Sanidad
Investigadores de Málaga descubren los motivos por los que algunas personas mayores evolucionan peor tras un infarto
Un estudio de IBIMA demuestra la importancia de considerar el estado geriátrico del paciente, más allá de la edad, para mejorar la atención y favorecer una recuperación más adecuada y segura

Investigadores de Málaga descubren el motivo por el que algunas personas mayores evolucionan peor tras un infarto / L.O.

El infarto de miocardio es una de las principales causas de hospitalización y mortalidad en adultos mayores. Sin embargo, a pesar de compartir el diagnóstico, no todos los pacientes mayores evolucionan del mismo modo y un equipo de investigadores de IBIMA Plataforma BIONAND del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga, perteneciente al Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV), han descubierto el motivo.
Tras analizar los datos de un grupo de pacientes mayores ingresados por infarto, teniendo en cuenta la fragilidad y el estado nutricional de la persona al ingreso, han concluido que estos dos factores influyen en su evolución hospitalaria.
Sus hallazgos, publicados en la revista European Journal of Cardiovascular Nursing, revista de referencia mundial en el ámbito de los cuidados cardiovasculares, subrayan la necesidad de incorporar estos aspectos del estado general del paciente mayor en la toma de decisiones clínicas, ya que conocer y valorar de forma integral la fragilidad o el estado nutricional “resulta clave para una atención más efectiva y adaptada a cada persona”, según destacan desde Ibima en un comunicado.
La fragilidad
En este sentido, aclaran que la fragilidad es un síndrome caracterizado por la disminución de la fuerza, resistencia y función fisiológica, lo que hace a los pacientes más vulnerables ante situaciones de estrés como una hospitalización o una intervención médica. “No se trata solo de aspectos físicos, también son importantes factores psicosociales como el aislamiento, el estado de ánimo, la falta de apoyo social o la dependencia”, apuntan.
Por otro lado, el estado nutricional resulta clave, puesto que influye en la capacidad del organismo para reparar tejidos, responder a infecciones y tolerar tratamientos invasivos.
Los investigadores advierten que, aunque la edad sigue siendo a día de hoy uno de los principales factores a la hora de aplicar protocolos de tratamiento en pacientes con infarto, puede no reflejar adecuadamente la situación real de cada persona. Por ello, resulta esencial tener en cuenta factores como la fragilidad o el estado nutricional, que pueden “mejorar la atención y favorecer una recuperación más adecuada y segura”.
Principales hallazgos
En concreto, los resultados del estudio demostraron que existía un mayor riesgo de complicaciones en los pacientes frágiles. “Los pacientes con fragilidad presentaron una mayor incidencia de complicaciones durante su estancia hospitalaria, incluyendo infecciones, insuficiencia cardíaca y eventos adversos relacionados con la medicación”, señalan los investigadores.

UCI del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga / L.O
Asimismo, comprobaron que el estado nutricional de los pacientes antes de ingresar tenía un impacto en su recuperación. Según pudieron observar durante la investigación, aquellas personas con malnutrición o en riesgo nutricional tuvieron una “peor evolución”, con estancias hospitalarias más prolongadas y mayor riesgo de deterioro funcional tras el alta.
“Los resultados subrayan la importancia de evaluar la fragilidad y el estado nutricional en la práctica clínica habitual para adaptar los tratamientos y optimizar la recuperación de estos pacientes”, indican desde Ibima.
Por su parte, los investigadores del estudio, el doctor Manuel Jiménez Navarro y el doctor Francisco Javier Pavón, explican que "este estudio demuestra que no solo la edad, sino el estado geriátrico general del paciente, puede marcar la diferencia. Adaptar el tratamiento a cada persona es fundamental para una mejor recuperación.
Más estudios sobre mayores
Los investigadores argumentan también que estos hallazgos refuerzan la necesidad de un abordaje integral en los cuidados cardiovasculares, que combine la experiencia de profesionales clínicos de la medicina, la enfermería y la psicología. “Este enfoque multidisciplinar permite valorar no solo las condiciones clínicas, sino también el entorno emocional y social de cada paciente, con el objetivo de ofrecer una atención verdaderamente personalizada y humanizada”.
Por último, desde Ibima recuerdan que realizar más estudios con población mayor sigue siendo un reto pendiente, ya que, a día de hoy, sigue existiendo una limitada representación de personas mayores en muchos ensayos clínicos, lo que dificulta la elaboración de recomendaciones específicas para este grupo de población. “Nuestro equipo trabaja activamente en cubrir este vacío mediante estudios que ayuden a comprender mejor las necesidades clínicas de los pacientes mayores con enfermedades cardiovasculares”, concluyen.
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