adif.
En este caso, nos referimos a un área frente al Cottolengo y las últimas casas del Bulto que se encuentra justo al otro lado de las vías del tren al Puerto y a espaldas del albergue municipal.
En realidad, cuando menos lleva unos 15 años en idéntico estado de abandono y la única novedad, en todo este tiempo, ha sido la demolición del edificio de los pescadores, hace cerca de una década, a pocos metros de este espacio.

Escombros en uno de los solares, el mes pasado, junto a la calle López Pinto. / A.V.
Suciedad
Si algo de especial tiene este tramo de la calle López Pinto es que, como diría un experto en venta de humo blanco, se ha posicionado como un polo de atracción de escombros. De esta forma, las posibilidades de que este espacio de Huelin alcance las más altas cotas de subdesarrollo no son ningún desvarío del firmante.
Al encontrarse en un ‘hub’ de comunicaciones de primer orden, a dos pasos de la vía del tren, el paseo marítimo Antonio Machado, la moderna Gerencia de Urbanismo y la estación del AVE, este espacio se conforma como un centro intermodal para depositar, de manera discreta, cualquier porquería.
Si a eso añadimos la posibilidad de que se pueda rodar ‘El bueno, el feo y el escombro’, Málaga tiene un diamante sin pulir. Bastante sucio, la verdad.
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