Crónicas de la ciudad

Las casas de la ley republicana, junto al Parque del Norte

En la calle Mochingo sobrevive una hilera de casas mata, producto de la Ley de Previsión contra el Paro de 1935. El día que diez planetas se alineen en el cielo serán protegidas en el PGOU. Antes no.

Las casas mata de calle Mochingo, este mes.

Las casas mata de calle Mochingo, este mes. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En el callejero de 1939, realizado por el gran archivero municipal Francisco Bejarano, aparecen tanto la calle Mochingo, con entrada por el Camino de Antequera y salida «al campo», como el lagar de Mochingo, con entrada por el mismo Camino de Antequera.

El lagar, luego finca a secas, fue décadas más tarde uno de los muchos sanatorios del entorno, en concreto el de Nuestra Señora de los Remedios.

Con respecto a este curioso nombre, en una Gaceta de Madrid de 1919 se menciona a Miguel Rodríguez alias ‘Mochingo’, un joven de Casabermeja pero vecino de Málaga, que había sido inmortalizado en tan oficial publicación, porque un juzgado le daba diez días de plazo para presentarse, al estar procesado por robo.

Otro detalle de las casas mata de calle Mochingo.

Otro detalle de las casas mata de calle Mochingo. / A.V.

Con estas pinceladas, y el dato de que existe un grupo malagueño llamado ‘Mochingo Blues Band’, queda constancia de las raíces autóctonas de este nombre que, quién sabe si no es una derivación, bastante deformada, del ‘mashar’ árabe (alquería) como le pasa claramente a Macharaviaya. Los filólogos e historiadores darán en el clavo mucho mejor.

Si hoy sale a la palestra, una vez más, es porque en la calle Mochingo, vecina hoy del Parque del Norte, todavía permanece, quién sabe si esperando la hora de la revalorización de los terrenos, una modesta hilera de casas mata.  

Detalle de una de las placas de calle Mochingo.

Detalle de una de las placas de calle Mochingo. / A.V.

La Ley Salmón

No es la primera vez que desfilan por esta sección, porque cada una luce una placa que informa de su origen: la famosa Ley de Paro (en realidad, Ley de previsión contra el Paro) de 25 de junio de 1935, más conocida como Ley Salmón, en recuerdo del ministro de Trabajo Federico Salmón, que puso a los desempleados a trabajar levantando viviendas de alquiler para las clases medias y bajas, continuación republicana de las Casas Baratas de Primo de Rivera.

Ni que decir tiene que las casas mata, cuyos inquilinos quizás guardasen alguna relación con la finca de Mochingo, carecen de protección arquitectónica alguna; porque intentar que nuestro inmobiliario Ayuntamiento entienda que algunas viviendas modestas de Málaga también merecen ser preservadas, como testigo de un estilo y una época, es como pedirle a Trump que lea El Quijote -o, simplemente, que lea-.

Como saben, en La Trinidad cayó hace poco una hilera entera de casas mata catalogadas como Colonia Tradicional Popular. Estas, ni eso. Si se mantienen en pie, será porque los tiburones del mercado todavía no las han localizado. Que siga el desnortamiento.

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