Diputación de Málaga: rescatar la Historia perdida

Esta historia de tenacidad investigadora empieza, en realidad, hace 103 años, con el padre del escritor malagueño Antonio Lara Villodres, que entonces tenía 10 años. 

«Mi padre fue testigo de niño del incendio de la Aduana. Nos comentaba cómo muchas personas se tiraban de las ventanas y se estrellaban contra colchones de borra y de hojas de mazorca que ponía la gente», cuenta Antonio.

Ocurrió la madrugada del 25 al 26 de abril de 1922. Y, ademas de la muerte de 28 personas, el fuego arrasó las dependencias de la Diputación, en el palacio de la Aduana desde 1839.

El incendio supuso que, «prácticamente, se perdiera el 95 por ciento de la documentación acumulada de la Diputación, y de la que no había copias, que se sepa», explica.

Fue este ‘agujero negro documental’ lo que animó a Antonio Lara Villodres, hoy jubilado y que durante 20 años ha trabajado en la Biblioteca Cánovas del Castillo de la Diputación, a tratar de buscar, de todas las maneras posibles, la documentación perdida.

Poco después, se sumó a la tarea su antiguo compañero en la Biblioteca Cánovas del Castillo, Jesús Moreno Guerrero, que lleva 30 años en la Diputación. 

El resultado de cuatro años de investigación se titula ‘Efemérides de la Diputación de Málaga. Una institución pública con solera (1836-1925)’, y ha sido publicado por la editorial malagueña Maldragón. 

Los dos investigadores dedican la obra a su antigua jefa en la Cánovas del Castillo, María Sánchez García-Camba, ya fallecida, y que en su día también trató de recabar esa información perdida, además de compartir sus hallazgos con los autores.

«El libro condensa 90 años en los que hemos sacado historia política, social, económica, geográfica... aspectos de todo tipo que se hallaban perdidos o muy dispersos y que hemos reunido en orden cronológico y con notas a pie de página», resume Antonio Lara Villodres. 

Las fuentes del trabajo han sido, además de una decena de archivos -principalmente el Díaz de Escovar-, 25 periódicos y publicaciones, así como una larga bibliografía. Y como recuerda Antonio Lara, muchos de los periódicos había que «rastrearlos página a página», por la dificultad de localizar notas de pequeño tamaño. 

Así fue cómo Jesús Moreno Guerrero localizó la efeméride quizás más importante: la constitución de la Diputación provincial de Málaga el 20 de enero de 1836 «en los salones del que fuera Montepío de Cosecheros», informa la ‘Revista Española. Mensagero (sic) de las Cortes’ unos días después. La primera sede de la Diputación fue por tanto la Casa del Consulado, en la plaza de la Constitución, hoy sede de la Sociedad Económica de Amigos del País.

Y el primer presidente de la Diputación, el entonces gobernador de Málaga Ignacio López Pinto, hermano de Juan, uno de los hombres fusilados junto a Torrijos. 

Centenares de efemérides que el fuego de la Aduana destruyó han salido a la luz gracias a este libro, que permite analizar la evolución de la institución provincial.

Algunas efemérides

Así, de 1868 es el acuerdo para que todos los pueblos de la provincia tengan «bibliotecas municipales y se planteen escuelas de adultos donde no existan».

En 1873, anunciaba en la prensa de Málaga una oferta de trabajo «para nodrizas internas y externas para la Casa de Expósitos de la calle Parras, 17».

Como curiosidad, un día de enero de 1880, las oficinas de la Diputación fueron invadidas por esas nodrizas de la Casa de Expósitos, que reclamaban el pago de las mensualidades adeudadas.

De 1887 es la noticia de que la Diputación enviaba a París a un niño al Instituto Pasteur, porque «hace pocos días fue mordido por un perro rabioso en Villanueva del Trabuco».

Ocho años más tarde, la institución aceptaba la donación que la familia Heredia hacía de los derechos de propiedad de la toma de aguas de Torremolinos de la finca ‘Refinería de la Malagueta’, adquirida por la Corporación.

Y para acabar con las pinceladas históricas, el 27 de julio de 1909, la Diputación ofrecía al gobernador civil de Málaga la Casa de la Misericordia, que estaba en construcción, «para habilitarla como hospital de sangre», en plena Guerra de Marruecos. 

Las efemérides finalizan en 1925, cubierto ya el periodo destruido por el incendio del 22.

Las sedes y los presidentes

Los autores también dedican un apartado a la laberíntica lista de los presidentes de la Diputación, pues muchos fueron los que entraban y salían; de ahí que aporten «un listado nuevo y todas las fechas, comprobadas por la prensa», apunta Jesús Moreno Guerrero.

Además, el libro ofrece un apartado sobre el incendio de la Aduana, así como un repaso detallado a todas las sedes que ha tenido la Diputación, desde esa primera en 1836 hasta la última de 2007. Como curiosidad, por el camino se quedaron otros intentos de sede provincial como el edificio del Banco de España de calle Córdoba y hasta el Hotel Miramar.

En suma, un libro que rescata de las llamas casi un siglo de Historia.

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