Entrevista | José Calvo Poyato Escritor e historiador

"Felipe II es uno de los personajes peor tratados por la leyenda negra"

José Calvo Poyato (Cabra, 1951) aborda en su nueva obra, ‘Dueños del mundo’, (Harper Colllins), presentada en Málaga, el accidentado proceso de unión de España y Portugal bajo la corona de Felipe II, cuando en sus dominios ya no se ponía el sol.

José Calvo Poyato, con su nueva novela.

José Calvo Poyato, con su nueva novela. / La Opinión

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

¿Qué novelas históricas le apasionaron más en su infancia?

Con 9, 10, 11 años había unos libros de editorial Bruguera en los que, además de páginas para el lector más adulto, había entremezcladas páginas de cómic. Esos libros me atrajeron muchísimo. Estaba por ejemplo ‘La flecha negra’ de Stevenson; las obras de Emilio Salgari, que me parecían fantásticas en aquel momento; y alguna de Julio Verne, aunque no pueda considerarla exactamente novela histórica; pero sí con elementos que se pueden asimilar al género.

¿Nació entonces la vocación de escribir novelas?

Surge como historiador; de hecho, mi primera novela histórica la publico en 1995: ‘El Rey hechizado’, también titulada ‘El hechizo del rey’. Antes había publicado algunas obras como historiador; pero quise novelar un personaje tratado de una forma tan débil por nuestra Historia como Carlos II, el último monarca de la Casa de Austria, y que me despertó cierta simpatía. En una novela me podía tomar ciertas libertades que como historiador ni podía ni debía. 

¿Fue difícil para usted dejar la política, esa etapa en la que fue alcalde de su pueblo, Cabra y parlamentario andaluz? 

No fue problemático en absoluto. Sigo teniendo el concepto de que dedicarse a la política es una actividad de carácter temporal para prestar algún servicio, y no convertirlo en una especie de profesión; donde uno pasa de un cargo a otro y se eterniza.

La mayoría de sus novelas, como la última, ‘Dueños del mundo’, la ambienta en la España imperial. ¿Conocemos bien nuestra Historia?

Creo que debemos profundizar en el conocimiento de nuestra Historia por muchísimas razones, porque conocer el pasado significa conocer el camino que otra gente, que nuestros antepasados recorrieron para llevarnos a donde hoy nos encontramos. 

José Calvo Poyato se inició de niño en la novela histórica con Stevenson y Salgari.

José Calvo Poyato se inició de niño en la novela histórica con Stevenson y Salgari. / La Opinión

¿Debe pedir perdón España por errores del pasado? 

Lo de pedir perdón no solo no lo comparto sino que lo rechazo. España hizo cosas que no fueron particularmente brillantes; pero hay otras cosas extraordinariamente brillantes. Y creo que llevarlas al conocimiento del gran público, y la novela histórica me parece un instrumento fantástico, es algo que tiene la respuesta del público. Es uno de los géneros que más libros vende porque resulta particularmente atractiva.

Felipe II

El personaje clave de ‘Dueños del mundo’ es Felipe II. Usted retrata al monarca más poderoso de su tiempo con muchos matices, incluido el de padre cariñoso con sus hijas; en contra de la visión negativa que se tiene, sobre todo fuera de España, óperas incluidas.

Felipe II es uno de los personajes peor tratados por esto que se ha llamado la leyenda negra; lo mismo que el duque de Alba, a quien también he querido crearle otra imagen en la novela. Felipe II no fue un santo; pero tampoco el demonio negro del Mediterráneo que nos han pintado sus enemigos. No le podían vencer en el campo de batalla, no tenían capacidad política para enfrentarse a él; y entonces lo que hicieron fue construir un relato de un personaje particularmente negativo y con tintes siniestros. Y Felipe II, por ejemplo, era un hombre extraordinariamente culto, que va a impulsar la construcción de El Escorial, y allí se va a fundar una de las bibliotecas más importantes de su tiempo. También era un enamorado de la pintura, responsable de que la colección más importante de pinturas de El Bosco la comprara y trajera a España; además de preocupado por la educación de sus hijas. Tuvo que tomar decisiones complejas porque era el hombre más poderoso de su época, pero no es, en absoluto, el personaje siniestro pintado por sus enemigos.

El asunto principal de la novela es, precisamente, la aspiración legítima del monarca español al trono de Portugal. A la hora de retratar este teatro internacional de intrigas, ¿ha pesado más el novelista o el historiador?

Ha primado el deseo de contar ese episodio de nuestra Historia con la mayor fidelidad posible; sabiendo que uno construye diálogos que forman parte de la ficción de la novela.  

¿Comparte la aspiración de José Saramago de una unión entre España y Portugal? 

Total y absolutamente. Creo que la unión ibérica ha sido el anhelo de muchos españoles y portugueses.

Junto a los grandes hechos para retratar esa Monarquía Hispánica en la que ya no se ponía el sol, hay mucho amor por el detalle en su novela; cuenta, por ejemplo, que por entonces se pusieron de moda los tenedores de tres puntas. 

Para escribir una novela histórica hay, previamente, un trabajo de documentación muy intenso. Y los detalles, como el tenedor de tres puntas o el tipo de hierbas que se empleaban para hacer ungüentos, pócimas y cosas de ese tipo, le interesan mucho al lector. Además, es muy exigente a la hora de los pequeños detalles, así que el proceso de documentación incluye aspectos de la vida cotidiana, no solo de príncipes, papas y grandes personajes; también de la gente sencilla, que se reúne en los mesones, posadas y tabernas para hablar de cómo ha subido la vida o cómo va el trabajo. Eso permite al lector acercarse a este tipo de personas también; y me parece uno de los trabajos más bonitos que un novelista, sobre todo de novela histórica, puede realizar.

En la novela aparecen el famoso secretario Antonio Pérez y la princesa de Éboli; y el asesinato de Escobedo, el secretario de Don Juan de Austria. ¿Llegaremos a saber algún día toda la verdad? 

Siempre existe la posibilidad de que aparezca un documento. Lo que sabemos es que Antonio Pérez fue quien instigó ese asesinato y que la princesa tuvo relaciones amorosas con él. Lo que no esta tan claro es que ella mantuviera relaciones amorosas con Felipe II. 

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