Día Internacional de la Mujer

Huir para seguir viva, la lucha de las mujeres migrantes: "En Málaga he vuelto a ser mujer"

La vida de Lourdes ha estado marcada por el machismo, racismo y la violencia física y psicológica hasta que abandonó Perú, su país de origen en busca de una nueva vida: "Aquí puedo respirar tranquila, volver a ser mujer"

Lourdes junto a dos de sus tres hijos en Málaga.

Lourdes junto a dos de sus tres hijos en Málaga. / La Opinión

Chaima Laghrissi

Chaima Laghrissi

Málaga

Huir para seguir viva. Este fue el "leitmotiv" de Lourdes, una peruana de 46 años, que como otras miles se han visto obligadas a dejar atrás su tierra para vivir y no sobrevivir. 

Lourdes representa a las millones de mujeres migrantes que son denigradas en su país de origen por el simple hecho de ser mujer. Mujeres que viven con miedo y desamparadas porque las leyes no las protegen o porque no existen aún mecanismos ni herramientas que erradiquen la violencia y abusos sexuales contra ellas. 

“Yo morí hace años como mujer”, confiesa Lourdes. La vida de esta peruana ha estado marcada por el machismo, racismo la violencia de género, psicológica y el abandono. Todas ellas las sufrió en primera persona desde pequeña. Su padre las abandonó cuando apenas tenía recuerdos de él y su madre perpetró esa ausencia no haciéndose cargo ni de ella ni de su hermana: “Trabajé desde chica, vendía lo que fuese para poder comer”. 

Entrada en la adolescencia, con apenas 19 años, Lourdes conoce al que sería el padre de sus tres hijos. Ahí comenzó el racismo y los malos tratos: “Su familia no me aceptaba por mi color de piel, porque yo soy más morena. Me apartaban y me tenían como si fuese la criada”. 

Lourdes es de Perú y tiene 46 años.

Lourdes es de Perú y tiene 46 años. / La Opinión

Al racismo se sumaron las actitudes machistas de su pareja: “Me golpeaba, me quería quitar a mis hijos, decía que yo estaba loca. Se burlaba de mí y de mi pasado en un hogar disfuncional. Era un entorno muy machista y sufrí mucho maltrato psicológico. Me intenté quitar la vida en varias ocasiones”, recuerda. 

Solo en enero del 2025 fueron asesinadas 17 mujeres en Perú y otras 500 denunciaron ser víctimas de maltrato

Un infierno que hizo nada más que comenzar. Las agresiones cada vez iban a más: “Una vez me quiso ahorcar”. 

El Estado Peruano promulgó el 23 de noviembre de 2015, la Ley 30364. Una norma aprobada por el gobierno peruano para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los integrantes de su familia. 

Lourdes sufrío malos tratos durante 30 años.

Lourdes sufrío malos tratos durante 30 años. / Álex Zea

Pero, el papel no aguanta balas ni golpes y a pesar de existir un marco legal, Lourdes continuaba desamparada: "Interpuse múltiples denuncias contra él, pero no obtuve respuesta. Allí te pueden hacer de todo y nadie te hace caso. Si sales con un ojo morado, no pasa nada. La conciencia sobre la violencia de género no es la misma que aquí”, sentencia. 

Tras 30 años de malos tratos, vejaciones, abusos psicológicos y físicos fue su hijo, diagnosticado con Asperger y autismo su vía de escape: "En Perú no hay recursos para personas con estas condiciones. A los 17 años, mi hijo intentó quitarse la vida tres veces. Si quería ayudarlo, tenía que venir a España, donde hay centros especializados. Desde Perú, envié innumerables correos buscando ayuda hasta que di con el Centro Amsa”, subraya. 

"En mi país no podía vivir. Me sentía muerta como mujer. Aquí puedo respirar"

Fue así como Lourdes llegó a Málaga en noviembre de 2022, con sus dos hijos buscando protección. En un primer momento, solicitó asilo por motivos humanitarios debido a la situación de uno de sus hijos, pero al ser atendida por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), se identificaron otras razones de peso que la llevaron a huir de Perú. Así, ingresó en el programa de protección internacional.

Una nueva vida

La llegada a Málaga supuso un renacer y una nueva lucha: "Aquí, en Málaga, vuelvo a ser mujer. Siento que puedo respirar, que tenía que vivir, porque durante años no lo hice. En mi país, apenas hablaba. Todo lo callaba. Aquí encontré apoyo psicológico y me aferré mucho a la fe."

"Ojalá mis recuerdos también pudieran prescribir"

Aunque aún arrastra heridas del pasado, sigue adelante con determinación. "Intenté denunciar aquí lo que me pasó, pero me dijeron que ya había prescrito. Ojalá mis recuerdos también pudieran prescribir”. 

La vida sigue poniéndola a prueba tras conocer el diagnóstico oncológico de su hijo mayor, pero aún así no pierde la fe: “Dios da grandes batallas a grandes guerreras. Acepto todo lo que venga, porque sé que puedo con ello."

Ahora, Lourdes está a punto de graduarse en atención sociosanitaria para poder ayudar a quienes más lo necesitan. "Pienso en mí por primera vez en mi vida. Luchando se consiguen grandes cosas”, concluye.

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