Crónicas de la ciudad

La historia del vandalizado Cristo de los Faroles de Málaga

Esta pieza artística superó las seis décadas de vida, aunque el verano pasado unos turistas vándalos la quebraron. Aquí van algunos datos sobre su curiosa historia.

El Cristo de los Faroles, en la plazuela de San Juan de Dios, en una imagen de archivo.

El Cristo de los Faroles, en la plazuela de San Juan de Dios, en una imagen de archivo. / Arciniega

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En un viejo plano de Málaga y sus contornos de 1717 aparece ya, en mitad de calle Los Mártires, y poco antes de llegar a la iglesia, la plaza que es conocida hoy con el nombre de plazuela de san Juan de Dios, llamada así porque, desde 1991, se encuentra en ella el Centro de Acogida de la Orden de San Juan de Dios.

Como saben, a finales de julio del año pasado, la preciosa cruz de hierro forjado, del conocido como Cristo de los Faroles, apareció quebrada y desplomada en el suelo. No ha sido la primera vez: en 2005 ya fue destrozada y sólo quedó en pie el soporte y los faroles.

Los restos del Cristo de los Faroles, tras el ataque vandálico a finales de julio, en la plazuela de San Juan de Dios.

Los restos del Cristo de los Faroles, tras el ataque vandálico a finales de julio, en la plazuela de San Juan de Dios. / Sara Andrades

Vecinos que contemplaron lo sucedido en esta última ocasión señalan que se trató de la poco meditada hazaña de unos turistas que, en ese cansino afán por inmortalizar el rostro propio en todas las circunstancias, quisieron hacerse un ‘selfi’ agarrados a la cruz, tras trepar por la reja.

El veterano hierro forjado cedió ante el peso de tanta estupidez y se cayó con todo el equipo, farolas incluidas.

Como informó La Opinión el mes pasado, la empresa malagueña Quibla Restaura seguía con los trabajos de restauración en Antequera.

Lo que quizás no sepan todos los lectores es la historia de esta pieza artística, desmochada por el exceso de ego.

Inicialmente, no se llamó como el famoso Cristo de Córdoba, sino que la pieza era conocida como el Cristo de los Abades o Cristo del Postigo de los Abades, dado que allí estuvo emplazado unos pocos años, aunque exento: sin verja alrededor.

El Cristo de los Abades, en los desaparecidos jardines del Postigo de los Abades, en agosto de 1963.

El Cristo de los Abades, en los desaparecidos jardines del Postigo de los Abades, en agosto de 1963. / Archivo Histórico Fotográfico de la Universidad de Málaga

El encargo

Se trató de un encargo del alcalde García Grana al escultor del metal madrileño José Espinós Alonso (1911-1969), que cuenta con obra en el Museo Nacional de Artes Decorativas, y que realizó la reja de entrada a la Basílica del Valle de los Caídos, así como un sagrario.

La pieza fue entregada en agosto de 1963 y emplazada en el pequeño jardín que por entonces continuaba al pie de la Catedral, en el Postigo de los Abades; en la parte más pegada a la torre inconclusa.

Cuando el arquitecto diocesano Enrique Atencia construyó en esa zona, en 1968, el Oratorio de la Fe - el cuerpo con terraza y balaustrada que ocupó los jardines- el Cristo de los Abades o del Postigo de los Abades fue trasladado a la placita asomada a calle Los Mártires. Los cuatro faroles al pie de la imagen hicieron que, a partir de entonces, se le conociera como Cristo de los Faroles.

Confiemos en que vuelva pronto y resista, durante muchos años, la memez ajena.

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