Crónicas de la ciudad

El caserón de La Virreina, en medio de ‘Los Alpes’

La mansión de La Virreina Alta fue demolida en 2008 y reconstruida por el Ayuntamiento. Hoy, acoge una incubadora municipal de empresas y exhibe aires alpinos, gracias a la primavera y las ‘lluvias galaicas’ de marzo.

El caserón de La Virreina, esta semana en plena primavera.

El caserón de La Virreina, esta semana en plena primavera. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Fue cuando las ranas criaban pelo, e incluso el firmante. Hablamos de agosto de 2001. La Opinión acompañó entonces a los antiguos propietarios de La Virreina Alta, la familia Dorao, a visitar este caserón en ruinas. 

Un año antes, el Ayuntamiento lo había comprado y, en el momento de la visita, sus destartaladas habitaciones se utilizaban para el consumo de droga, como evidenciaban jeringuillas y papelinas. 

Caserón de La Virreina, en ruinas en 2001.

Caserón de La Virreina, en ruinas en 2001. / Arciniega

La mansión, de finales del XIX, había sufrido una degradación muy rápida, pues siete años atrás se conservaba más o menos entera pero, pasado ese plazo bíblico, todo el que entraba en ella se sentía como los galos de Astérix, temeroso de que el cielo y parte de las cubiertas se desplomaran sobre su cabeza. 

Fue traumático el derribo en 2008; pero el Consistorio, en contra de un proceder secular que entronca con nuestro gen fenicio, reconstruyó el caserón a imagen y semejanza del demolido, en lugar de promover ‘una nueva centralidad’ o cualquier otra excusa inmobiliaria. 

En suma, se comportó de manera ejemplar, como un Ayuntamiento civilizado, consciente del valor de un inmueble que merecía seguir en pie en Málaga

Esta acertada decisión puede disfrutarse estos días en un panorama de ensueño, gracias a las lluvias galaicas de marzo y la llegada de la primavera. 

El resultado, la verdad, está más cerca de los Alpes suizos y de Heidi que de un barrio de Málaga; pero tras tantos años de sequía, la Naturaleza nos debía un alegrón.

La foto de hoy está tomada desde la avenida de Jane Bowles y se aprecia, asentada en su loma, la reconstruida mansión, que hoy alberga la Incubadora de Empresas ‘La Virreina’, dependiente del negociado municipal de Promálaga.

La Virreina, esta semana.

La Virreina, esta semana. / A.V.

El prado suizo

Lo que luce como un prado ideal para Heidi, Pedro y el abuelo, ha sido durante muchos años un descampado, calificado en el PGOU actual como equipamiento. 

En las parcelas del entorno el Ayuntamiento intentó salvar un par de ficus de gran porte, desplomados en la primera década de este siglo en diferentes rincones de Málaga; pero ninguno de ellos se otea en la actualidad. 

Otra vista del solar delante de La Virreina, con el parque periurbano al fondo.

Otra vista del solar delante de La Virreina, con el parque periurbano al fondo. / A.V.

Lo único palpable es que esta parcela de equipamiento, enclave ‘cuasialpino’, si de la casa de La Virreina ondeara alguna bandera suiza o de algún país con esta cordillera, se ha convertido en una reserva de flores, como cientos de espacios de Málaga, antes degradados y hoy florecidos. 

A la derecha de este enclave, la pradera de flores parece llamar a la puerta de los muretes del Parque Periurbano de La Virreina. Una postal para enmarcar en esta esperanzadora primavera. 

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