Iglesia

El Seminario de Málaga cumple 100 años en pleno descenso del número de sacerdotes

La cantidad de seminaristas que estudian para ser ordenados sacerdotes ha bajado dramáticamente y ha pasado de 40 a 11 en los últimos 22 años

El rector del Seminario de Málaga, Juan Manuel Ortiz, junto al busto del padre Manuel González

El rector del Seminario de Málaga, Juan Manuel Ortiz, junto al busto del padre Manuel González / Eduardo Nieto

Rafael del Pozo

Cien años no son nada para una institución que funciona desde el siglo XVI. El Seminario de Málaga se encarga desde 1597 de la formación de los sacerdotes de la provincia. En un primer momento estableció su sede en el centro de la ciudad, junto a la Catedral, hasta que a principios del siglo XX el padre Manuel González decidió que aquel no era el mejor lugar para que los seminaristas se acercaran a Dios.

El antiguo seminario era un lugar ruidoso debido a su ubicación, frío, lleno de humedades y que necesitaba de luz artificial incluso en pleno día. Fue en 1920 cuando el ahora beato Manuel González decidió trasladar la institución a un lugar más luminoso y rodeado de silencio. El 16 de mayo de 1920 se puso la primeria piedra sobre la que se edificaria el actual Seminario Diocesano de Málaga.

No fue hasta cuatro años después, en el curso 1924-25, que los seminaristas empezaron a disfrutar de su nuevo lugar de estudio. De ahí, la conmemoración del centenario en estas fechas. El padre Manuel González García no pudo disfrutar durante mucho tiempo de su nueva obra. En mayo 1931 tuvo que escapar de Málaga oculto en un coche hacia Gibraltar al estar en peligro su vida por la quema de iglesias durante el primer periodo II República.

A lo largo de estos años, la labor del seminario ha ido más allá de la formación de los sacerdotes. El actual rector, Juan Manuel Ortiz, hace hincapié en la importancia que tuvo el lugar para que los jóvenes de la época pudieran continuar con sus estudios: "Muchos niños que no podían estudiar se sacaron su bachillerato aquí". Durante las décadas de 1940 y 1950, cuando apenas había dos institutos en la provincia, el Gaona de Málaga y el Pedro Espinosa de Antequera, el seminario fue el lugar en el que los jóvenes que no podían ir a estos centros completaron sus estudios.

Celebración del centenario del Seminario de Málaga, con una exposición de su patrimonio

Capilla del Buen Pastor en el interior del Seminario / Eduardo Nieto / LMA

El seminario cuenta con un horario muy establecido para su funcionamiento. El día comienza con las oraciones a las 8 de la mañana en la capilla del Buen Pastor, primero la comunitaria y luego una individual. Durante el resto de la mañana, los seminaristas tienen tiempo para dedicarse al estudio o a la formación en las actividades, que deberán ejercer cuando actúen como sacerdotes en una parroquia. La tarde está reservada para las clases, centradas en ramas como la filosofía y la teología. "A nivel de estudios es una carrera universitaria, pero también tienen que formarse a nivel humano", dice el rector.

Cambio de relidad

En los últimos años la situación del seminario ha cambiado de forma radical. Desde la promoción de seminaristas en la que se graduó el actual rector, el número ha descendido de manera considerable. De 40 a 11 seminaristas en 22 años. El padre Ortiz achaca la situación a la diversidad de oferta que hay en la actualidad para los jóvenes: "Antes todo estaba mucho más ligado a la Iglesia", afirma el sacerdote.

Los datos que manejan desde la Diócesis estiman que la provincia ha crecido medio millón de habitantes en los últimos 20 años. Lo suficiente como para tener una parroquia más cada año, pero la realidad es que cada vez hay menos curas.

Celebración del centenario del Seminario de Málaga, con una exposición de su patrimonio

El rector pasea por los pasillos del Seminario / Eduardo Nieto / LMA

Para los pocos seminaristas de la actual promoción, la fe sigue siendo el principal pilar para convertirse en sacerdotes. Álvaro Dawid, seminarista de primer curso de 25 años, estudió periodismo y tras unos años en los que no terminaba de encontrar su lugar, optó por entrar en el seminario. "No sólo soy consciente de que Dios existe, sino que digamos que lo he podido experimentar. Todo parte de la fe", comenta Dawid para explicar su ingreso.

El joven seminarista no cree que falte vocación en los jóvenes, pero está convencido de que la actual forma de vida de estos influye en el descenso de ingresos: "Vivimos inmersos en mucho ruido".

A pesar de la situación, desde dentro son optimistas, ya que esta no es la primera época de vacas flacas que pasan durante sus 100 años de vida. Durante la Guerra Civil, el lugar quedó deshabitado por completo. "En los últimos años hemos tenido el mismo número de seminaristas que las nueve diócesis de Castilla y León juntas", dice Juan Manuel Ortiz, que prefiere ver el vaso medio lleno.

Entre los alumnos, a pesar del escasez, también predomina la esperanza: "No dudo de que va a seguir habiendo seminaristas. Aunque algunos años haya menos, incluso aunque haya uno, pero va a seguir habiendo", opina Dawid.

Actos para conmemorar el centenario

Al margen de la preocupación por la actual situación, la institución continúa con su agenda para conmemorar el centenario. El pasado domingo se celebró el Día del Seminario. El evento contó una misa presidida por el Obispo de Málaga, Jesús Catalá, en la que estuvieron presentes todos los seminaristas. La actividad concluyó con la celebración de un partido de fútbol entre los seminaristas mayores y menores.

Celebración del centenario del Seminario de Málaga, con una exposición de su patrimonio

Celebración del centenario del Seminario de Málaga, con una exposición de su patrimonio / Eduardo Nieto / LMA

Para la ocasión, el Seminario ha organizado una exposición que hace un recorrido por los 100 años de historia del lugar. En esta se presenta a los personajes más importantes que han pasado por el lugar, además de objetos de relevancia como la primera piedra puesta por el padre Manuel González en mayo de 1920 o una antigua máquina de empleaban los seminaristas para redactar escritos.

Esta exposición está abierta al público y permanecerá en el lugar a lo largo de todo 2025.

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