Crónicas de la ciudad
Espantajo ferroviario en La Princesa
En el barrio de La Princesa, un rincón de Málaga que aumenta sus zonas verdes y urbaniza su desaparecido polígono industrial de La Pelusa, llama la atención el demacrado paseo techado que escolta el tramo abierto de las vías del tren

El techado junto a las vías del tren, la semana pasada y de fondo, los nuevos edificios de La Princesa. / Alfonso Vázquez
En el PGOU de 1997 ya se recogía la eliminación del pequeño polígono industrial de La Pelusa o de La Princesa, entre las vías del tren y el barrio de La Princesa, pegado también a la avenida de Juan XXIII.
Como recordarán, con el paso de los años las naves industriales fueron cerrando, al tiempo que la zona empezaba a poblarse de indigentes que encontraron en estas estructuras abandonadas un techo, y tampoco escaseaba el trapicheo de droga. El Ayuntamiento consiguió acabar con el problema al demoler las naves.
La que, a raíz de las demoliciones se había transformado en un desierto es hoy un rincón de Málaga en vías de urbanizarse por completo, presidido por un par de edificios blancos y negros -los colores de moda-, uno de ellos de gran altura; pero que no causa el estropicio de las funestas ‘Torres pantalla’ de Martiricos, pues el problema en Málaga no es construir ‘en altura’ sino emplazar estas construcciones con sensatez y cabeza.

Zona verde junto a los nuevos edificios de La Princesa. / A.V.
Estos dos edificios, por cierto, han permitido que nazca una pequeña zona verde a sus pies que de facto supone prolongar la vecina placita ajardinada entre las calles Río Guadame y Genil; de lo poco verde que hay en el barrio, aunque en los últimos años ha ganado un poco más en el Carril de la Cordobesa, gracias al traslado de las cocheras municipales de la grúa. Así que, poco a poco, el barrio de La Princesa, por el que tanto luchó el recordado presidente vecinal Pedro Dito, ya fallecido, va mejorando en calidad de vida.
El espantajo
Lo que sigue causando vergüenza ajena es un vecino equipamiento que, con el tiempo, ha ido adquiriendo la pátina de resto arqueológico, depositado en su día por el Ministerio de Transportes, pues hablamos de un equipamiento ferroviario.

El paseo peatonal techado, junto a las vías del tren, por la parte de La Princesa. / A.V.
Asegura el ministerio en su web sobre uno de sus negociados -Adif-, que gestiona «infraestructuras resilientes, sostenibles, seguras e inteligentes». Ninguna de estas características se dan, ni de lejos, en la herrumbrosa y vandalizada techumbre que, durante unas cuantas decenas de metros escolta el tramo abierto de las vías del tren, tanto en la parte de La Princesa como en la más próxima a calle La Unión, al otro lado de las vías.
A las pintadas y el óxido hay que sumar que las bases que sustentan el demacrado paseo techado lucen muy dañadas por el orín de los perros. En un rincón de Málaga que mejora, aumenta sus zonas verdes y se urbaniza, llama especialmente la atención este espantajo.
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