Vecinos
Un hogar y formación para jóvenes sintecho en La Virreina
La Asociación de Vecinos Palma-Palmilla 'Un nuevo futuro', con la colaboración de la Junta de Distrito, transforma parte del Centro Ciudadano La Virreina en un centro de acogida para jóvenes sintecho que recoge de la calle. A cambio, tienen la obligación de estudiar y formarse durante tres años.

El presidente vecinal Francisco García Vigo, con algunos de los jóvenes, en el dormitorio del reconvertido Centro Ciudadano de La Virreina.. / A.V.
«Estaban durmiendo en la azotea de un bloque en La Palma, aproveché y los metí en la asociación», cuenta Francisco García Vigo, presidente de la Asociación de Vecinos Palma Palmilla 'Un nuevo futuro'.
Más tarde, recogió a algunos más que dormían en un polígono industrial y bajo el puente de Armiñán. De momento, son ya 9 jóvenes, todos inmigrantes extranjeros y de entre 19 y 25 años, los que, gracias a la asociación, han dejado la calle y ahora tienen como hogar el Centro Ciudadano La Virreina, transformado en parte en centro de acogida para jóvenes sintecho. Ya hay una lista de espera de cinco más.
La única condición que les puso: «Que quisieran cambiar su vida», comenta. Todos le dijeron que sí.

El dirigente vecinal Francisco García Vigo, delante del Centro Ciudadano La Virreina, en enero de 2023. / A.V.
Esta iniciativa, única hasta ahora en Málaga, es la que ha puesto en marcha la asociación de vecinos, con la colaboración de la Junta de Distrito de La Palma-Palmilla.
«Esto no es un albergue, hay un programa de tres años, en el que la gente joven, obligatoriamente tiene que estudiar y formarse, por eso estos chavales ya van al Centro de Adultos de La Palma-Palmilla a aprender español; el segundo año pasarán a la enseñanza obligatoria o harán formación profesional, y el tercero, completar la formación y buscar empleo. De ahí tienen que salir también con documentación», explica el presidente.
Como recuerda, en enero de 2023 ya alertó en La Opinión del aumento de los indigentes en el distrito y propuso que el centro ciudadano, donde tiene la sede la asociación de vecinos, se convirtiera en centro de acogida para jóvenes sin hogar. Él mismo ha dado ahora el paso, con el apoyo municipal.
Una de las personas que ha dejado la calle gracias a esta iniciativa es Abdul, un marroquí de 21 años quien recuerda que pasó «una semana en una patera», para poder llegar a España. «Lo hice para ayudar a mi familia y para ayudarme a mí, para buscar trabajo», confiesa.

Francisco García Vigo, en la cocina del Centro Ciudadano de La Virreina, todavía con mucho por completar. / A.V.
Recogen chatarra y estudian
«Todos ellos trabajan en la chatarra para ganarse un dinero. Compaginan ahora la recogida de chatarra con las clases de español en el colegio de adultos», recuerda Francisco García Vigo.
Y, por fin con lo más parecido a un hogar en la primera planta del centro ciudadano, todos ellos ya tienen, por primera vez desde que llegaron a España, planes firmes de futuro. Así, el marroquí Alaeddine confiesa que le gustaría formarse «como fontanero o electricista». Esto último es lo que hará, si todo va bien, el saharaui Khalid, que ya trabajaba en Marruecos de electricista y que cuenta que llegó a España, «tras cuatro horas nadando».
Por su parte, el también marroquí Rida quiere ser conductor, y su compatriota Abderrazak comenta que es pintor y que ya ha hecho algún mural artístico en Ciudad Jardín.

Horarios de comida y lavanderia en el nuevo espacio del Centro Ciudadano La Virreina. / A.V.
También para mayores de 40
El plan de Francisco García Vigo es convertir la segunda planta en un centro de acogida para personas sin hogar mayores de 40; en este caso, gracias a un programa de un año para hacer que recuperen hábitos, olviden la calle y puedan marcharse a un piso comunitario a vivir.
De momento, gracias al distrito, cuentan con algunas camas y una cocina; pero «ahora necesitamos equipar el edificio», señala el presidente vecinal, que destaca que hacen falta «literas, mantas, sofás, platos, cubiertos, horno, nevera…», y esperan contar algún día con duchas. Por ahora, ya están llegando las primeras donaciones de vecinos del barrio y una lavandería permite a los chicos lavar su ropa los viernes.
Así, poco a poco, confían en que este centro de acogida, único en Málaga, se convierta en una oportunidad para cambiar de vida a quienes nada tienen.
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