Memorias de Málaga
Un cine en El Palo y otro en Pedregalejo
El primer cine del Este de Málaga fue el Imperial Cinema de El Palo, abierto en 1929. El más grande, con casi 1.500 localidades, fue el Lope de Vega, en Pedregalejo; funcionó entre 1962 y 1981 y cerró como discoteca Bobby Logan, sin que se sepa cuál será todavía su destino futuro

Edificio del antiguo Cine Lope de Vega, hoy un edificio a la espera de uso desde hace lustros. / Arciniega
Entre el Centro de Málaga y El Palo (cinco kilómetros) no había ningún cine. Los paleños, sin embargo, gozaban del privilegio de tener un modesto cinematógrafo de nombre rimbombante: Imperial Cinema.
Se levantó en el año 1929, disponía de unos 500 asientos, empezó con películas mudas, pasó después al sonoro, en verano disponía de terraza para proyecciones al aire libre y su público era el de la barriada.
Para informar a la clientela no necesitaba anunciarse en los periódicos. Estaba ubicado en el número 1 de la avenida de la Estación, frente al Colegio San Estanislao que regentaban los jesuitas y que continúa en el mismo lugar; del cine no queda nada, salvo el recuerdo.
El colegio conserva la misma puerta, la fachada no ha sido objeto de ningún cambio y la calle ha cambiado de nombre. Ahora forma parte de la avenida Juan Sebastián Elcano, que se inicia en los Baños del Carmen.
Yo frecuenté el Imperial Cinema, aunque no porque residiera en la zona; es que cursé en el citado colegio los dos primeros años del bachillerato de entonces – siete años – en los cursos 1938-1939 y 1939-1940. No es que hiciera ‘novillos’ – no ir a clase – o, en el lenguaje popular malagueño, ‘hacer la rabona o la piarda’, las dos recogidas en el Vocabulario Popular de nuestra lengua. También está el vocablo ‘pialba’, pero este reservado para las ausencias más o menos justificadas de trabajadores a sus puestos de trabajo.
Según los horarios lectivos de aquellos lejanos pero no olvidados años, las clases se iniciaban a las 9 de mañana después de asistir a la misa que se oficiaba a las 8 en la capilla. Después de la comida se reanudaban las clases hasta las 7 de la tarde, con un par de recreos en la jornada de mañana y media tarde. Y ojo, de lunes a sábado. El jueves por la tarde no había clase.
Para controlarnos en los ocios, la dirección del colegio muchos jueves ofrecía a los alumnos ir al Imperial Cinema para ver una película del Oeste, con buenos y malos; los malos eran siempre los indios, hasta que se rodó en 1950 la película ‘Flecha rota’, con Jeff Chandler en el rol del indio Cochise.
Entonces dejaron de ser siempre los malos, y vivían en chozas con sus mujeres e hijos. Se hizo justicia: había indios buenos y cowboys malos. Incluso había inditas muy guapas que atraían a los toscos hombres de la pradera.
Vi muchos western, y el censor, uno de los jesuitas, estaba atento para ocultar con una cartulina el proyector para que no viéramos la escena final del beso del héroe a la rubia. Algunas veces no acertaba y veíamos la pecaminosa escena de la rubia (o morena) junto al héroe y su caballo blanco.
Como cine de barriada, el Imperial, que yo sepa, apenas estrenó películas, salvo en cuatro ocasiones: dos películas en 1954 y otras dos en 1955.
El 6 de junio de 1954 proyectó por primera vez en Málaga una de las películas más representativas del neorrealismo italiano, ‘El limpiabotas’ (Sciuscià), dirigida por Vittorio de Sica.
María Pepa Lara, en uno de sus libros, al referirse al Imperial Cinema contó que el promotor del cine fue don Rafael Marín Sel y que se cerró hacia el año 1970.

El Palo, en 1940, con el Colegio San Estanislao y el Imperial Cinema, en la esquina con la avenida de la Estación. / ARCHIVO DÍAZ DE ESCOVAR-FUNDACIÓN UNICAJA
El Lope de Vega
En estas mismas páginas de La Opinión publiqué hace siete años un capítulo dedicado al desaparecido cine Lope de Vega, «ante el incierto destino» de lo que fue primero cine (1962-1981) y después pista de patinaje y finalizó su periplo como discoteca Bobby Logan.
Desde su cierre, como suele pasar en Málaga, el destino final del edificio proyectado por el arquitecto afincado en Málaga Andrés Escassi Corbacho está todavía en fase de ¿qué?
Se han barajado tantos destinos que todavía está en el aire cuál de ellos se llevará cabo. Que si centro cultural, que si sede de la asociación vecinal, que si sala de fiestas… Todavía no sé si contempla la posibilidad de convertirlo en museo, o como está de moda, quién sabe si lo convierten en ‘coworking’ con wifi, un ‘roof top’ en lo alto y un ‘wáter closet meaning public’, en español, inodoro. Todo que muy indie.
El cine Lope de Vega fue el primero y único de Málaga que adecuó la pantalla para la proyección de películas panorámicas filmadas en el sistema que patentó Michael Todd y que le dio su nombre: Todd-Ao.
El negativo de las películas era de 70 milímetros (el doble del habitual). En el mundo del cine, el Todd-Ao fue una revolución, y las dos películas producidas por el propio Michael Todd, ‘Oklahoma’ y ‘La vuelta al mundo en 80 días’, ésta última Óscar a la mejor película, tuvieron una gran difusión.
El famoso productor, que fue el tercer de los siete maridos de la actriz Elizabeth Taylor, murió en un accidente de aviación.
El sistema Vistavisión de la Paramount, más económico que el Todd-Ao, se impuso en el cine panorámico que se inició con el Cinemascope. Las películas que se rodaron en los años 50 y en la actualidad son panorámicas.
Volviendo al cine Lope de Vega, el número exacto de películas que se estrenaron desde su inauguración y el cierre no me atrevo a fijarlo, pero fueron muchas, entre ellas puedo citar ‘Abismo’, ‘Orca, la ballena asesina’, ‘Chantaje a un asesino’… que recogí en la publicación anterior.
En 1978 cerró el año con catorce películas, entre ellas, varias catalogadas en la era del ‘destape’, como ‘Abortar en Londres’, ‘Desnudémonos sin pudor’, ‘La secretaria privada de mi padre’… y otras más serias: ‘Grandes esperanzas’, ‘Buscando al señor Goodbear’… Casi todos los estrenos fueron compartidos con cines alejados de Pedregalejo, como el Zayla, París, Regio, Royal…
Al año siguiente, 1979, el cine dio un bajón: solo dos estrenos: ‘Oscar, Kina y el Láser’ y ‘El mundo que viene’. La última película de estreno que se proyectó en el lujoso cine fue el 23 de agosto de 1980, ‘Super-Roory Matilda’.
Así finalizó la historia de uno de los pioneros del cine en Málaga, don Luis Pérez Aracena, quien había comprado en 1899 el Teatro Lara en la calle Torregorda, que lo modificó para poder alternar las funciones de teatro y variedades con proyecciones de películas (películas mudas primero y después sonoras) y en 1918 se hizo cargo del cine Petit Palais, que después por razones políticas paso a llamarse Alkázar.
Su dedicación al cine le llevó en 1962 a construir en la avenida Juan Sebastián Elcano un cine a su gusto y con lo mejor del momento, el Todd-Ao. D. Luis Pérez Aracena falleció en 1965.
La ubicación del cine en la avenida Juan Sebastián Elcano, entre el centro de Málaga y El Palo, hizo que el público habitual fuera el residente en zonas muy concretas como Pedregalejo, Acacias, Valle de los Galanes…
Los que vivían en el Centro de la ciudad no frecuentaban el nuevo cine pese a su comodidad, casi 1.500 localidades, gran pantalla, sonido inmejorable… Pero para malagueños del Centro quedaba muy lejos porque tenían que desplazarse en coche propio, buscar aparcamiento y perder toda la tarde.
Tenía que ser una película de gran interés, de las que los aficionados no se pierden, para ir al Lope de Vega. Yo era uno de esos cinéfilos, aparte de que tenía un programa en la radio dedicado al cine y a comentar las películas que se estrenaban, fueran en cines del centro o de barriadas.
El cierre del Imperial Cinema y el posterior cese del Lope de Vega no dejaron huérfanos de cine a las populosas familias del área de referencia; en varios veranos, dos cines al aire libre, con nombres representativos como Los Galanes y Acacias, hicieron posible ver cine sin necesidad de «bajar al Centro» para poder satisfacer la afición.
El cine Los Galanes, aún siendo al aire libre, llegó a estrenar tres películas, algo no habitual porque lo normal era proyectar cintas estrenadas en los cines del centro. No eran obras excepcionales, pero sí novedades.
Los títulos de esos ‘acontecimientos’ fueron ‘Y a mí que me importa que explote Miami’ (septiembre de 1978), ‘Audaces mujeres’ y ‘Los averiados’ (1980). El cine Acacias, que yo sepa, no ofreció ninguna novedad.
Los Galanes se inauguró en 1960 y estuvo funcionando hasta el verano de 1980. El Acacias funcionó entre 1958 y 1966.
Pero los paleños siguen teniendo cine, porque a dos pasos, en el Rincón de la Victoria, están los multicines Yelmo, con nada menos que dieciséis salas con igual número de estrenos donde elegir y deleitar la vista y el gusto al engullirse medio kilo de palomitas de maíz.
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