Crónicas de la ciudad

La gitanilla de Arturo Reyes vuelve a quedarse manca

La extracción de la mano derecha de esta figura, que forma parte del grupo escultórico de Adrián Risueño en el Parque, se ha convertido en una vandálica e irrefrenable tradición.

La escultura de la gitanilla de Arturo Reyes, el pasado lunes.

La escultura de la gitanilla de Arturo Reyes, el pasado lunes. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Hacer los monumentos accesibles tiene su riesgo. No es lo mismo que pose al lado de la estatua sedente de Picasso un educado turista japonés que el ultra de un equipo de fútbol. En este último caso, las probabilidades de que el genio de la pintura acabe con una pegatina del escudo del club en la calva no son desdeñables.

Los monumentos accesibles al público no son de antes de ayer. En los 80 los niños malagueños sufragaron el que homenajeaba a Félix Rodríguez de la Fuente, que, dada su accesibilidad en los Jardines de Picasso, acabó como los últimos de Filipinas; tan vandalizado y cuarteado, que tuvo que ser trasladado y recompuesto en el Parque del Morlaco

Una modalidad mixta es la que lució durante varios años el monumento al marqués de Guadiaro en el Parque, pues al pedestal del homenajeado había que sumar una figura femenina desnuda, de pie y de espaldas, que por muy mitológica que fuese parece que su realismo motivó alguna queja de los aficionados a la censura. 

De hecho, es posible que este monumento diera pie a que Edgar Neville escribiera uno de sus mejores cuentos humorísticos. Lo cierto es que de la figura femenina sólo quedan fotos, pues salió a por tabaco y no regresó. 

El grupo escultórico de Arturo Reyes, esta semana.

El grupo escultórico de Arturo Reyes, esta semana. / A.V.

A martillazos en los 70

La misma modalidad mixta es la que, desde 1964, exhibe el monumento a Arturo Reyes en el Parque, obra de Adrián Risueño. El busto del escritor malagueño está emplazado en un pedestal pero al pie cuenta con una figura femenina; para algunos, se trataría de la representación de un personaje de sus novelas: una gitanilla.

El caso es que el grupo escultórico, de tan accesible, ha servido de asiento innumerables veces al personal, gracias a su plataforma circular. El problema es que tanta accesibilidad es una invitación para los sujetos más imprevisibles.

Según fuentes municipales, hacia los años 70, por ejemplo, un individuo la emprendió a martillazos con el pobre de Arturo Reyes, tras adquirir el instrumento en calle Santa María. El escritor tuvo que ser restaurado. 

En cuanto a la mujer, en 2008 fue tirada al suelo y, en 2012, esta sección señalaba que, según datos municipales, en los diez años anteriores le habían extraído la flor -una rosa- que llevaba en la mano derecha una decena de veces, y la propia mano se la habían arrancado seis. 

Las estadísticas siguen sumando porque, una vez más, la mano, ya sin rosa, ha vuelto a desaparecer hace unos días. ¿Alguien se ha llevado de souvenir una mano a su casa? Todo es posible. 

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