Historias de Málaga

El origen malagueño del creador de Mafalda: "En mi casa se hablaba con acento andaluz, yo lo hablé hasta los seis años"

“Tengo un problema con mis raíces porque nunca me sentí muy latinoamericano”, confesó, al tiempo que reconocía su fuerte vinculación con la cultura andaluza

Quino con su familia cuando era pequeño, ya asentado en Mendoza.

Quino con su familia cuando era pequeño, ya asentado en Mendoza. / La Opinión

Luna Romero

Joaquín Salvador Tejón, más conocido como Quino, nació en Mendoza, Argentina. Al menos eso es lo que pone en todas las biografías que existen sobre el dbujante. Sin embargo, puede que sean inciertas y él mismo es quién alteró el dato hace unos años. En 2013 acudió a Granada a una conferencia sobre le mundo del Cómic. Fue allí cuando confirmó que había nacido en Fuengirola en 1932 y a los cuatro años había emigrado junto a sus padres a Mendoza por la Guerra Civil, que acababa de estallar en España.

Las raíces andaluzas de Quino

“Tengo un problema con mis raíces porque nunca me sentí muy latinoamericano”, confesó Quino en una entrevista para “A Fondo”. Acababa de volar hasta Fuengirola en busca de respuestas a sus orígenes. En su casa se hablaba andaluz, él, de hecho, lo habló hasta los seis años. En el colegío hablaba "de tú" y decía “este tío”, sus compañeros de clase le preguntaban: "¿Qué tío? ¿De quién es el tío". Creció rodeado de la cultura del sur de España, de la Costa del Sol. El flamenco le emocionaba, al igual que la música argentina. Quiso volver a su tierra de origen, Fuengirola, y empaparse de toda esa cultura que siempre había admirado y con la que había convivido gracias a sus padres. Pero cuando el dibujante llegó a Málaga y empezó a ver carteles en sueco y holandés y rascacielos en vez del “pequeño pueblo pesquero” que esperaba, fue “una desilusión bastante grande”. Lo único que quedaba igual era el castillo en el que jugaba su madre de pequeña. 

Mafalda, la niña que quiso cambiar el mundo con ironía

Mafalda, la niña que quiso cambiar el mundo con ironía / L. O.

Fue su tío, Joaquín Tejón, quién le empujó a dibujar. De origen malagueño, se mudó también a Mendoza con su familia donde continuó su carrera como artista creando 50 muestras individuales y 90 colectivas. Su tío siempre que les cuidaba, a Quino a sus hermanos, les hacía dibujos para contarles historias. Por él comenzó a entrarle “el gusanillo por la pintura”. Tenía cuatro años y dibujaba con un lápiz azul por todas partes. Su familia siempre le apoyó desde el momento que dijo que “dibujaría historietas”. Aunque el humorista reconoció en varias ocasiones que su madre se quejaba de "ir limpiando lo que el niño dibujaba".

El dibujante siempre dijo que su humor irónico y negro y su forma de ver la vida es más parecida a la de los andaluces que a la de los argentinos. Y siempre se ha sentido agradecido y un gran 'suertudo' por esa conexión con el sur. Y dicen que el humor no tiene colores ni razas, pero la similitud de Quino con Andaucía ha sido siempre inegable. Con un amor incalculable por España y su cultura, el dibujante pasó gran parte de su vida entre sus fronteras que sentía como refugio y hogar. Fueron numerosas las visitas a Andalucía y a Málaga, y utilizaba cualquier pretexto para mencionar con gran orgullo que su origen provenía de Fuengirola. De hecho, tras haberlo intentado anteriormente, en 1990 el dibujante obtuvo la nacionalidad española al fin.

Quino.

Quino. / Reuters

El origen del fenómeno mundial Mafalda

Mafalda nace por el encargo de una agencia publicitaria que nunca llegó a ver la luz. Años después, Quino recogió los bocetos del cajón y dio forma a esta niña descarada, irónica y muy inteligente que sería el epicentro de todo un universo. Mafalda reflejaba una crítica social al mundo y a la Argentina de aquellos años. Con temas como la emergencia climática, la discriminación, el consumismo o los problemas de género hacía, y sigue haciendo, cuestionar la sociedad en que vivimos. Mafalda vió la luz por primera vez el 19 de septiembre de 1964 en una revista literaria llamada Leoplán. Se convirtió en un fenómeno mundial que cruzó fronteras y viajó hasta otros países de otros continentes. En 1981 pasó a la gran pantalla, aunque Quino quedó descontento porque el público se quejó de que aquella no era la voz de Mafalda, entonces pasó a ser muda. Después de casi dos mil tiras, Quino dijo adiós a Mafalda en 1972, aunque regresó a ella en varias ocasiones. Después de despedirse de su Mafalda, el dibujante siguió con sus cómics llenos de ese humor tan característico suyo, con el foco, esta vez, en un público más adulto.

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