Crónicas de la ciudad

De la basura en la playa de Huelin y los cavernícolas

El domingo, voluntarios de la asociación Andalimpia volvieron a retirar decenas de bolsas de basura de la playa de San Andrés, así como del espigón-vertedero del Puerto

Voluntarios de Andalimpia, el pasado domingo con la basura recogida en dos horas en la playa de San Andrés, incluido el bidón.

Voluntarios de Andalimpia, el pasado domingo con la basura recogida en dos horas en la playa de San Andrés, incluido el bidón. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Muchos nos lamentamos estos días por la conjunción planetaria que ha hecho coincidir a dos cavernícolas sin principios ni escrúpulos, pero con armas nucleares, al frente de Rusia y Estados Unidos.

Y, sin embargo, por mucho que nos duela, todos llevamos dentro a un cavernícola al que debemos atar en corto, con dosis intensas de educación; lo que implica urbanidad, autocontrol y pensar en el prójimo.

Precisamente descontrol, falta de urbanidad y un «ande yo caliente y ríase la gente» como postura vital, es lo que se deduce de la ingente cantidad de basura desperdigada en la mañana del domingo en la playa de San Andrés.

Las altas temperaturas del sábado también animaron a la minoría más neandertaliense a pasar un día en grande y dejar la playa convertida en un albañal.

Detalle de lo recogido en dos horas en la playa de San Andrés, el pasado domingo.

Detalle de lo recogido en dos horas en la playa de San Andrés, el pasado domingo. / A.V.

Por este motivo, voluntarios de la asociación Andalimpia dedicaron dos horas del domingo a retirar la basura de los más indisciplinados.

Lo que sigue siendo preocupante es el volumen de toallitas de baño que descansa en la arena de la playa San Andrés, muchas veces ‘agazapada’; pero bastaba con tirar de la punta para extraer el premio mayor, otras veces, enredado en las cañas que sigue regalando la marea tras las lluvias, junto con una miríada multicolor de microplásticos.

Por lo demás, vasos, botellas y bolsas de plástico, huellas quizás de una tarde-noche frente al mar, y adiós muy buenas; sin dignarse, nuestros ‘malaguitas de las cavernas’, a recoger lo más mínimo.

El espigón del Puerto

Pero quizás, donde más condensación de vandalismo podemos encontrar en este rincón de Málaga se encuentra en el espigón del Puerto, construido en 2000. Precisamente, junto a un cerro florido de áridos y otras hierbas, obsequio de esta primavera, se extiende el espigón que, los más incívicos de la tribu han convertido en uno de los vertederos ilegales más prometedores de la capital.

El 'cerro florido' junto al espigón del Puerto, el domingo, en la playa de San Andrés.

El 'cerro florido' junto al espigón del Puerto, el domingo, en la playa de San Andrés. / A.V.

El problema de quien pasee por la zona no es dislocarse un tobillo, sino pisar mal y hollar el suelo del espigón, que alberga en su interior todo tipo de envases de plástico, latas herrumbrosas, anzuelos e hilos de pesca, pues una parte importante de la roña acumulada se debe a una minoría de pescadores ‘cavernosos’.

Además, los voluntarios retiraron herrajes de gran calibre y hasta mobiliario de oficina en horas bajas y un bidón. Lo dicho, ojo con el cavernícola que llevamos dentro porque empieza a disfrutar de días de playa los fines de semana.

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