Salud

Aumentan los problemas de salud mental entre los médicos de familia de Málaga

En 2024 fueron atendidos un total de 31 facultativos en el programa PAIME del Colegio de Médicos, que busca ayudar a los profesionales y prevenir la mala praxis

Los médicos de familia son los que más acuden al Programa de Atención Integral al Médico Enfermo

Los médicos de familia son los que más acuden al Programa de Atención Integral al Médico Enfermo / l.o.

Arancha Tejero

Arancha Tejero

Málaga

Los médicos están acostumbrados a tratar a diario a pacientes con problemas de salud mental o adicciones, pero en algunas ocasiones son ellos quienes necesitan ayuda. Trastornos como la ansiedad o la depresión son cada vez más frecuentes entre los profesionales sanitarios, especialmente, en los médicos de familia, que son los principales usuarios del Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME), que ofrece desde hace 15 años el Colegio Oficial de Médicos de Málaga para ayudar a los facultativos y prevenir la mala praxis.

En el año 2024, un total de 31 médicos malagueños fueron atendidos en el programa, en el que se realizaron 120 consultas, según los datos facilitados por el secretario general del Colegio de Médicos de Málaga y director del programa PAIME de Málaga, José Miguel Pena Andreu, que acaba de asumir la coordinación andaluza del programa, que se ofrece en todos los colegios de médicos del país.

Atender patologías graves

En concreto, PAIME nació hace 25 años, impulsado por el Colegio de Médicos de Barcelona. Y, aunque en sus inicios nació con el objetivo de atender a facultativos que padecían patologías graves como adicciones, alcoholismo, toxicomanías o trastornos mentales severos que comprometían la práctica clínica, con el tiempo ha evolucionado y, hoy en día, tratan afecciones de salud mental más frecuentes, pero no por ello menos incapacitantes, como la ansiedad o la depresión.

«Actualmente, los diagnósticos más prevalentes son los que se denominan trastorno adaptativo, que son todos aquellos trastornos que aparecen como consecuencia de un factor estresor externo y el factor estresor externo que nosotros identificamos, claramente, es el deterioro del sistema de salud», explica el doctor Pena, que aclara que este trastorno psiquiátrico conlleva, fundamentalmente, ansiedad o depresión, que son los diagnósticos más prevalentes dentro del programa.

El psiquiatra también advierte de que, como consecuencia de las agresiones que sufren cada vez más los sanitarios de la provincia, también tratan casos de estrés postraumático. «Después, un cuarto diagnóstico que puede coexistir con los anteriores, son los trastornos de personalidad, que son determinados rasgos de personalidad que pueden condicionar la aparición de trastornos adaptativos, trastornos por ansiedad o por depresión», añade.

Deterioro del sistema

El doctor Pena tiene claro que uno de los principales factores que se encuentra detrás de este aumento de los problemas de salud mental, que se dispararon tras la pandemia, es el deterioro del sistema sanitario. La presión asistencial ha alcanzado niveles inéditos: sobrecarga de trabajo, falta de personal, contratos precarios, inestabilidad y agresiones cada vez más frecuentes. «La presión que padecen los médicos hoy no se había visto nunca. Es absolutamente brutal», subraya el director del programa, que hace hincapié en las condiciones «tremendamente duras y complicadas» que deben soportar los profesionales, en especial, las médicas que todavía sufren en mayor medida los problemas de conciliación familiar.

Esta realidad impacta directamente sobre el bienestar psicológico de los profesionales, sobre todo, en los médicos de familia, que representan el 50 % de los usuarios atendidos en el programa PAIME de Málaga. «Los médicos de familia son los que, según nuestras estadísticas, más acuden a nuestro programa, sin duda», resalta el doctor Pena, que puntualiza que este es un dato llamativo ya que el 50 % de los médicos colegiados no son médicos de familia. Por otro lado, existen algunas especialidades que son de riesgo por las propias características de la misma, como, por ejemplo, anestesia.

En total, en el año 2023, en Andalucía entraron en el programa 280 médicos y se realizaron alrededor de 1.700 consultas. Esto se traduce en que, aproximadamente, entre cinco y seis médicos por cada 1.000 médicos colegiados han precisado de la ayuda de este programa.

En el caso de Málaga, en el año 2023 fueron 30 los facultativos atendidos, lo que significa que la proporción de médicos que acuden al programa es algo menor que la media andaluza. Sin embargo, el doctor Pena apunta que puede deberse a que Málaga es la provincia andaluza con mayores tasas de ejercicio privado en Andalucía y que los médicos que ejercen en la privada, por lo general, consumen menos el programa PAIME.

«En Málaga es un programa bastante estable», sostiene el doctor Pena, que afirma que están «muy contentos» con el funcionamiento del mismo, ya que es «bastante eficaz». En este sentido, aclara que, aunque la patología psíquica es de larga evolución, normalmente, «en poco tiempo las patologías que provocan la asistencia a nuestro programa conseguimos resolverlas y mejorarlas».

Automedicación

Aun así, destaca que en el 50 % de los casos los facultativos entran en el programa inducidos por alguien, que suele ser un familiar o compañero. «Muchos de ellos, tanto voluntarios como inducidos, han intentado terapias previas, que, en muchas ocasiones, es la autoadministración de fármacos», comparte el psiquiatra, que asegura que se hacen «muchas consultas de pasillo» con compañeros y que, por lo general, intentan retrasar y aguantar sin acudir al programa. «Muchas veces no se dan de baja porque saben que el trabajo que no vayan a hacer ellos lo van a tener que hacer sus propios compañeros», señala.

Es importante tener en cuenta que los médicos también luchan con el estigma y la presión de que «tienen que ser más fuertes que nadie», lo que supone otra barrera a la hora de pedir ayuda. Además, a esta realidad se suma la personalidad de los propios médicos, que se caracterizan por ser personas «hiperresponsables» y con unos niveles de exigencia muy elevados.

«Esos rasgos de personalidad son los que después se hacen muy difíciles de compaginar con un sistema de salud muy deteriorado que les pide hacer cosas que ellos no pueden hacer. Son muy perfeccionistas y el sistema no lo es, y entonces se provoca una distorsión que hace que no funcionen bien dentro del propio sistema y aparecen las crisis psicológicas que continuamente vemos los psiquiatras que trabajamos en nuestros programas», concluye el profesional.

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