Crónicas de la ciudad

Terrenos de Repsol en Málaga: una gran zona verde y ya en flor

Sin necesidad de rascacielos disfrazados de templos camboyanos de Angkor, la antigua parcela de Repsol ya ofrece a sus muchos paseantes un reverdecimiento asombroso y extensas alfombras de flores.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En los libros escolares y divulgativos de hace 40 y 50 años, los paisajes de la Prehistoria casi siempre incluían bosques de coníferas de un tamaño sólo a tono con los gigantes primigenios de la Mitología

La frondosidad y grandiosidad de esos árboles, con troncos y copas como plazas de toros, transportaban al lector, como mínimo, al galáctico bosque de Endor, donde los soldados de Darth Vader se daban continuos costalazos con sus motos aéreas. 

Un paisaje de ensueño prehistórico o directamente feérico (perteneciente o relativo a las hadas) es el que ya puede disfrutar el paseante que se adentre por los terrenos de Repsol.

Como saben, la parcela está todavía sin mancillar por el proyecto de los rascacielos, una de las mayores desvergüenzas de nuestra historia urbanística, porque supondrá pegar un bocado de unos 100.000 m2, a la gran zona verde que este masificado rincón de Málaga se merece por derecho.

Otro rincón de los terrenos de Repsol, esta semana.

Otro rincón de los terrenos de Repsol, esta semana. / A.V.

Camuflados en varias infografías de una suerte de ‘templos camboyanos de Angkor’ en los que el acero y el cristal se dan la mano con la selva de Indochina, no es en absoluto necesario regalar a la atmósfera ingentes toneladas de C02 por culpa de su construcción y encima, en la parcela equivocada. 

Justo donde se levantarán algunos de ellos está creciendo estos días todo un regalo de plantas, árboles en ciernes y flores; una alfombra verde que está animando a muchos malagueños a disfrutar de este espacio; libre por ahora de ‘nuevas centralidades’ y otros cuentos chinos de salón. 

Arranca el espectáculo de las flores

La foto principal, por ejemplo, es una maravillosa agrupación de reseda blanca, con sus inflorescencias en forma de pináculo, mucho más saludables que cualquier rascacielos con ‘lavado verde de imagen’.

Así que, a pesar de que una minoría de antropomorfos sigue tirando escombros como Pedro por su casa, la Naturaleza ha recubierto su indignidad con un manto de flores.

Escombros en unos terrenos de Repsol ya en flor.

Escombros en unos terrenos de Repsol ya en flor. / A.V.

Las hojas de los algarrobos brillan limpias por la lluvia; por este campo inmenso hay alfombras de margaritas, así como pinceladas amarillas de jaramago, blancas de las flores de la rúcula y el rosa pálido de la ambarina. 

Gracias a los voluntarios de la plataforma ciudadana Bosque Urbano Málaga, este antiguo erial es un espacio -cada vez más extenso- en el que conviven las plantas silvestres con las plantadas para aspirar a formar parte de un futuro bosque. Repsol ya se puede disfrutar a pleno pulmón. 

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