Memorias de Málaga
Las niñas con mucha ‘mano izquierda’
Antiguamente, en los colegios de monjas, alas niñas zurdas se les inmovilizaba el brazo zurdo para obligarlas a escribir con la derecha. El paso del tiempo ha acabado con la injusta discriminación a los zocatos y zocatas.

El tenista Rafa Nadal despidió su carrera en Málaga el pasado noviembre durante la Copa Davies. / EFE
Un día, charlando con mi nieta -es médico-, no sé por qué comenté con ella algo que le pareció inaudito. Me referí a la costumbre de años atrás de obligar a los nacidos zurdos a utilizar la mano derecha, cuando su tendencia era usar la izquierda. En los colegios de monjas, por un extraño mandato, a las chicas que usaban la mano izquierda para hacer los deberes o salían a la pizarra a escribir un texto, se les inmovilizada el brazo izquierdo para obligarlas al trágala de hacer lo correcto, escribir con la mano derecha.
Eso de correcto es una exageración, pero hace 50 o 60 años lo correcto era el uso exclusivo de la mano derecha. Que se obligara a los zurdos a ese esfuerzo era normal, porque los nacidos zocatos tenían que corregir su ‘defecto de nacimiento’. La zurdera no era elegante. La gente bien, la gente educada, no podía ser zurda, un ‘defecto de nacimiento’ reservado a los pobres.
En estas mismas páginas de La Opinión publiqué el 22 de noviembre de 2021, en esta sección de Memorias de Málaga, un texto titulado ‘Reivindicación de los Zocatos’, en el que relataba el maltrato de que eran objeto los niños de uno y otro sexo que de forma natural tendían a usar la mano izquierda para escribir, comer y mil faenas más.
El paso del tiempo puso fin a la injusta discriminación; ni los diestros son más listos ni los zurdos más torpes, como tampoco hay diferencias entre los nacidos con los ojos azules o grises, el cabello rojizo o negro, ni más altos ni más bajos.
Es duro, injusto, intolerable, condenar a los que, por nacimiento o por las razones que sean, tienden a usar la mano izquierda en lugar de la derecha. Como la gente humilde, los nacidos en pueblos poco poblados, no accedían de niño a colegios de señoritos, nadie se preocupó del ‘problema’ de la zurdera.
A lectores mayores de uno y otro sexo no les sorprenderá, porque era público y notorio que los zocatos eran considerados, si no unos tarados, sí unos raros. A los lectores jóvenes, sobre todo si son mujeres, les causará horror que en los colegios de pago se obligase a usar la derecha cuando su tendencia le inclinaba a la izquierda, quisiera que no.
Conté en el artículo citado que en las películas norteamericanas que copaban los cines, los españoles que consideraban que la zurdera era un error de la naturaleza, pudieron comprobar que muchos actores y actrices, héroes y modelos a los que imitar, eran zocatos, escribían con la mano izquierda… y que no pasaba nada, porque era normal en los personajes de ficción.
La zurdera empezó a dejar de ser considerada como anormal, sobre todo cuando la gente vio a un presidente de los Estados Unidos firmando un documento con la mano izquierda.
Si vuelvo a escribir sobre la zurdera es porque la médica que vela por mi salud es zurda. Al escribir a mano unos datos sobre el tratamiento a seguir, descubrí que usaba la mano izquierda y que lo hacía con facilidad, sin esfuerzo alguno. Mi sorpresa fue cuando me reveló que era ambidextra, personas dotadas para usar una u otra. Hoy se fabrican tijeras diseñadas para zurdos, abrelatas y ‘ratones’, para facilitar el trabajo ante los ordenadores.
Como los periodistas somos preguntones, le pedí perdón por mi atrevimiento, y le pregunté si en su niñez sufrió algún castigo por no utilizar la mano derecha para escribir. Conocía la condenable costumbre de inmovilizar la mano izquierda de las así nacidas, pero ella no fue víctima de aquella aberración.

El Guernica de Pablo Ruiz Picasso, recién llegado a España en 1981. / L.O.
5 millones
Como hoy se hacen estadísticas de todo, hasta de los gatos que hay en España, en Andalucía, en Málaga y quizás en las barriadas de El Palo y Monte Dorado, hay estadísticas de los zurdos y zurdas que hay en España. Pues sí, en números redondos, unos 5 millones, aproximadamente el 10 por ciento de la población española. Y no somos los primeros del mundo. Nos aventajan los Países Bajos, Estados Unidos y Canadá.
Y hay paridad (igual número de hombres y mujeres), eso que se lleva mucho en la composición de los ayuntamientos, colegios profesionales, consejos de administración, cargos públicos… En el caso de los zurdos, al menos, en España, no hay diferencia: el 50,99% mujeres, y el 49,01 hombres. La Naturaleza es sabia. Tampoco está demostrado que los zurdos sean más listos que los zurdas.
Zurdos famosos
Elegí como zurdo famoso en nuestro país al tenista Rafa Nadal, y sin citar nombres, muchos futbolistas zurdos son los más cotizados para equilibrar las formaciones. Un defensa izquierdo es más buscado que uno diestro. En el caso del fútbol, un ambidextro es el rey porque puede meter goles con la pierna derecha o la izquierda.

Ousmane Dembélé es de esos escasos jugadores a los que es difícil catalogar como diestro o como zurdo / FILIP SINGER (AP)
Pero no es solo en el deporte donde descuellan algunos no nacidos diestros, y que se manejan mejor con la izquierda que con la derecha. Voy a citar algunas eminencias de las ciencias y las letras, como Isaac Newton, Marie Curie, Picasso, Leonardo Da Vinci, Beethoven, el automovilista Ayrton Senna y, para no cansar al lector, Albert Einstein. Todos ellos y muchísimos más se valieron de la siniestra para triunfar en sus campos de acción.
He rehuido la utilización de la palabra siniestra (mano izquierda), antónima de diestra (mano derecha); en esta segunda voz (diestra), el significado es positivo, porque una persona ‘diestra’ se mueve sin dificultad en cualquier actividad profesional. Parece que se ha hecho para ellos, sin tener en cuenta la condición de zurdo o zocato. Por ello, hay que tener mucha cautela en el uso de la palabra siniestra refiriéndose a la mano izquierda.

Marie Curie, una científica zurda. / L.O.
En la política, el uso de derecha e izquierda define la tendencia de unos y otros. En la derecha están los conservadores y en la izquierda, los renovadores; en uno y otro caso se recurre a los superlativos; los muy conservadores se convierten en la ultraderecha y los otros, en ultraizquierda. Y a pelear por el poder. Pero no significa que los diestros sean de la derecha y los siniestros de la izquierda.
Como hay unos hombres y mujeres que por razones de accidentes u otras causas han tenido que inmovilizar por algún tiempo la mano útil, y han aprendido por necesidad recurrir a la otra, acaban por ser ambidextros, o ea, que pueden comer, escribir y abotonarse la camisa con una u otra mano.
Políticamente no son de derecha ni de izquierda, o sea son de centro… y en España, desde las últimas elecciones europeas en las que Ciudadanos no obtuvo ningún escaño y desapareció como partido de centro, han quedado sin representación. De momento no hay centro. En las próximas elecciones, teóricamente dentro de tres años, es posible que surja un nuevo partido de centro para que los ambidextros se encuentren en su salsa.
Como malagueño no culpable tengo que pedir perdón a los zocatos y zocatas que discriminamos cuando éramos niños y adolescentes, especialmente a las niñas a las que se privaba del uso del brazo izquierdo cuando salían a la pizarra del colegio.
Sufrieron, como dijo Winston Churchill, primer ministro británico en la Segunda Guerra Mundial, «Sangre, sudor y lágrimas». Mucho sufrieron las zurdas en los colegios de monjas cuando los maestros y maestras las consideraban raras, anormales, mal hechas…
Para terminar: el 13 de agosto de cada año se celebra el Día Internacional de la Zurdera.
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