"Los supermercados necesitamos protocolos públicos claros para crisis como la del apagón"

Fundada en 1989, la Confederación Andaluza de Empresarios de Alimentación y Perfumería (CAEA) representa a las empresas mayoristas y minoristas del sector de la distribución comercial, supermercados de proximidad y formatos cash en Andalucía. Está conformada por 24 grupos empresariales con 11.000 millones de facturación a nivel andaluz, 3.500 establecimientos minoristas y 143 mayoristas, 45.000 empleados y 4.500 pymes franquiciados o socios de cooperativa. Su director general, Álvaro González Zafra, repasa con La Opinión de Málaga la intensa semana que ha vivido el sector con el histórico apagón del pasado lunes que dejó a oscuras a toda la España peninsular.

-¿Cómo vivió el sector de supermercados esa sorpresiva jornada?

-Fue un día muy complicado, porque pese a que hemos tenido estos años experiencias recientes de emergencia como la pandemia (que fue una prueba de fuego), paros de transportistas (donde hubo muchas restricciones de movilidad y problemas de distribución) o incluso la DANA, es verdad que este tema eléctrico no se había dado a nivel tan general. La electricidad es clave para el sector por los equipos de refrigeración de fresco y congelado, los sistemas informáticos, las cajas, los TPV, la iluminación... y eso hizo que fuera muy difícil trabajar, con el añadido de la incomunicación. 

-Ni cobertura de móviles ni internet.

-Sí, no se podía contactar con los sistemas de distribución. Se pasó regular, fue complicado. En paralelo, hubo que reestructurar todos los pedidos dado que gran parte de lo que estaba en refrigeración hubo que eliminarlo por seguridad alimentaria. Lógicamente, había que adaptar los pedidos para que el martes y el miércoles pudiese contarse con los productos habituales de los supermercados. Eso fue también complejo porque los proveedores no están preparados para unas solicitudes como esas en unas circunstancias tan excepcionales. 

-La mayor parte de los establecimientos cerró pero también hubo quien pudo seguir operativo.

-La mayoría de supermercados no pudo continuar abierto esa tarde (salvo excepciones puntuales de los que tenían sistemas de alimentación ininterrumpida y generadores propios), entre otras cosas porque no se podía cobrar por TPV y sólo quedaba la opción del pago en efectivo; los pesos electrónicos tampoco funcionaban para pesar las compras de frescos... con esas condiciones se cae todo. 

-Los pequeños comercios sí pudieron aguantaron más tiempo abiertos al público.

-Las cadenas medianas optaron por cerrar y, sí, hubo pequeños negocios que apuraron todo lo que pudieron cobrando en efectivo. Al ser empresas de menor dimensión pueden también apuntar las ventas manualmente de forma más sencilla. Hay que tener también en cuenta que cuando se producen este tipo de emergencias y el consumidor acude para hacer un acopio extraordinario de productos, unido a que no puedes cobrar con tarjeta, puede haber nerviosismo y enfados de los clientes.

-¿Qué debe hacerse en este sentido de cara al futuro?

-Desde CAEA venimos advirtiendo a las administraciones sobre este tipo de crisis: como servicio esencial que somos, un supermercado debe garantizar el abastecimiento de alimentos y productos de primera necesidad, pero también debe ser blindado con protocolos de actuación claros. Deben darse las condiciones de coordinación con las administraciones para llevar los alimentos a la población. A veces, esos protocolos no terminan de estar claros, cuando la realidad es que somos un sector y un servicio estratégico, porque lo que más pánico da es ver un lineal de un supermercado vacío o ver colas en la puerta con la gente nerviosa. Las administraciones deben contar con nosotros en las mesas de coordinación de emergencia, porque cuando estalla una crisis ya es tarde para coordinarse, eso debe estar regulado previamente. Se da además la paradoja de que si cierras, bloqueas el abastecimiento de alimentos a la población y te acusan de estar cerrado; pero si abres también te acusan de cierto riesgo para los trabajadores al estar trabajando en situación de emergencia, algo que nadie se plantea en el caso de la sanidad, la policía o los bomberos. Si somos un servicio esencial, debemos estar considerados y regulados como tal, con protocolos de actuación claros.

Los empresarios de Málaga estiman en más de 40 millones el posible impacto del apagón entre pérdidas y lucro cesante

-¿Debe el sector, tras esta experiencia, invertir más en equipos electrógenos y sistemas de alimentación ininterrumpida (SAI)?  

-Sin duda, es una de las inversiones a acometer. El problema es que tienen un coste elevado y, en función del tamaño del establecimiento, a los más pequeños les es muy costoso llevarlas a cabo, no les es rentable. Por eso sería de interés contar con ayudas y subvenciones de las administraciones para acometer dichas inversiones.

Papel higiénico, conservas, pan, pilas o velas

-El lunes, con el apagón, hubo una gran demanda de productos básicos, con muchas personas acudiendo rápido al supermercado mientras estaban abiertos ¿Qué fue lo más solicitado? ¿Y cómo fueron los días siguientes?

-El mismo lunes a mediodía, en las tiendas y supermercados que estaban abiertas, sí vimos un gran pico de demanda, con productos como papel higiénico, conservas, el pan (que se agotó en todas partes), agua, pilas, velas... Los dos días siguientes (martes y miércoles) fueron ya relativamente normales en cuanto a compra, quizá un poco más que en un día normal, aunque es cierto que había lineales con falta de algunos productos, especialmente frescos, pero no porque los clientes estuvieran comprando más, sino porque todavía no se habían podido reponer y se eliminaron muchos el día anterior para garantizar la seguridad alimentaria, al haberse roto la cadena de frío. Además, hubo diferencia entre las provincias andaluzas: en Huelva, Cádiz, Sevilla y Málaga volvió antes la electricidad, pero en Córdoba, Jaén, Almería y Granada tardó algo más. Desde el martes hubo normalidad entre comillas, y para el miércoles, los lineales de los supermercados ya estaban muy restablecidos.

-¿Han cuantificado el impacto económico que deja el apagón? 

-Ha habido pérdidas por todo lo que se tuvo que desechar de género para garantizar la seguridad alimentaria pero también, lógicamente, por el lucro cesante de toda la tarde de ese lunes, que suele ser un día intenso. No tenemos cifradas las pérdidas; es difícil hacerlas debido a la asimetría con que volvió la electricidad en las distintas provincias andaluzas, el distinto tamaño de las tiendas y el hecho de que algunos permanecieron abiertos la tarde del lunes y otros no. Algunos comercios cifran las pérdidas en 3.000 euros y otros en 40.000 euros.  

Kit de supervivencia

-¿Cree que habrá un cambio en el consumidor a partir de ahora?, ¿se hará más acopio preventivo de productos básicos?

-Tal vez. Con todo esto del famoso kit de supervivencia que aconsejó la UE, los consumidores se han dado cuenta de que hay que tener siempre en casa algo de productos que no caduquen para este tipo de situaciones. De todas formas, solemos quedarnos siempre más con lo bueno que con lo malo y a muchos se les olvidará este stock de seguridad. En cualquier caso, siempre es bueno tener agua, conservas, etc, por lo que pueda pasar. 

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