Covid-19
Málaga, cinco años después del virus que lo paró todo
La pandemia de la Covid-19, la enfermedad respiratoria provocada por el archiconocido coronavirus SARS-CoV-2, provocó 3.039 muertes en Málaga, 18.486 hospitalizaciones, de las que 1.271 requirieron UCI, y se contabilizaron más de 320.000 contagios entre 2020 y 2023. Tras la crisis, ¿cómo hemos cambiado?

Labores de desinfección de la UME en el centro comercial Vialia en 2020. / Álex Zea

Cinco años después de la mayor crisis internacional desde la Segunda Guerra Mundial, pareciera que la historia reciente del siglo XXI se sigue dividiendo en dos períodos, los años «prepandemia» y lo que vino después, la recuperación, la nueva normalidad y la normalidad a secas.
Los tres años que duró la pandemia de la Covid-19, la enfermedad respiratoria provocada por el archiconocido coronavirus SARS-CoV-2, se tienden a relegar a una suerte de paréntesis, una elipsis temporal que no por ser una omisión inconsciente se consigue olvidar.
Según el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA), fueron 3.039 personas las que perdieron la vida a causa del virus en la provincia de Málaga, cuyos hospitales tuvieron que afrontar 18.486 ingresos, de los que 1.271 requirieron UCI -con importantes picos de asistencia conforme se iban sucediendo las olas epidémicas- y se contabilizaron más de 320.000 contagios entre 2020 y 2023, que fue el año en el que el Gobierno dio por finalizada la crisis sanitaria.
Quizás aún se asemeja a un mal sueño o una pesadilla, pero la realidad es que tras la declaración del Estado de Alarma -el primero de los dos que se llegaron a activar-, los malagueños, como el resto de España, se adentraron en una inédita y férrea cuarentena que duró 48 días, caracterizada por las escapadas al supermercado, los aplausos al personal sanitario al principio y las caceroladas contra el Gobierno más adelante.

Aplausos en el Regional en 2020. / L. O.
El «desconfinamiento» no llegó hasta bien adentrada la primavera con los primeros paseos, ordenados por tramos horarios y grupos poblacionales, que permitieron a los ciudadanos respirar aire fresco, mascarilla mediante, y enfrentarse de lleno a la dificultad de mantener la obligatoria distancia social que nos acompañó hasta el final de la crisis sanitaria.
También hubo momentos para la esperanza, como la llegada de las primeras vacunas, de la marca Pfizer. En el recuerdo de esta provincia quedan las palabras sinceras de Eugenia, con 88 años, la primera malagueña en recibir la esperada dosis.
«Hay que hacerlo, una se tiene que vacunar y ya está. Yo estoy tranquila, no estoy nerviosa», atajaba con soltura unos segundos antes de que un sanitario ataviado con un EPI le administrara la inyección en la residencia de mayores de El Palo. Con mucho humor, Inés, otra usuaria del centro, pedía con sorna al personal sanitario que para ella escogiesen la «agujita chiquita», pero, eso sí, «la que mate al bicho».

Tests en el punto móvil en La Roca. / Jesús Domínguez
Vacunación
Después de aquel hito, las sucesivas campañas de vacunación, tanto en centros de salud, hospitales, unidades móviles e incluso el Palacio de Ferias y Congresos (Fycma) de Málaga, consiguieron administrar a la población cerca de cuatro millones de dosis -3.821.305- según el último dato actualizado en octubre de 2023 que figura en el IECA, entre las que se incluyen vacunas no solo de Pfizer, que fue la más cuantiosa, sino también de Moderna, AstraZeneca, Janssen, Moderna y Novavax.
Este despliegue permitió que, pese a que se registrasen nuevos picos de contagio, las hospitalizaciones se mantuvieran estables y, por tanto, acercarnos a una especie de «convivencia» con el virus.
No obstante, las vacunas dejaron también un capítulo luctuoso en la historia de Málaga, como en otros puntos del mundo, por las reacciones adversas excepcionales de estos fármacos, como fue el caso de Pilar, una profesora de 43 años del IES Guadalpín en Marbella, que falleció tras sufrir un ictus isquémico que se llegó a vincular con la vacuna de AstraZeneca que se le había administrado.
Con todo, la nueva normalidad llegó y los malagueños se adaptaron a ella. Con mascarilla, gel hidroalcohólico y distancia social -hasta que todas estas medidas decayeron- en la provincia se celebraron conciertos , manifestaciones, encuentros deportivos, ferias y presentaciones de libros e incluso la Semana Santa -tras dos años de parón-, el Festival de Cine o la icónica Fiesta Mayor de los Verdiales, además de las fiestas navideñas -recordarán aquel mantra de 2020 de que había que ‘salvar la Navidad’-. La cuestión era volver a la vida y así fue.

Eugenia, la primera vacunada. / L. O.
¿Cómo hemos cambiado?
La pandemia robó a la sociedad tres años de la vida que hasta entonces había conocido, puso a la población al límite y la obligó, con muchos matices, a reinventarse.
Esta experiencia no se evaporó tras superar el bache económico, sanitario y social que excavó la Covid-19 sino que dejó tanto aprendizajes y cambios como «secuelas» que perduran hasta el día de hoy.
Para acercarnos a todo aquello que perduró, consultamos a los principales representantes de diferentes sectores, como es la asistencia sanitaria, el tejido empresarial, el turismo o la construcción. Estas son sus conclusiones:
Me gustaría que lo que hemos aprendido no desaparezca
«A mí me gustaría personalmente que lo que hemos aprendido del Covid como un virus respiratorio y todas las medidas que utilizamos en ese momento, que tan útiles son para otros virus, no desaparezcan y no se relajen», desea el jefe de servicio de Neumología en el Hospital Clínico, José Luis Velasco, en referencia a las buenas prácticas como la vacunación y el uso de mascarilla cuando se esté pasando por alguna patología respiratoria, evitando así contagios.
Sin embargo, no es algo que siempre ocurra. Velasco sostiene que durante esta campaña de gripe, el porcentaje de vacunación no ha sido el «idóneo» y comparte que los pacientes no suelen llevar la mascarilla puesta cuando entran a consulta. «Lo dejas en manos de la responsabilidad individual de la persona y ahí es donde nos relajamos todos. Creo que no debemos olvidar todo el beneficio que hacemos para no transmitir enfermedades por esa vía respiratoria».

Un fiestero, con sombrero de verdiales y mascarilla. / Álex Zea
En el segundo año de pandemia, el Clínico abrió una consulta circular y multidisciplinar para atender a pacientes que habían superado el coronavirus y que necesitaban atención de diversas disciplinas como Neumología, Rehabilitación, Endocrinología y Nutrición, Salud Mental, Medicina Interna y Post-UCI. Actualmente, explica Velasco, el hospital cuenta con una consulta similar para pacientes con una afección respiratoria que han estado ingresados en Cuidados Intensivos.
Otro aspecto importante desde el punto de vista sanitario es la salud mental, que jugó un papel decisivo en la fortaleza de las personas a la hora de atravesar los tres años de crisis.
El virus robó a la sociedad tres años de la vida que hasta entonces conocía y la obligó a reinventarse
El director médico del centro asistencial de San Juan de Dios de Málaga, Diego Arenas, explica que la pandemia nos hizo más conscientes de la importancia de cuidar de la salud mental tanto como la física, en especial, en la población joven e infantil.
«Hemos entendido más que parte de nuestro estado y nuestras sensaciones tienen que ver con nuestro sufrimiento emocional. Ahora estamos más abiertos a demandar que esa situación mejore», explica.
Por otro lado, el psiquiatra confirma que existe un pequeño porcentaje de personas que mantienen una preocupación «muy extrema» hacia la posibilidad de contagiarse. No es difícil ver ejemplos con tan solo dar un paseo por la calle, con personas que aún acuden al supermercado con guantes y varias mascarillas puestas y que evitan todo tipo de contacto humano.
«Casi siempre relacionamos la ansiedad con síntomas más físicos, con la sensación de opresión en el pecho, pero hay una ansiedad que también es cognitiva y lo que ocurre es que nos empezamos a hiperpreocupar».

Vistas de calle Larios y Plaza Constitución vacías por la pandemia del COVID-19. / Álex Zea
Sectores económicos
El encierro popularizó el término «teletrabajo» y desde entonces ya nunca se dejó atrás.
«Son herramientas que nosotros seguimos utilizando mucho», explica la presidenta de Amupema, Rocío García, que sostiene que en los sectores donde es posible, el ahorro de desplazamientos es un factor importante. «También hubo tal sobrecarga de eventos online, que la gente nos pedía verse y volver a encontrarse, pero sí sabemos y podemos demostrar que esa forma de trabajar y de organizarnos [perdura]».
Eso sí, la empresaria advierte de que trabajar desde casa no se debe confundir con conciliación y que muchas veces se convierte en un arma de doble filo. «Al final te quedas en casa, teletrabajas, pones la lavadora, haces la comida y después recoges a los niños para seguir».
La cuarentena cambió también nuestras preferencias en muchos aspectos y uno de ellos fue la vivienda. Hay numerosos informes y estudios estadísticos que reflejaron que tras la crisis sanitaria, la ciudadanía empezó a valorar mucho más las viviendas con terraza y zonas comunes y de esparcimiento, un hecho que ratifica el propio sector.
«Justo después de salir de la pandemia efectivamente hubo un repunte del interés de la gente de cambiar de vivienda pues todo el mundo había descubierto lo que le faltaba porque había vivido ‘mucho’ su vivienda», destaca la secretaria general de la Asociación de Constructores y Promotores (ACP), Violeta Aragón. «Es verdad que aunque esas preferencias siguen latentes, la crisis y la imposibilidad ahora mismo de acceder a vivienda puede hacer que ahora la prioridad sea poder pagar».
Y, otro aspecto importante, el turismo. Hasta la Covid-19, el 2019 había sido el año de referencia para el turismo malagueño por sus cifras récord, las mismas que caerían en picado poco después de tan brillante balance. Por ejemplo, las llegadas de viajeros cayeron por encima del 70% y las pernoctaciones por encima del 76%.
No obstante, después del hundimiento del sector, la crisis sanitaria movió a la población a tener una concepción «mucho más espiritual o sentimental la vida», lo que provocó que el turismo repuntase rápidamente y el sector hotelero se embarcase en reformas y mejoras de sus instalaciones para acoger a toda esa demanda.
«Estamos en un momento bueno y en un momento de consolidación, muy atentos a la reducción de la desestacionalización de la Costa del Sol que se ha producido en 2024. Hemos tenido mayores incrementos en temporada media de demanda y menores incrementos en temporada alta, con lo cual se está repartiendo mucho mejor el año en cuanto a demanda y cada vez hay menos hoteles que cierran durante el invierno».
Suscríbete para seguir leyendo
- Una bocatería de Málaga reconocida como la mejor de Andalucía y España
- Prisión provisional y sin fianza para la conductora del accidente en Fuengirola que costó la vida a dos personas
- ¿Qué supermercados y centros comerciales de Málaga abren el Jueves y Viernes Santo en la capital y provincia?
- Este es el bar de Málaga que tiene las tapas a menos de un euro: “Sin trampa ni cartón”
- El otro Caminito del Rey de Málaga: tiene pasarelas de infarto y uno de los puentes colgantes más grandes de España
- El único 'pueblo museo' del mundo está en Málaga: tiene más de 200 esculturas y apenas 400 habitantes
- Así es el Ocean Victory: el crucero boutique de lujo que nace en Málaga y cambia la forma de viajar
- El hotel de Piqué en Málaga tiene fecha de apertura: ya admite reservas