Esta es la ciudad de Málaga con miradores "de vértigo" que tiene el puente más famoso de todo el país

La ciudad con los miradores más vertiginosos y el puente más famoso. Así denomina la prestigiosa revista National Geographic a la localidad de Málaga que se ha convertido en uno de sus principales referentes en todo el mundo y uno de los destinos más buscados y deseados a nivel internacional, lo que provoca que cada año lleguen a su territorio dos millones de visitantes.

Se trata de Ronda, una de las ciudades más antiguas de España que ha conquistado a personalidades como Orson Welles, que quiso ser enterrado en su querida Ronda, y Ernest Hemingway, que aspiraba a escribir como se torea en esta ciudad, "sobrio, de repertorio limitado, simple, clásico y trágico".

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Una ciudad inundada de belleza, naturaleza y cultura, y repleta de monumentos que dan paso a balcones con panorámicas infinitas. Y entre su amplia riqueza, destaca uno de los enclaves que se han convertido en su sello distintivo y su principal atracción, el Puente Nuevo de Ronda, que se ha posicionado como una de las imágenes más internacionales de toda España.

"Más propio del Antiguo Egipto que de su siglo, el de las Luces, es una construcción muy conservadora con dos pilares anchísimos que se apoyan tanto en el lecho como en las paredes del desfiladero, prácticamente macizando el cañón del Guadalevín y fundiéndose con este, como si fuese parte de él", señalan desde la publicación.

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De ese modo, este símbolo de Ronda constituye una obra maestra de 98 metros de altura construida en sillares de piedra extraídos del fondo de la garganta del Tajo. Esta construcción desarrollada entre 1751 y 1793 por el arquitecto Martín de Aldehuela permite la conexión del barrio moderno o del Mercadillo, con calles más anchas y nuevas, con su plaza de toros como principal bastión; con la Ronda antigua, de callejones empedrados salpicados con innumerables monumentos y con vistas desde sus balcones de las casas colgantes sobre el mismo borde del precipicio.

Otro de los monumentos más emblemáticos de Ronda se encuentra en su Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería, construida, al igual que el Puente Nuevo, por Martín de Aldehuela, y considerado uno de los más antiguos de España al datar de 1785. "Tiene piezas que se remontan a sus orígenes, cuando se fundó como escuela de caballería por orden de Felipe II", señalan desde National Geographic, que asegura que en la actualidad ya no alberga corridas de toros, sino visitas guiadas para los turistas que deseen conocer sus entrañas.

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A esto se suman los baños árabes situados en la confluencia del arroyo de las Culebras con el Guadalevín, distinguidos como unos de los mejor conservados de la Península, compuestos por una sala de columnas y arcos de herradura con tragaluces en forma de estrella.

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Pero si un aspecto distintivo destaca en este municipio son sus hermosos y empinados acantilados, convertidos en los miradores más exquisitos, con vistas a las cumbres de las sierras de las Nieves y de Grazalema. Entre ellos se encuentra el propio Puente Nuevo, convertido en el mejor mirador de la ciudad, aunque sus acantilados más "vertiginosos" se sitúan en su parte occidental, como los Miradores del Paseo Blas Infante, con paredes que se precipitan casi cien metros en vertical, el Paseo de Kazunori Yamauchi, con vistas del casco viejo y el Puente Nuevo, o los miradores de Martín Aldehuela, con vistas del Puente Nuevo y la parte más estrecha del Tajo.

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Junto a estos resaltan los Jardines de Cuenca, más tranquilos y despejados. Pero no solo de riqueza patrimonial y natural vive Ronda, sino que también cuenta con una extensa y exquisita gastronomía en la que sus principales protagonistas son los derivados de la caza y sus platos tradicionales, como las calabazas a la rondeña, las migas con chorizo, las gachas, las habas con tomate, ajo y jamón; las judías con morcilla, las sopas de almendras y de alcachofas, el gazpacho a la serrana, la tortilla a la rondeña y la caldereta de cordero.

Además, se pueden degustar el conejo a la rondeña, el rabo de toro, el lomo relleno de piñones, el cochifrito de borrego y los guisos con manitas de cerdo. Unos platos que se pueden acompañar con vino de la zona y su maravillosa repostería, entre la que encuentran las yemas del Tajo y los dulces de las monjas.