Memorias de Málaga

El ‘nuevo acceso’ a Málaga, cincuenta años después

El llamado Nuevo Acceso a Málaga o de Las Pedrizas supuso una revolución para Málaga, que dejó de estar aislada con el interior del país. Ahora, para seguir creciendo, Málaga demandará un segundo nuevo acceso, con un trazado diferente

El ‘nuevo acceso’ a Málaga, cincuenta años después

El ‘nuevo acceso’ a Málaga, cincuenta años después / BLOG ‘UN PARCHE EN EL OJO’

Guillermo Jiménez Smerdou

Guillermo Jiménez Smerdou

Un día (el 14 o 15 de marzo de 1970) la empresa constructora Ferrovial, adjudicataria de las obras de construcción del tercer tramo de la carretera del Nuevo Acceso a Málaga o de Las Pedrizas, invitó a los medios informativos a visitar la zona donde se estaban efectuando los trabajos.

De los cuatro tramos en que se dividió el proyecto que permitiría una entrada digna y cómoda a Málaga era el más espectacular y costoso, ya que contemplaba la construcción de dos túneles y varios viaductos. Lo de los días 14 o 15 tiene su explicación, como ahora contaré.

A la hora indicada, varios periodistas e informadores de los medios de comunicación de Málaga nos congregamos en la zona de obras. Entonces éramos pocos; ahora sería casi una concentración por la cantidad de medios informativos - radios, televisiones, periódicos… - existentes en Málaga.

Nos dio la bienvenida don Rafael del Pino, ingeniero de Caminos, presidente y principal accionista de Ferrovial, empresa española que sigue entre las más prestigiosas y tiene obras por toda la geografía mundial. El hijo del fundador, del mismo nombre, es el que hace unos meses por razones, digamos empresariales, trasladó su sede a los Países Bajos.

Don Rafael del Pino se reunió con nosotros y, ante la sorpresa del grupo de informadores, preguntó si se encontraba entre ellos «el periodista que había escrito que los españoles comemos tiburón». Sí, ese periodista estaba… y era el autor de estas líneas.

Y ahora viene lo del día: el 13 de marzo (dos o tres días antes de la cita) el diario Pueblo publicó a toda plana una crónica mía sobre la venta y consumo de tiburón en España. Así que, antes de entrar en la tarea que nos llevó a la zona de obras, el señor del Pino dialogó conmigo unos minutos interesándose por el tema de los tiburones.

Dos años después

Aproximadamente un año o dos después, Ferrovial volvió a invitar a la prensa para que asistiéramos a una de las operaciones más delicadas y espectaculares de las obras en marcha. En el argot profesional se la conoce por «lanzamiento». Consiste en deslizar las vigas prefabricadas in situ desde el comienzo del viaducto hasta el otro extremo, depositándolas sobre los pilares ya construidos. La operación es muy delicada porque las vigas tienen que colocarse milimétricamente para construir después el tablero que se convertirá en carretera.

Los invitados seguimos la operación, un auténtico espectáculo que finalizó con el aplauso de trabajadores, técnicos e invitados. Aunque es una obra habitual en la construcción de viaductos, los riesgos y las precauciones se repiten siempre.

Hace siete años, los informativos de las televisiones españolas pasaron impresionantes imágenes de un viaducto de la ciudad italiana de Génova, el puente Morandi, que se derrumbaba como un castillo de naipes. Mala colocación, mala cimentación, movimiento de tierras, cálculos erróneos… Todo eso estará todavía analizándose porque un accidente de esas características exige un estudio detallado que demuestre si hubo algún fallo en el proyecto o en la ejecución.

El ‘nuevo acceso’ a Málaga, cincuenta años después | ARCINIEGA

El ‘nuevo acceso’ a Málaga, cincuenta años después | ARCINIEGA

En el viaducto de Las Pedrizas, han pasado cincuenta años, las cosas se hicieron bien; no se puede decir lo mismo del edificio de Hacienda y de la pasarela sobre el Guadalmedina a la altura del CAC (Centro de Arte Contemporáneo).

En esta segunda visita a las obras del Nuevo Acceso coincidí nuevamente con el máximo responsable de Ferrovial, don Rafael del Pino, que al verme se me acercó y me saludó con la frase: «¡Hombre, mi amigo el de los tiburones!».

Otro ministro

El visto bueno final para construir el Nuevo Acceso a Málaga por Las Pedrizas lo firmó el ministro de Obras Públicas don Federico Silva Muñoz, al que se le dio el distintivo de «el ministro eficacia» (o algo parecido), porque durante su mandato se pusieron en marcha varios proyectos que no dejaban de ser nada más proyectos, ya que nunca arrancaban.

Málaga debe a Silva Muñoz que dejara de ser una ciudad incomunicada con el interior de la península, uno de los cinco hitos o sucesos que permitieron el espectacular desarrollo de nuestra ciudad. Los cuatro restantes, según la autoentrevista que me hice el 6 de enero de 2019, publicada ese día en La Opinión eran: Turismo, Universidad, ferrocarril Málaga-Fuengirola y Parque Tecnológico.

Pero, en la inauguración de la obra el 13 de julio de 1973 no estuvo Silva Muñoz, ya que el Ministerio de Obras Públicas había cambiado de titular. Los plácemes fueron para don Gonzalo Fernández de la Mora, el nuevo ministro. Ya nadie se acordaba de Silva Muñoz. La vida es así.  

La noticia

En la mañana del citado 13 de julio, comuniqué al director del Informativo de las 14 horas de Radio Nacional de España que el ministro Fernández de la Mora iba a inaugurar las obras del Nuevo Acceso y su importancia para Málaga. Me respondieron que sobre las 14.10 me darían entrada en el informativo nacional.

Estuve en el acto, al que asistieron las primeras autoridades de Málaga, ingenieros que participaron en el proyecto y construcción, representantes de otras empresas constructoras… y culminó con el tradicional corte de la cinta con los colores de la bandera de España.

Pero el acto se retrasó más de lo previsto. Pasaba el tiempo y yo miraba una y otra vez el reloj porque tenía que estar a las dos de la tarde en la Radio para dar la crónica del acto con algunas palabras del ministro.

Tenía el compromiso con el conductor de un vehículo del Parque Móvil para el traslado desde Las Pedrizas a la emisora. Cuando llegó el momento de subir al coche, el conductor, ante mi nerviosismo de no llegar a tiempo, me tranquilizó: llegaremos a tiempo, no se preocupe.

Yo creí que no llegaríamos, porque salimos y nos desplazábamos a una velocidad de bólido de competición. Bajamos a más de cien kilómetros por hora, y el conductor me dijo que no me preocupara porque toda la carretera era nuestra.

No había peligro alguno de cruzarse con otro vehículo porque la carretera no estaba abierta para el tráfico todavía. ‘Fittipaldi’ me dejó a la puerta del número 10 de la avenida de Heredia, sede de Radio Nacional, y a toda prisa subí y me dirigí al locutorio. Cuando me dieron entrada ni siquiera había tenido tiempo de escribir la minicrónica. Una vez más me vi obligado a improvisar, contar lo sucedido sin papeles. La radio es así de exigente en algunas ocasiones.

Un libro

Había terminado de escribir este trabajo, pendiente de publicar, cuando me llegó un ejemplar del libro ‘Elogio de una carretera… que cambió a Málaga’, de José Pedro Alba García y Esther de León Ramírez, editado en 2023 por la Fundación Unicaja

Aunque el Nuevo Acceso se inauguró en 1973 (cincuenta años antes de la edición del libro), el trabajo desarrollado por los autores (un ingeniero de Caminos y una periodista) es un reconocimiento a una de las obras que permitieron el desarrollo de nuestra capital y provincia.

Confieso que todavía no lo he leído totalmente por falta de tiempo, pero al hojear las páginas deduzco que es un trabajo excepcional, donde está todo lo que supuso la puesta en marcha del proyecto, desde los preliminares hace dos siglos hasta el día en el que el Nuevo Acceso por Las Pedrizas, siguiendo el cauce del Guadalmedina, se hizo realidad.

Estudios, anteproyectos, aprobación, adjudicación de las obras en cuatro tramos, túneles, viaductos, inversiones… todo el proceso y culminación de las obras está en las doscientas y pico de páginas de la publicación.

Para los estudiosos, los profesionales, los amantes de la cultura y de la historia, el libro de Alba y León Ramírez es un premio. Ahora empezaré a leerlo con tranquilidad, sin las prisas que mi profesión me obligó, hasta jubilarme a medias.

Los malagueños nacidos después de 1973 desconocen, por suerte para ellos, que antes de ese año Málaga estaba aislada del interior el país y que para desplazarse a Antequera, por ejemplo, había que ir por la carretera de Los Montes con no recuerdo cuántas curvas; que para viajar a Granada había que utilizar la misma carretera y salvar los Alazores, que algunos de los autobuses de Alsina que enlazaban con esas ciudades y el resto de la península, en algunas curvas de los Montes tenían que maniobrar con marcha atrás porque no tenían espacio suficiente para tomarlas sin precauciones ni operaciones complicadas…

Ir a Antequera, repito el nombre de la ciudad, era un «viaje», y no digamos a Granada, Jaén, Madrid… Solamente los mayores y muy mayores valoramos lo que significó el Nuevo Acceso a Málaga.         

Y ahora, un nuevo acceso

Tras una pausa en la redacción de este artículo, que me ha permitido leer de cabo a rabo el libro de referencia, un trabajo excepcional que guía los pasos a seguir en los próximos años en las comunicaciones de nuestra provincia, saco una conclusión que se puede reducir en ‘cuatro palabras’: Málaga, para seguir creciendo, demandará un segundo nuevo acceso a la ciudad, con un trazado diferente al de la actual carretera y a la autopista de peaje, porque un solo acceso no asegura la comunicación con el interior del país. Es el momento de iniciar los trámites para su construcción.  

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