Crónicas de la ciudad

Nidos de cotorras en un paso escolar en El Palo

La calle Antonio Gutiérrez Mata, junto al arroyo Gálica, cuenta en las alturas con algunos grandes nidos de cotorras, a la vez que es el paso de muchas familias con sus niños para el vecino Colegio Miguel Hernández.

Detalle de uno de los nidos de la calle Antonio Gutiérrez Mata, este lunes.

Detalle de uno de los nidos de la calle Antonio Gutiérrez Mata, este lunes. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Hace unos días, en La Opinión, volvió a plantearse el problema de una especie invasora como las cotorras argentinas, que están colonizando nuestros cielos, al tiempo que expulsan a especies autóctonas y ya les da por almorzar en los cultivos de los que tanta gente depende.

La gracia comenzó con la suelta de unas mascotas, seguramente porque producían un ruido ensordecedor, y hoy se han convertido en una auténtica plaga.

Mientras se discute qué solución aplicar para que disminuya la población de forma satisfactoria, pasan los años y el problema se hace una bola cada vez más grande; porque nuestros cargos públicos -lo hemos visto con la plaga de los pisos turísticos- no se caracterizan por la rapidez y la determinación. Y más en un asunto como este, en el que, o se actúa de forma coordinada entre todos los municipios afectados, o será como arar en el agua.

En el intervalo, no queda otra que ir actuando ante los daños colaterales. Uno de los más llamativos es sin duda el de los nidos. Como saben, las cotorras argentinas gustan de la vida comunal, de ahí que sus nidos se asemejen a enjambres arbóreos de ‘adosados’. Y claro, a más propietarios, más envergadura toma la urbanización.

En esta sección hemos hablado muchas veces de uno de los rincones más preocupantes de Málaga: la calle Velarde, perlada de pinos con nidos de campeonato en terrenos del Hospital Civil. Esta sección volverá por allí en breve, para comprobar si continúa la siesta institucional o si, por el contrario, ha vencido al fin el sentido común y han sido retirados.

El paso al colegio

Y, desde luego, estos días ya resulta preocupante el tamaño que están alcanzando los nidos en una calle que, en El Palo, recuerda al antiguo alcalde de Málaga Antonio Gutiérrez Mata, quien justamente está enterrado en el cementerio del barrio.

Una mujer acompaña a un niño al colegio, el pasado lunes, junto a los eucaliptos con nidos de cotorras, en la calle Antonio Gutiérrez Mata.

Una mujer acompaña a un niño al colegio, el pasado lunes, junto a los eucaliptos con nidos de cotorras, en la calle Antonio Gutiérrez Mata. / A.V.

Cuenta esta calle con altos eucaliptos que escoltan el arroyo Gálica y en sus alturas se adivinan un par de grandes nidos comunales que deben de pesar lo suyo.

Es esta vía, además del inicio de dos líneas de autobús, es el paso natural de muchos padres y madres que acompañan a sus niños pequeños al Colegio Miguel Hernández, que está a la vuelta de la esquina, así como de alumnos que acuden solos.

El riesgo es evidente. Mientras se decide qué hacer con las cotorras, toca actuar donde viven, porque la ley de la gravedad no perdona, y un nido sacudido por el viento puede terminar siendo mortal.

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