Patrimonio

Devolver el esplendor al Cementerio Inglés de Málaga

La Fundación Cementerio Inglés de Málaga, con la colaboración del Grupo Arathea, restauró a lo largo del año pasado 11 tumbas y el monumento a Robert Boyd. La idea es continuar las mejoras, de la mano de un plan director que ayude a realzar este Bien de Interés Cultural

Javier Noriega,  Carmen Vera y Carmen Aumente, delante de la tumba restaurada de William Mark, en el Cementerio Inglés de Málaga.

Javier Noriega, Carmen Vera y Carmen Aumente, delante de la tumba restaurada de William Mark, en el Cementerio Inglés de Málaga. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

La monumental tumba de Mary Anne (Annie) Heaton, fallecida en 1911, a los 43 años, durante un parto, luce como el primer día. La tumba, con la escultura de un ángel que señala al cielo agarrado a la cruz , transmite hoy mucha más esperanza a los mortales, gracias a su inmaculado mármol blanco. 

Hasta el año pasado, sin embargo, una costra negra lo recubría y como recuerda la restauradora Carmen Aumente, «la costra del cuello hubo que quitarla con un bisturí».

El ángel de la tumba de Mary Anne Heaton, recubierto con papel de aluminio para preservar el tratamiento químico aplicado.

El ángel de la tumba de Mary Anne Heaton, recubierto con papel de aluminio para preservar el tratamiento químico aplicado. / Archivo Arathea

En el proceso de restauración, por cierto, el emisario divino fue envuelto en papel de aluminio durante unas horas, para evitar la evaporación de una disolución en agua de varios productos químicos que, una vez bien enjuagados, eliminaran la suciedad que, resalta Carmen Aumente, «dificultaba en muchos casos la legibilidad de los epitafios».

La tumba de ‘Annie’, de las más famosas del Cementerio Inglés de Málaga, es una de las 12 que el año pasado fueron restauradas durante 10 meses de trabajo, gracias a la Fundación Cementerio Inglés de Málaga, que ha corrido con todos los gastos, y a la colaboración del Grupo Arathea, que se ha encargado de la tarea. 

En realidad, precisa, Carmen Vera, auxiliar de restauración, han sido 11 tumbas, pues la número 12 es el monumento en recuerdo del norirlandés Robert Boyd, uno de los hombres de Torrijos fusilados en 1831, y cuyos restos descansan un poco más arriba, en el camposanto primitivo.

El equipo de trabajo del Grupo Arathea, con Javier Noriega  el año pasado.

El equipo de trabajo del Grupo Arathea, con Javier Noriega el año pasado. / Archivo Arathea

«Esto es una joya, aquí albergamos una parte de la memoria de nuestra Málaga y no quería que se perdiera este legado», cuenta a La Opinión Javier Noriega, responsable del Grupo Arathea y miembro del patronato de la Fundación Cementerio Inglés de Málaga. 

El proyecto de restauración, destaca, fue presentado a la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, que le dio el visto bueno y tuteló los trabajos.

Esta primera hornada se ha centrado en la llamada avenida o paseo de los Cónsules, el paseo principal de este Bien de Interés Cultural; por tanto, «su tarjeta de presentación», señala Javier Noriega.

Por eso, una de las tumbas en las que ha trabajado el equipo de restauración de Arathea ha sido la del cónsul británico William Mark, el hombre que hizo posible que en 1831 se inaugurara en Málaga el primer cementerio protestante de la España peninsular.

La tumba de William Mark en el Cementerio Inglés de Málaga, con andamios para ser recuperada.

La tumba de William Mark en el Cementerio Inglés de Málaga, con andamios para ser recuperada. / Archivo Arathea

La restauración -integral y que ha necesitado del montaje de unos andamios- ha permitido que ‘reaparezcan’ los antes oscurecidos bajorrelieves de su tumba, en una de las cuales bien podría estar representado el señor Mark, como parte de una alegoría sobre la navegación, el comercio y, por descontado, el paso del tiempo. 

«Antes los delfines no se veían», comenta la restauradora. Se refiere a la verja de forja artística que rodea la tumba de William Mark, con varas coronadas por delfines. Para tratar la oxidación, comenta Carmen Aumente, se ha empleado un «convertidor de óxidos» que lo transforma en polvo, se elimina este y se le da a la pieza una protección. 

Se trata de la primera vez que se recupera y consolida la tumba del fundador del Cementerio Inglés y, en realidad, como apunta Javier Noriega, es la primera vez que se hace una restauración de este calibre; con el mérito añadido de que todos los fondos han salido de la Fundación Cementerio Inglés de Málaga, cuyos ingresos provienen del patrocinio corporativo, las donaciones privadas y las actividades culturales que realiza. 

Trabajos de restauración en el Cementerio Inglés de Málaga.

Trabajos de restauración en el Cementerio Inglés de Málaga. / Archivo Arathea

En este sentido, Javier Noriega apunta que desean ponerse en contacto con familiares de los enterrados en las tumbas ya recuperadas, para comunicarles el resultado y si desean colaborar con la Fundación. 

«Valor estratégico»

Para Isabel Muñoz, vocal de Conservación y Restauración de la entidad, esta actuación hace hincapié en el «valor estratégico, que para el actual equipo de la fundación tiene la memoria y el valor histórico del Cementerio Inglés de Málaga». 

Un buen ejemplo de ello es la tumba del famoso doctor Joseph Noble, cuya muerte dio origen a la donación del Hospital Noble. La tumba, recuerda Javier Noriega, estaba ennegrecida y además, ‘violentada’ por las raíces de un falso pimentero que la habían «levantado». Ahora, el árbol invasor ya no está y la tumba luce inmaculada. 

La tumba de Joseph Noble, ya recuperada en el Cementerio Inglés.

La tumba de Joseph Noble, ya recuperada en el Cementerio Inglés. / A.V.

Carmen Aumente aprovecha para explicar qué incide en la formación de esa ‘costra negra’ presente en el mármol de todas las tumbas: «La va formando, poco a poco, la lluvia, la humedad, los hongos, los líquenes y la contaminación»; por eso es necesario retirarla, remarca.

Plan director

Javier Noriega explica que el deseo de la Fundación es seguir restaurando por grupos. Quizás, los próximos trabajos vengan ya de la mano de un plan director para este BIC, con la colaboración de la Junta y de la UMA que, por primera vez, establecería un calendario de mejoras y mantenimiento. El primer paso ya puede admirarse en todo su esplendor. 

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