Salud

Expertos advierten de las consecuencias físicas y mentales de la obesidad infantil

El Hospital Regional cuenta, desde 2022, con una consulta monográfica para abordar esta problemática en la que han atendido a más de 300 familias

Expertos de Málaga advierten de que la obesidad es un problema de salud pública que no solo hay que tratar, sino que hay que prevenir.

Expertos de Málaga advierten de que la obesidad es un problema de salud pública que no solo hay que tratar, sino que hay que prevenir. / L.O.

Arancha Tejero

Arancha Tejero

Málaga

En octubre de 2022, el Hospital Regional Universitario de Málaga puso en marcha una consulta específica de obesidad infantil. Desde entonces, han atendido a más de 300 familias y los profesionales han llegado a la conclusión de que es necesario dar una mayor visibilidad a este problema de salud pública que va en aumento.

No podemos callarnos más’ es el lema elegido para las I Jornadas de Obesidad Infantil que se celebrarán el próximo 4 de marzo, con motivo del Día Mundial de la Obesidad. El objetivo de las mismas es dar a conocer y actualizar sobre las evidencias científicas publicadas en estos últimos años, y, sobre todo, concienciar sobre el gran impacto que la obesidad tiene tanto en la salud física como mental de los menores.

«Hay todavía mucha estigmatización, mucho desconocimiento y mucho sentimiento de culpa tanto individual como el que se impone a nivel social», afirma la doctora Mercedes Rivera Cuello, facultativo especialista de área de Pediatría de la sección de Endocrinología del Hospital Regional, que expone que casi un cuarto de la población andaluza infantil vive con sobrepeso u obesidad. «Es una cifra preocupante», apunta la especialista, que subraya que la obesidad no solo es un factor de riesgo a la hora de desarrollar una serie de patologías, sino que es una enfermedad crónica en sí misma, con un fuerte componente genético y una profunda influencia del entorno.

La obesidad deja además una huella difícil de borrar, pues, como señala la doctora, hay muchos estudios que han demostrado que las personas que tienen un índice de masa corporal elevado a los 5 o 6 años lo siguen manteniendo durante la época adulta si no se pone ningún remedio. «Conlleva mucha comorbilidad física, emocional y social en la infancia y mucha más en la época adulta», añade.

Respecto a sus consecuencias en la salud física, la pediatra aclara, en primer lugar, que la obesidad es un estado del cuerpo proinflamatorio. «Digamos que los niños que viven con obesidad viven basalmente inflamados. Entonces, cualquier proceso inflamatorio, infeccioso, quirúrgico o enfermedad crónica, como puede ser la diabetes o el asma, se ve agravado siempre y, luego, por supuesto, puede haber un deterioro del crecimiento», explica la doctora Rivera, que advierte que a esto hay que sumar el desarrollo de enfermedades ligadas a la obesidad como puede ser la diabetes tipo 2 o la hipertensión.

Enfermedades de adultos

«Estamos viendo un diagnóstico precoz de ciertas enfermedades que antes los niños no tenían», alerta el doctor Carlos Marra-López, responsable de la Unidad de Obesidad del Hospital Vithas Málaga y director de la Clínica UNIDEO en Málaga, que también insiste en que la obesidad no es problema de fuerza de voluntad. «No es un problema solo de come menos y muévete más. Eso, por supuesto, son cosas que ayudan a mejorar, pero no solo con eso vamos a solventar el problema», asevera el doctor, que coincide en que el origen de la obesidad es multifactorial, con un importante factor genético y del estilo de vida.

Ambos profesionales comentan que, por lo general, hay más sedentarismo y se lleva una dieta de peor calidad. «Comemos todos peor, no solo los niños», puntualiza la doctora Rivera. Del mismo modo, los dos profesionales recuerdan que el nivel socioeconómico también influye en las tasas de obesidad.

En cuanto a la salud mental, la doctora Rivera hace hincapié en el gran sufrimiento al que se enfrentan los menores con obesidad infantil. «Hay muchísimo acoso escolar y lo peor es que vemos que los pacientes que tienen obesidad sienten que merecen ese acoso, es decir, ellos mismos normalizan que se metan con ellos porque consideran que, efectivamente, están gordos y llevan razón en lo que les dicen», lamenta la pediatra, que asegura que estos niños suelen sufrir muchos problemas de baja autoestima, sensación de inseguridad y de no estar a gusto en su cuerpo. «Y es lo más preocupante para nosotros».

«Hay una incomprensión absoluta todavía», sostiene la doctora Rivera, que especifica que es uno de los motivos que les han llevado a organizar estas jornadas, que cuenta ya con más de 130 inscritos. «Hay grandes sectores poblacionales en los que se considera que estas personas lo que tienen que hacer es cuidarse más y comer menos, y lo peor es que, a veces, son los propios profesionales», relata la especialista, que defiende que aún queda mucho trabajo a nivel formativo y de concienciación.

Abordaje

Por otro lado, la doctora Rivera explica que el abordaje que llevan a cabo en la consulta de obesidad infantil es multidisciplinar y que en ella participan tanto la sección de Endocrinología pediátrica, como la unidad de trastorno del comportamiento alimentario, rehabilitación y nutricionistas.

«Primeramente hacemos un gran esfuerzo en catalogar y caracterizar qué obesidad tenemos delante. Ver un poco cuál ha sido la razón para que ese niño acabe desarrollando un exceso de tejido graso o por qué el tejido graso de ese niño es más disfuncional que el de otro», detalla la especialista. Después del diagnóstico, indica que hay tratamientos genéticos específicos o farmacológicos. «Si no entra en ninguna de estas indicaciones, siempre se hace abordaje nutricional», añade la especialista, que destaca que también se realizan propuestas de ejercicio físico. «Luego, los que vemos que puede tener muchos componentes de trastorno de comportamiento alimentario, hacemos grupos de pacientes con su familia».

No obstante, la doctora Rivera denuncia que la accesibilidad a los tratamientos efectivos en la infancia es «mínima» y que las soluciones «llegan tarde», cuando la enfermedad ya ha evolucionado y la posibilidad de un retroceso contundente se reduce significativamente. «En general, los niños siempre están un poco a la cola de los ensayos clínicos, con lo cual, la disposición de fármacos suele ser menor», resalta la doctora, que apunta que las indicaciones son todas a partir de 12 años.

Ambos profesionales están de acuerdo en que la obesidad infantil es un problema de salud pública que necesita de un compromiso real de todos los sectores, tanto científicos como políticos y sociales. «Es un problema de salud pública de primer orden y hace falta una concienciación, que se tome en serio como una enfermedad crónica, que no solo hay que tratar, sino que hay que prevenir», concluye el doctor Marra-López.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents