Crónicas de la ciudad

Al obelisco de Torrijos le crece su chirimbolo vigía

El símbolo nacional de la libertad frente a la tiranía, el histórico obelisco en homenaje a Torrijos y sus hombres, luce, dentro del perímetro de su verja, un destacado chirimbolo para cuestiones eléctricas, cada vez más crecido.

El obelisco a Torrijos, acompañado esta semana por el chirimbolo vigía, que enriquece el conjunto.

El obelisco a Torrijos, acompañado esta semana por el chirimbolo vigía, que enriquece el conjunto. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En Málaga no ganamos para sustos, tampoco para chirimbolos. Ahora que la Farola se ha librado de una colección de antenas GPS de unos 5 metros de altura que, desde 2002, coronaban este bicentenario Bien de Interés Cultural, en el perímetro del obelisco a Torrijos, en la plaza de la Merced, persiste un indescriptible chirimbolo.

Los malagueños y visitantes que se acerquen al famoso monumento y lo contemplen con un poco de atención, notarán que luce una suerte de alargado forúnculo en la esquina sur izquierda de la verja decimonónica, la que rodea el espacio donde se conservan los restos del general José María Torrijos y la mayoría de sus hombres -el joven norirlandés Robert Boyd está enterrado en el Cementerio Inglés-. 

Desde el punto de vista del emplazamiento, es el ideal si se busca visibilidad. Los ojos de los visitantes ya no sólo se van al monumento inaugurado en 1842; ahora también se pueden dirigir a un cachirulo con forma de semáforo en prácticas, que habría desorientado al famoso extraterrestre Gurb, de quien seguimos sin noticias. 

Se trata de un artefacto, ya instalado en 2018; pero por entonces, mucho menos desarrollado que el de la actualidad. Se ve que en la rama de la chirimbología, los avances técnicos no suponen la disminución del tamaño sino todo lo contrario. 

El cachirulo, en 2018, mucho menos desarrollado.

El cachirulo, en 2018, mucho menos desarrollado. / Google Maps

Fuentes próximas al cachirulo, consultadas por esta sección, explican que, para evitar el tener que estar todo el santo día desmontando instalaciones, cada vez que se pone en marcha algún tipo de feria o equipamiento temporal en la plaza de la Merced, el Ayuntamiento optó por dejar el ‘aparataje’, al que sólo le falta hablar y hacerlo como R2-D2. 

La Farola y el Obelisco

El que, hasta este año, la Farola tuviese que lucir una especie de ‘extensiones’ en forma de antenas poco favorecedoras se entiende; pues, hasta que no caiga sobre ella la Estrella Hotelera de la Muerte, diseñada por David Chipperfield, su deber es seguir funcionando como aparato técnico que es. 

Otra cosa bien distinta es el monumento a Torrijos, porque su autor, el arquitecto municipal Rafael Mitjana Ardison, jamás lo diseñó como torre de alta tensión ni nada que se le pareciera.

Otra vista del chirimbolo, en el interior de la verja del obelisco a Torrijos, esta semana.

Otra vista del chirimbolo, en el interior de la verja del obelisco a Torrijos, esta semana. / José Enrique Sánchez

Las paradojas están ahí, el guía turístico Miguel Ángel Pérez lleva años denunciando que siguen fundidos los focos de luz al pie del obelisco; pero eso sí, el chirimbolo que hay a su vera no deja de crecer.

Con suerte, este ‘apero eléctrico’, emplazado con todo el respeto patrimonial del mundo, terminará superando en altura al monumento del XIX. Entre un símbolo nacional de Libertad y un cachirulo para fomentar el flujo de visitantes, en Málaga sabemos escoger. 

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