Sanidad
Musicoterapia en hospitales, un respiro emocional para los pacientes
El Hospital Clínico de Málaga se ha sumado al proyecto ‘Musicalizando el hospital’, una iniciativa que permite llevar la música a los centros hospitalarios andaluces, donde se convierte en una auténtica válvula de escape

Arancha Tejero

Todas las cabezas se giran al verlo pasar. Algo que no es de extrañar, teniendo en cuenta que no es habitual ver a una persona cruzar los pasillos de un hospital con una guitarra española. Sin embargo, algunos pacientes le conocen ya e, incluso, le paran para saludarlo. “¡Hola Paco! ¿Qué tal estás?”, le pregunta un hombre en silla de ruedas que espera en la primera planta del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga (Hospital Clínico) y con el que no duda en detenerse unos segundos para preguntarle cómo está.
Paco Domínguez Gutiérrez, nacido en Barcelona pero criado en Málaga, es musicoterapeuta y desde hace poco más de un mes acude tres días en semana al centro hospitalario gracias al proyecto ‘Musicalizando el hospital’ de Fundación Unicaja y la Asociación de Musicoterapeutas de Andalucía, que ha acercado la música como herramienta terapéutica a cinco hospitales andaluces.
“La musicoterapia es una disciplina científica que usa la música de modo profesional y los elementos que tiene para mejorar la salud y diferentes aspectos de la vida de las personas, entre ellos, la parte física, cognitiva, muy importante, emocional, y funcional”, explica Paco, que confiesa que cuando empezó a estudiar psicología nunca se imaginó que pudiese aunar su profesión con su pasión por la música y poder ‘curar’ con ella.
Herramienta terapéutica
Es importante no confundir la musicoterapia, como puntualiza Ana Gómez Fuentes, responsable de Participación Ciudadana y secretaria de la Comisión de Humanización del hospital, con otras actividades musicales que han organizado en otras ocasiones en el hospital, como ofrecer música en directo para amenizar las salas de espera o poner música de ambiente para relajar a la gente. La musicoterapia va mucho más allá, ya que es una herramienta terapéutica que busca ofrecer una vía de escape y respiro emocional para los pacientes a través de la música.

Paco Domínguez, musicoterapeuta / L.O.
“Lo primero es observar cómo está la persona y preguntar si hay alguna dolencia o molestia, sobre todo, en personas que están encamadas o que tienen alguna vía puesta. Y, después, si emocionalmente hay algún altibajo. Porque la música lo que trata es de modular un poco el estado emocional para volver a un equilibrio donde el dolor no sea el protagonista, o la parte emocional que le duela más, que tampoco sea la que gobierne el momento presente”, relata Paco, que lleva desde 2012 ejerciendo como musicoterapeuta profesional en diferentes centros concertados de salud mental, educativos o para personas con discapacidad.
En este caso, el proyecto está dirigido a pacientes oncohematológicos, aunque debido al éxito que está teniendo comienzan a demandarle de otros servicios, como, por ejemplo, cuidados paliativos. Además, estas sesiones no solo ayudan a los enfermos, sino también a sus familiares, a los que permite relajarse durante unos minutos y recargar fuerzas para continuar cuidando a su ser querido.
“Por ejemplo, vengo de una sesión de 25 minutos en la que he estado cinco minutos con el paciente y el resto del tiempo con el familiar, hablando un poco y buscando una experiencia musical que ofrecerle para que se pueda evadir”, comparte el musicoterapeuta, que subraya que cada vez existen más estudios científicos que respaldan los beneficios de la musicoterapia. “En países nórdicos el musicoterapeuta forma parte del equipo médico incluso”, resalta.
Del dolor al equilibrio emocional
“El principal beneficio que observo es la parte emocional, sobre todo, en la parte de regular y volver a un estado digamos ‘saludable’ en cuanto a las emociones, porque permite expresar y permite también sostener qué es lo que está expresando. Y, a nivel cognitivo, pone, digamos, la mente en un lugar de ‘no de estrés’, de calma. Reduce la velocidad de estos pensamientos intrusivos que podemos tener y quedan en un segundo plano”, enumera Paco, que sostiene que la música puede llegar a ser catártica.

WhatsApp Image 2025 05 15 at 11.16.51 / L.O.
Por otro lado, Gómez, que ha sido la encargada de poner en marcha el proyecto en el hospital, destaca que, desde que se implementó, algunos pacientes demandan menos calmantes porque disminuye la percepción de dolor. “Se transportan y se evaden de lo que es el entorno hospitalario y de su enfermedad, aunque solo sea por un tiempo limitado”, expone la profesional que asegura que los resultados están siendo “muy positivos” y que, aunque al principio tenían un poco de miedo por cómo sería recibida la iniciativa, tanto por parte de los pacientes como de los profesionales, la acogida está siendo “increíble”.
“Los pacientes están recibiendo al compañero Paco estupendamente”, afirma Isabel María Márquez, supervisora de enfermería de Medicina Interna del Hospital Clínico, que, con la ayuda del equipo de enfermería, es una de las encargadas de proponer a los pacientes que consideran que les puede beneficiar más esta terapia. “Es verdad que es algo en lo que no caes en un primer momento. No piensas que en el hospital te pueda venir bien escuchar música y, luego, te das cuenta que sirve bastante”, agrega.
Primeras reacciones
Los tres profesionales coinciden en que la primera reacción cuando se les propone la iniciativa a los pacientes y familiares siempre es de asombro y, a lo mejor, cierta reticencia por parte de algunos, pero que, una vez que la prueban, todos acaban contentos y satisfechos con la experiencia. “Además, sirve tanto en los buenos momentos como en los malos”, matiza la supervisora de enfermería, que señala que un día la sesión tuvo lugar justo después de que un paciente hubiese recibido una mala noticia respecto al diagnóstico y este afirmó que le había ayudado a asumirlo de otra manera porque, según él, le ayudó a relajarse.
Cabe destacar que cada sesión es única, individual y completamente personalizada y centrada en las necesidades, gustos y estado anímico del paciente. Comienzan siempre con una pequeña charla previa para ver cómo se encuentra y si le apetece llevar a cabo la sesión. Y, en caso de que no, Paco deja sembrada la semilla por si otro día se siente con más ganas.
«Se transportan y se evaden de lo que es el entorno hospitalario y de su enfermedad»
Desterrar mitos
En este sentido, el profesional aclara que uno de los principales obstáculos con los que se encuentra es que la gente tiende a pensar que la musicoterapia en entornos clínicos implica escuchar música alegre con el objetivo de animarles. Sin embargo, como subraya el profesional, “hay personas que encuentran en la musicoterapia un descanso”. De hecho, una de las técnicas es precisamente receptiva, es decir, que el paciente simplemente escucha la melodía que va construyéndose el musicoterapeuta de manera improvisada y adaptándose a su situación y estado emocional.

Isabel Márquez, supervisora de enfermería de Medicina Interna / L.O.
Luego existen otras técnicas más activas, en las que, por ejemplo, van creando una letra o poniendo palabras a cómo se están sintiendo. “Yo con la guitarra voy sosteniendo musicalmente qué es lo que la persona va haciendo y así vamos construyendo lo que es la experiencia musical que queremos. A veces, simplemente es estar en silencio con un sonido muy leve de un rasgueo de la guitarra, una nota que vamos repitiendo o una palabra que el paciente repite debido a su estado cognitivo o que necesita decir. Y, otras veces, es más dinámico”, relata el musicoterapeuta, que indica que las sesiones suelen oscilar entre los 15 y 25 minutos, aunque depende siempre de cada persona.
Testimonio de un familiar
Por ejemplo, en la sesión a la que tuvo la oportunidad de asistir en directo La Opinión de Málaga, el musicoterapeuta apostó por un delicado rasgueo de guitarra. Empezó con unas notas apenas perceptibles y fue aumentando lenta, y ligeramente, la intensidad de las mismas, siempre manteniendo el contacto visual con la paciente, leyendo en sus ojos y expresión la melodía que esta necesitaba escuchar.
Poco a poco, la paciente, que al principio estaba un poco alterada, se fue relajando con el suave sonido de las cuerdas y, en un momento, sin apartar la mirada de Paco, buscó incluso la mano de su hermana Luisa que la acompañaba. “Se queda muy tranquilita y se relaja”, afirma Luisa, que también se dedica al mundo de la música por lo que sabe mejor que nadie el gran poder calmante que puede llegar a tener. “Yo creo que la música le ayuda muchísimo a todo el mundo”, opina la hermana de la paciente, que asegura que está “muy contenta” con la iniciativa y que espera se siga llevando a cabo “porque va a resultar muy positiva para todos los enfermos”.
Los instrumentos
“Cuando llegamos a conectar con lo que es importante y en el momento presente de la persona, a partir de ahí vamos fluyendo”, describe Paco. “La idea es un poco sostener ese estado emocional y con la música llevarlos hacia un lugar de equilibrio”, añade. Para ello, además de su guitarra, cuenta con diversos instrumentos de pequeña percusión que inducen a la relajación como, por ejemplo, el palo de lluvia, una caja china, algunas claves, y una pandereta especial cuyo sonido evoca el romper de las olas.

Paco Domínguez junto al equipo de enfermería del Hospital Clínico / L.O.
Respecto a los estilos, comenta que, sobre todo, le piden música tradicional y de Andalucía. “También algo de blues o jazz. Pero yo voy improvisando según la persona me cuenta un poco sus gustos musicales y, si no lo menciona, le pregunto un poco qué música le gusta para acoplarme un poco a sus preferencias”, detalla Paco, que admite que acaba siempre muy emocionado después de cada sesión debido a la gran conexión que se crea. “Considero que es un privilegio poder acompañar a una persona que se encuentra en una situación de vulnerabilidad y que me deje estar ahí para mí es muy importante”.
En muchas ocasiones los pacientes repiten. “Esta mañana uno me dijo ‘vuelve pronto’. Y otras veces me dicen directamente que vuelva el jueves porque no les apetece hoy o que se apuntan para la semana que viene”. Paco acude al Hospital Clínico los martes y jueves por la mañana y miércoles por la tarde equipado con todos sus instrumentos dispuesto a ofrecer un alivio emocional a todos los pacientes que lo necesiten.
La importancia de humanizar
En un principio, al centro hospitalario malagueño le corresponden 180 horas de musicoterapia, lo que significa que el proyecto está previsto hasta finales de agosto, aunque tanto los profesionales como pacientes confían en poder ampliarlo. “El proyecto surgió en Cádiz a través de Aula Sonora, una empresa donde hay un musicoterapeuta que trabaja en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz. Y, a través de ahí, Fundación Unicaja le comentó la posibilidad de ampliar la capilaridad para diferentes provincias de Andalucía. Y este compañero, Raúl Torres, nos ofreció a varios compañeros la posibilidad de colaborar en este proyecto”, cuenta el profesional malagueño, que resalta que, actualmente, cinco hospitales de Córdoba, Sevilla, Huelva, Cádiz y Málaga están inmersos en el proyecto.
Por su parte Gómez recuerda la importancia de la humanización y de convertir a los hospitales en entornos amables y cálidos con iniciativas como esta que hacen más amable y apacible la estancia hospitalaria. “Todos vamos a ser pacientes de una u otra manera a lo largo de nuestra vida y nos gustaría que nos tratasen de una manera cercana. Que nos tratasen, como aquí decimos, humanos, pero realmente lo que quiere decir es con empatía, con cariño, que pudiera escucharnos y ver cuál es nuestra necesidad antes de que nosotros lo pudiéramos decir”, concluye la profesional.
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