Vecinos
Seis años esperando un plato de ducha
Sonia Ravagnani, vecina de un piso del IMV en García Grana, lleva desde antes de la pandemia solicitando una ducha su hijo de 16 años, discapacitado psíquico y físico
El Ayuntamiento responde que se ha negado a costear esa obra porque ella no ha pagado "ni un sólo recibo de alquiler ni de comunidad" desde que se le adjudicó la vivienda, hace ya 16 años para su hijo

Sonia Ravagnani, en su cuarto de baño, en García Grana, con la bañera con la que su hijo se accidenta. / a.v.

«No pido un plato de ducha por gusto, lo pido por necesidad, porque el niño se me puede matar o tener un accidente grave», cuenta Sonia Ravagnani.
Esta vecina de un piso del Instituto Municipal de la Vivienda, en la calle Záncara, en la barriada de García Grana, en donde vive con su familia desde 2011, explica que lleva solicitando la ducha al Ayuntamiento «desde antes de la pandemia»; de momento sin resultado.
El motivo: Sonia y su marido son padres de dos hijos, el más pequeño, un niño de 16 años con doble discapacidad física y psíquica de un 40 por ciento, en ambos casos.
Como explica la madre, en casa cuentan en el cuarto de baño con una bañera que a su hijo cada día se le hace más difícil de usar. En ocasiones, explica, el chico se abstrae e incluso «se desvanece» cuando va a entrar en la bañera, o bien se resbala.
Como resultado, ya ha tenido numerosos accidentes: «Se ha golpeado el muslo, la espalda, la cabeza... un día se me puede caer mal», explica preocupada.
Esta circunstancia es la que le ha llevado a dirigir varios escritos al Consistorio reclamando el cambio de la bañera por el plato de ducha. «No es algo que esté pidiendo de ahora», subraya.
Sonia explica además que la bañera tiene pérdidas de agua que van a otro piso; por lo que el cambio también acabaría con este problema.
Deuda con el IMV
Hasta ahora, sus gestiones lo único que han conseguido es la negativa del Ayuntamiento, transmitida por teléfono. «Me llamaron y me dijeron que no me pondrían el plato de ducha porque debía dinero», explica.
A este respecto, explica que la situación de su familia nunca ha sido boyante y, precisamente ahora, no pasa por el mejor momento, porque tanto ella como su marido están en paro; y salen adelante gracias al Ingreso Mínimo Vital, concedido hace unos dos años: «por cuatro personas me dan menos de 900 euros», destaca, al tiempo que comenta que estuvo trabajando casi dos años en un restaurante, «hasta que me quemé con agua caliente, me di de baja y me despidieron», cuenta.
En cuanto a su marido, explica que no cuenta con trabajo estable; por lo que, entre otras actividades, recoge chatarra para reunir un poco de dinero. «Se busca la vida como puede», destaca.

Con la documentación de su hijo. / a.v.
«Debo bastante, pero hay que pagar el agua, la luz, la comida, la ropa y somos cuatro personas», remarca Sonia, que recuerda que, para poder conseguir el piso en García Grana, esperaron 12 años; y hasta llegaron a acampar, como protesta, delante del Ayuntamiento, con otras seis personas en una situación de espera parecida.
Para Sonia Ravagnani, la salud de su hijo debe estar por encima de la situación económica de su familia. «A mí me gusta más trabajar, que te da la vida, que recibir una ayuda; ojalá me saliera un trabajo fijo o como fijo discontinuo», confiesa esta vecina.
La Federación Provincial de Vecinos Solidaridad ha dado su apoyo a Sonia Ravagnani y su familia, y reclamado el plato de ducha para su hijo.
El portavoz vecinal de Solidaridad en el Distrito de la Cruz del Humilladero, Rafael Martín, en declaraciones a La Opinión recordó que el hijo de Sonia es un menor con doble discapacidad, e hizo hincapié en que, en el presupuesto municipal de 2025, hay una partida de 165 millones de euros, englobadas como Málaga Social, de la que podría salir la ayuda que reclama esta familia.
Respuesta del Ayuntamiento
El concejal de Vivienda, Francisco Pomares, justificó ayer la negativa del IMV a costear el cambio de bañera por plato de ducha, en que a Sonia Ravagnani se le adjudicó una vivienda «hace 16 años, y desde entonces no ha pagado un solo recibo de alquiler ni de comunidad», por lo que acumula una deuda de 35.057 euros; con un alquiler de 221, 86 euros y 55,44 de comunidad.
«Sus ingresos mensuales actuales son de 1.573 euros; el equipo de trabajadores y educadores sociales le ha ofrecido, en reiteradas ocasiones, un plan de pago o un cambio de vivienda acorde con sus ingresos familiares que hasta la fecha ha rechazado, con lo cual tiene informe desfavorable para cualquier tipo de ayuda o demanda», argumentó el concejal.
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