Solidaridad

'Chapuzas sin fronteras', el voluntariado que cambia vidas con arreglos domésticos básicos

La Asociación de Voluntariado GEA, desde 2012, destina el proyecto a personas mayores en situación de soledad, mujeres maltratadas y familias en riesgo de exclusión social

Los voluntarios de "Chapuzas sin fronteras" ayudando a las personas más necesitadas.

Los voluntarios de "Chapuzas sin fronteras" ayudando a las personas más necesitadas. / L.O.

Lucía Cánovas

La Asociación de Voluntariado GEA da un golpe de realidad con su iniciativa 'Chapuzas sin Fronteras' en la provincia de Málaga. Un proyecto que, desde 2012, devuelve la dignidad a la ciudadanía más necesitada a través de arreglos domésticos menores. Un enchufe que ya no chispea, una persiana que vuelve a subir, o una cocina que, de repente, se convierte en un hogar. Aquí no hay grandes alardes, solo pequeñas acciones con un gran impacto.

“Mejorar el entorno más cercano para que las personas sientan que su hogar es un refugio seguro”, explica Angelina Molina, presidenta nacional de GEA. Bajo su liderazgo, los voluntarios han dado forma a una red de apoyo que no solo arregla desperfectos, sino que reconstruye la confianza en una sociedad que a menudo olvida a sus miembros más vulnerables.

El proyecto "Chapuzas sin fronteras" en Málaga.

El proyecto "Chapuzas sin fronteras" en Málaga. / L.O.

Arreglos que cambian vidas

Lo que para muchos es una molestia menor, para los beneficiarios de este programa puede ser la diferencia entre la tranquilidad y el estrés constante. El proyecto está dirigido a personas mayores en situación de soledad, mujeres maltratadas y familias en riesgo de exclusión social. Desde Málaga hasta Cádiz y Alicante, cada pequeño arreglo doméstico viene acompañado de una gran dosis de humanidad.

"No solo arreglamos hogares, también escuchamos, empatizamos y generamos vínculos. Una bombilla puede iluminar mucho más que una habitación”

Angelina Molina

— Presidenta nacional de GEA

La columna vertebral del proyecto

En Málaga, un equipo de 15 voluntarios constantes y otros esporádicos se turnan para atender a quienes los necesitan. Algunos son fontaneros, electricistas o pintores, pero muchos han aprendido el oficio en talleres de formación organizados por la misma asociación. La clave está en el tiempo, o mejor dicho, en compartirlo. “No damos el tiempo que nos sobra, damos nuestro tiempo porque queremos ayudar”, señala Molina.

La Asociación de voluntarios GEA con su proyecto "Chapuzas sin fronteras".

La Asociación de voluntarios GEA con su proyecto "Chapuzas sin fronteras". / L.O.

Cómo colaborar

Aunque los voluntarios no cobran y las herramientas provienen del fondo común de GEA, la asociación también depende de donaciones. “Tenemos una cuenta bancaria donde cualquier ayuda, por pequeña que sea, marca una diferencia”, apunta Molina. Así todo el mundo puede colaborar a través de dotaciones económicas al número ES54 2100 7260 1523 0007 8655.

Además, GEA tiene otras iniciativas en marcha, como el Puente de Ilusiones, una campaña que en su décimo aniversario recoge y distribuye juguetes para niños en situación de vulnerabilidad, tanto en España como en Honduras y la India.

Un voluntariado con propósito

El mensaje de Angelina Molina es claro: “Este es un voluntariado lleno de sentido. Ayudar no es solo arreglar cosas; es construir una sociedad más humana, más justa. Y cualquiera puede formar parte de esta red, ya sea colaborando con tiempo, formación o una simple donación”.

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