Crónicas de la ciudad
Cierran al fin la ventana de La Farola
En un gesto memorable para la historia de la protección de los BIC en España, y tras un mínimo de dos meses a la cuarta pregunta, nuestros cargos públicos evitan que a nuestra Farola se le cuele una segunda DANA

La Farola, el pasado sábado, con la ventana por fin cerrada y a prueba de lluvias. / A.V.
Apunten el mes de noviembre de 2024 como un antes y un después en la protección de los Bienes de Interés Cultural en España. Porque, en algún momento de este mismo mes, un funcionario anónimo pero decidido, ha entrado en el interior de nuestro famoso faro, construido en 1817 y, con la tenacidad de los héroes griegos, ha girado la manilla para cerrar una ventana del primer piso de La Farola; justamente la de la esquina derecha de la fachada que mira al Palmeral de las Sorpresas.
Esta es, al menos, la deducción que extraería el simpar Sherlock Holmes e incluso Enrique Jardiel Poncela, después de comprobar cómo La Farola, que como mínimo lucía una ventana abierta desde el mes de septiembre -cuando se hizo eco esta sección-, ahora está felizmente cerrada a cal y canto.

El sábado pasado podía apreciarse la ventana de la esquina superior derecha, cerrada por fin. / A.V.
En concreto, esta sección detectó la ventana cerrada el pasado sábado día 9 de noviembre.
Como informó esta sección, la situación se volvió ciertamente peculiar cuando la ventana continúo abierta la semana de las fuertes lluvias, la de la DANA que asoló Álora y Valencia.
Sin asomo de dudas,el firmante pudo fotografiar La Farola en plena lluvia, con la ventana abierta de par en par en esa semana fatídica, pues en este Bien de Interés Cultural parece que son bienvenidos los aguaceros.
De cualquier forma, aunque a los lectores malagueños les haya sorprendido esta peculiar forma de proteger un BIC; hace muchos años que, gracias al pertinaz desinterés de las sucesivas autoridades portuarias, La Farola cuenta con un peculiar pero eficaz sistema de ventilación. Ni el 200 aniversario de su construcción, celebrado en 2017, frenó la novedad tecnológica; tan sólo lució una hermosa pancarta conmemorativa en la fachada.

Uno de los cristales rotos de la Farola, el sábado pasado. / A.V.
El caso es que, como ya comentamos hace unos días, uno de los monumentos ‘en activo’ más queridos de Málaga cuenta con una bonita colección de cristales rotos o sin reemplazar, que sirven para airear el monumento, y para que el mayor número posible de agentes meteorológicos entre sin llamar.
Así, la desatención administrativa ha obrado el portento de que, por ejemplo, el cristal de una ventana de primera planta permanezca sin reponer desde hace un mínimo de 12 años; mientras que en la planta baja puede verse otro hueco que, cuando menos, lleva 7 años esperando al cristalero. Démonos, por tanto, con un canto en los dientes porque alguien se acordó de cerrar la ventana.
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