Crónicas de la ciudad

La pérgola en fuga del Parque María Luisa

En Málaga, tierra de árboles de hoja perenne, lo que caen son las vigas de las pérgolas desnudas, que tanto abundan en esta ciudad necesitada de sombra. La última, la del Parque de María Luisa la semana pasada.

La pérgola del parque María Luisa, cada vez con menos listones y sin una sombra que echarse encima.

La pérgola del parque María Luisa, cada vez con menos listones y sin una sombra que echarse encima. / La Opinión

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Aseguraba el gran Julio Camba en una de sus crónicas londinenses que bastaban «dos listones sujetos por un eje a la extremidad inferior del cuerpo; otros dos, sujetos a los hombros, y ya está hecha una inglesa». 

Un sistema similar es el que ha permitido levantar, por toda Málaga, decenas de esqueléticas pérgolas. Pese a que contamos con un alcalde ingeniero agrónomo, si algo caracteriza los parques malagueños es un número preocupante de pérgolas desnudas; precisamente, en uno de los puntos de Europa donde más necesaria es la sombra. 

Cierto que, en los últimos años, la maquinaria municipal ha empezado a enmendar esta soleada lección de imprudencia; pero todavía quedan pérgolas veteranas que, jamás en su larga vida, han sentido en sus prietas carnes el roce de una planta trepadora. 

Una de las más señeras es la pérgola central del Parque María Luisa, uno de los símbolos más veteranos del desnortamiento municipal en todo lo que tiene que ver con el fomento de la sombra en sus Parques y Jardines.

Nadie conoce el propósito de esta estructura -salvo el de adorno desvencijado-; pero ahí sigue, lustro tras lustro, erguida en el centro de esta socorrida zona verde, unas 40 veces más pequeña que el parque homónimo de Sevilla y, pese a sus discretas dimensiones, una isla natural en uno de los entornos más masificados de la Carretera de Cádiz

Fuga a plazos

Se da la circunstancia además de que la pérgola de este parque, vecino del barrio de La Luz, sigue el ejemplo del celebérrimo chiste de don Manuel Ruiz de Lopera, el del preso que se iba escapando poco a poco.

En el caso que nos ocupa, la fuga lleva produciéndose también por capítulos: año tras año, va perdiendo sus listones. Si viviera don Julio Camba, quizás hiciera un símil entre los bosques de la vieja Inglaterra y esta pérgola de ‘viga caduca’; todo un misterio para la Botánica.

Las vigas desplomadas la semana pasada, de la pérgola del Parque Maria Luisa.

Las vigas desplomadas la semana pasada, de la pérgola del Parque Maria Luisa. / La Opinión

La última caída otoñal tuvo lugar la semana pasada, al caerle encima un árbol; de cuyo mal estado alertaron, hace unos seis meses, la asociación animalista AMMAM, la Asociación de Vecinos de Virgen de Belén y la Federación vecinal Solidaridad, informa un portavoz de Solidaridad. Por suerte, el desplome de árbol y vigas no coincidió con el paso de nadie. 

Esta sección lleva muchos años denunciando el mal estado de esta pérgola ‘en tenguerengue’. Puede que nuestro Ayuntamiento, tan absorto en el aumento de los flujos turísticos y la promoción internacional de Málaga, ni se haya percatado de esta estructura en continuo escape. Hora es de que se centre y repare el entuerto. 

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