Crónicas de la ciudad
Torre del Puerto en Málaga: una desfachatez de 144 metros y un disparate botánico
La nueva versión del rascacielos, apenas esbozada en un par de infografías -una de ellas, un disparate botánico- permite imaginar el espantoso impacto visual que tendrá esta imprudencia irreversible, ahora más crecida.

Una infografía de ‘ciencia ficción’ desde el punto de vista botánico: pinos plantados en el Dique de Levante, con el nuevo rascacielos al fondo. / L.O.
En su entrada en el Ayuntamiento de Málaga, el pasado jueves, faltó la recordada Lolita Sevilla cantando ‘Americanos, os recibimos con alegría’ de ‘Bienvenido Mr. Marshall’, aunque el arquitecto David Chipperfield fuera londinense.
A fin de cuentas, los premios Pritzker de Arquitectura son, para Málaga, como los collares de cuentas de vidrio para deslumbrar a los indígenas; una sonrojante estratagema empresarial con el propósito de cambiar las normas urbanísticas en vigor, y conseguir el plácet de nuestros impresionables cargos públicos.
Faltos de espíritu crítico -salvo si se trata de criticar al rival- en realidad, hubiera dado igual que la nueva Torre del Puerto, esbozada el jueves, evocara la luz de Málaga, la filoxera o el Ramón Sánchez-Pizjuán: las loas habrían sido las mismas.
Se trataba de dejar atrás el nada decoroso apartamiento de José Seguí del proyecto, dejar sitio al arquitecto laureado, y arropar a los promotores, para que el collar de cuentas deslumbre en Puertos del Estado y el Consejo de Ministros.
Sin duda, los promotores apuestan fuerte, por eso han tenido la desfachatez -están en su derecho- de aumentar todavía más la altura: casi 30 metros más con respecto a los 116,6 del proyecto anterior. Recordemos que la altura inicial era de 135 metros; pero las fuertes críticas lograron cambiar el diseño y aminorar algo el misil hotelero. A la hora de la verdad, el negocio manda y no hay sitio para sensiblerías.
¿Pinos en el Dique de Levante?
La desfachatez de aumentar el rascacielos a 144 metros, además de por David Chipperfield, viene acompañada por la propuesta de una sucesión de jardines, resumida en una infografía con el dislate de una plantación de pinos en el Dique de Levante. Los expertos consultados por esta sección consideran que es «imposible», porque necesitan agua dulce. El parco ajardinamiento del Paseo de la Farola nos da una idea menos fantasiosa de lo que puede hacerse en una plataforma sobre el mar.

Vista aérea del nuevo diseño de la Torre del Puerto. / L.O.
Hay una segunda infografía, -tomada seguramente desde el satélite Hispasat, para no asustar al personal- que, a pesar de la lejanía, nos da una idea de la imprudencia irreversible, del espantoso impacto visual del rascacielos que, sea de David Chipperfield o del inventor de la rueda, constituirá un atentado paisajístico atroz contra nuestra ciudad, por la sencilla razón de que el sitio es una insensatez.
Confiemos en que el espíritu crítico impere en las instancias superiores y que no se comporten como ilusos nativos de Málaga.
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