Turismo

Los establecimientos tradicionales del Centro no apoyan las ‘nuevas centralidades’: “Nosotros vivimos gracias al extranjero, no al malagueño”

Los vecinos de Málaga, en cambio, se ven obligados a abandonar el Centro Histórico a causa de la masificación turística y el encarecimiento de la vida

Las calles de Málaga cada vez más saturiadas por los turistas

Las calles de Málaga cada vez más saturiadas por los turistas / Álex Zea

Jazmine García

Caminar por el Centro de Málaga, a veces, se hace imposible. Una oleada de personas con pantalones cortos en pleno enero, mochilas cargadas de souvenirs y un bronceado rosado, casi "chamuscado", se apodera de las históricas calles de la ciudad. "El centro está dividido: de la Plaza de la Constitución hacia la calle Granada es un mundo totalmente distinto", explica la dueña de un negocio de la zona.

Ese "mundo distinto" al que se refiere tiene un motivo claro: el Centro histórico está saturado. "Solo escucho personas hablando inglés", comentan las clientas de una tienda en pleno corazón de la ciudad. La afluencia turística es tan "abrumadora" que muchos malagueños se sienten como extraños en su propio lugar natal. Esta situación ha llevado al Ayuntamiento de Málaga a buscar soluciones para descongestionar las áreas más transitadas.

Entre las medidas propuestas destaca el concurso público para desarrollar el Plan de Comunicación ‘Rutas Alternativas’. El objetivo principal de esta iniciativa es descentralizar la presencia turística y ofrecer nuevos espacios que inviten a descubrir otras facetas de Málaga, más allá de las calles del casco histórico.

Los establecimientos del centro viven del turista

Sin embargo, esta medida, que en principio parece una solución lógica, ha generado incertidumbre entre los comerciantes locales. Lejos de sentirse aliviados, muchos temen por su futuro. “Nosotros vivimos gracias al extranjero, no al malagueño”, explica Jose Miguel Reche, dueño del mesón Lo Güeno, que lleva 60 años abierto en la calle Marín García del Distrito Centro.

Algunos comerciantes afirman que es un poco incómodo en algunos momentos esta masificación de turistas, pero que al final es lo que genera sus ventas, su riqueza.

Francisco Criado, el responsable del bar Framil, afirma que no está de acuerdo con la medida porque el turista ayuda a mantener económicamente el negocio, "no todo el centro está saturado, sino solo algunas calles", añade.

Pérdida de identidad del centro y falta de relevo generacional

Son muchos los establecimientos del centro histórico que acaban cerrando, ya sea por la falta de beneficio económico o por la ausencia de relevo generacional. Algunos ejemplos pueden ser: Ultramarinos Cosmópolis, Librería Imperio, Discos Ruiz Cueto, Mercería Tomé, Pérez-Cea, La Cosmopolita, el bar Ricardo, Café Central o el café Chinitas, de la calle Larios. 

El presidente de la Asociación de Comerciantes del Distrito Centro, Rodrigo Bocanegra confirma que muchos de los locales tradicionales de la ciudad de Málaga que pierden su vida, que bajan las persianas, son sustituidos por restaurantes de comida rápida o tiendas de souvenirs, “con eso no estoy de acuerdo, nosotros buscamos el local malagueño o tienda malagueña. Lo importante es que sea aquí de Málaga, que podamos ofrecer productos nuestros”, expone preocupado Jose Manuel.

La propietaria de un establecimiento de sombreros que lleva bastante años dando su servicio, afirma que la esencia se está perdiendo porque ya no quedan espacios tradicionales, todo se está convirtiendo en una franquicia y explica que es el Ayuntamiento el que tiene que ofrecer ayudas para que los locales tradicionales no desaparezcan.

Al aparecer tantos negocios para “el turista” la identidad de Málaga se empieza a olvidar. Esta ciudad es algo más que sol y playa. Málaga es la señora que te da los buenos días en el mercado con una sonrisa, Málaga son sus fiestas, sus costumbres, su forma de hablar, su buen humor y sobre todo, su gastronomía. Es algo más que una ciudad de visita, de paso. Por eso, Rodrigo Bocanegra cuenta orgulloso que aún persisten algunos establecimientos autóctonos en el centro, “hay que luchar para no perder nuestra gastronomía, nuestra historia”, añade. 

Sin embargo, la falta de relevo generacional es otra causa del cierre de muchos locales tradicionales. La propietaria de una tienda del centro cuenta que algunos no cierran porque el negocio les haya ido mal, sino porque no tienen descendencia. Ella misma es un ejemplo de eso: su tía no contaba con hijos y ella se hizo cargo del negocio. El relevo.

Un centro para el turista, no para el vecino malagueño

Porque el centro, el corazón de la ciudad, nos lo están arrancando delante de nuestras narices”, se sincera Carlos Carrera, presidente de la Asociación de Vecinos Centro Antiguo de Málaga.  La alta demanda turística en Málaga ha hecho mucho daño a los vecinos que viven y que vivían en Málaga. 

Vivían porque el encarecimiento de la vida en zonas céntricas  a causa del turista ha provocado el exilio de malagueños a zonas periféricas como Alhaurín, Cártama o Pizarra o barrios más alejados, como pueden ser Huelin, Olletas o El Ejido. “Cada vez hay menos sitios para desayunar y los precios son más caros. O vas a tomarte una caña en un mesón de los de siempre y de pronto la caña vale entre 3 y 4 euros”, expone Carlos Carrera. 

Vivir en el centro se ha vuelto misión imposible, todo está minado de apartamentos turísticos y 'airbnbs'. Correa explica que los que viven en régimen de alquiler van sufriendo una subida de la tarifa, a veces, con la estrategia de que no puedan pagarlo, se acaben marchando y poder dedicar ese piso para el turismo.

Pero mudarte, contando con que no es una tarea fácil ni de especial agrado, no te garantiza huir del todo de los pisos turísticos o del encarecimiento de la vida. “Hay vecinos que, por ejemplo, se han ido a Huelin y abandonaron el centro por culpa de las viviendas turísticas, porque les hacía insoportable la convivencia en el edificio.Y cuando han llegado me han dicho: Carlos, acaban de poner dos apartamentos turísticos en el bloque, tengo uno abajo y otro al lado”, explica el presidente de la Asociación de Vecinos. 

Pocos vecinos

Algunos comerciantes afirman que la masificación turística no molesta porque en el Centro no vive apenas nadie, quedan muy pocos vecinos. Pero, Correa, explica que el centro podría tener un vecindario malagueño si no fuera por la saturación turística. “El centro podría tener muchísimos más vecinos de los que tiene. Es una zona peatonalizada perfecta para los niños, a diez minutos de la playa y con buena comunicación con el transporte público”, cuenta Carrera.

Los malagueños se sienten turistas en su propia ciudad. “Yo me encuentro a un vecino por la calle, nos damos un abrazo y se me saltan los lagrimones cuando identifico a alguien que conozco entre la multitud", explica Carrera.  

El encarecimiento de la vida no solo afecta a nivel de vivienda. Vivir en el Centro se ha vuelto una misión imposible para el ocio. El dueño del mesón Lo Güeno explica que su clientela se basa en turistas, pero aún queda un pequeño porcentaje de malagueños que visitan el lugar, “si el malagueño tuviese un poquito de poder adquisitivo, vendría a comer, saldría a la calle a comer”, añade. 

Posibles medidas para acabar con la masificación

Una medida para mantener la calidad de vida en el centro es prohibir en los edificios el uso de los pisos para beneficio turístico. “Al igual que no puede haber una pescadería en el tercero A,  esta actividad turística no puede estar aquí”, explica Carlos Carrera.

El presidente de la Asociación de Comerciantes informa que otra medida podría ser que el Ayuntamiento debería tener un IBI especial para los residentes y uno más caro, por ejemplo, para los que sean apartamentos turísticos. También opina que contratar más personal, tanto en el Ayuntamiento como en la Junta es muy necesario para así poder supervisar y asegurar que en Málaga no existan turísticos ilegales.

Tracking Pixel Contents