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Mirando atrás

33 cofrades que marcaron la Semana Santa de Málaga: un homenaje a su legado

El historiador Andrés Camino publica ‘Personajes de la Semana Santa de Málaga. Vida y obra de 33 cofrades’, un trabajo que profundiza en su labor de ir recuperando las figuras de cofrades históricos ya fallecidos

Andrés Camino, en la Agrupación de Cofradías, con su obra sobre los cofrades históricos.

Andrés Camino, en la Agrupación de Cofradías, con su obra sobre los cofrades históricos. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Málaga

«En la Semana Santa te encuentras a un actor de cine, a un notario, a una guardesa, al comerciante de una mercería... eso no lo encuentras en ninguna parte, salvo en el mundo de las hermandades y las cofradías», explica el doctor en Historia Andrés Camino.

El conocido investigador malagueño y director de ‘La Saeta’ sabe de lo que habla porque es el autor de ‘Personajes de la Semana Santa de Málaga. Vida y obra de 33 cofrades’, editado por la Agrupación de Cofradías.

El volumen es el segundo que rescata la trayectoria vital de cofrades insignes ya fallecidos, después de que, con motivo del centenario de la Agrupación de Cofradías, en 2021, publicara un primero dedicado a 72 de ellos.

Bendición de guía y mazas de nogal en la parroquia de Santiago, con Fernando María Lafforé, uno de los cofrades del libro.

Bendición de guía y mazas de nogal en la parroquia de Santiago, con Fernando María Lafforé, uno de los cofrades del libro. / Archivo Municipal de Málaga

Como recuerda, las cifras tienen un simbolismo muy claro, ya que 72 fueron los discípulos o emisarios de Jesús, según el Evangelio de San Lucas; y con respecto al libro actual, 33, la edad a la que Cristo fue crucificado.

Esta segunda entrega tiene como columna central los cofrades de los años 20 del siglo pasado, aunque también hay de nuestro siglo como el padre Gámez, el periodista Antonio Guadamuro o quien fuera presidente de la Agrupación de Cofradías y hermano mayor de la Pollinica: Jesús Saborido.

Entre sus fuentes primordiales, Andrés Camino ha consultado el archivo de la Agrupación de Cofradías, publicaciones como La Unión Mercantil o la revista La Saeta y los archivos de las respectivas cofradías, sin olvidar los familiares. Y este trabajo, con el enfoque de mostrar la labor profesional y cofrade de los personajes, resaltando siempre lo positivo de su aportación.

San Manuel González

La obra, por cierto, se abre con el obispo de Málaga san Manuel González, una figura que Andrés Camino ha investigado a fondo y por cuyo trabajo recibió en 2021 el Premio Málaga de Investigación.

El libro también recoge el perfil del obispo san Manuel González, por su especial relación con las cofradías, y porque bajo su mandato se crearon muchas de ellas.

El libro también recoge el perfil del obispo san Manuel González, por su especial relación con las cofradías, y porque bajo su mandato se crearon muchas de ellas. / La Opinión

Como resalta, aunque no era cofrade «ni mucho menos», bajo su pontificado se crearon numerosas cofradías y, por otro lado, mantuvo una pugna con ellas, al no aceptar que recabaran fondos con cruces de mayo, festejos o bailes, algo que consideraba inapropiado.

Y entre los cofrades del inicio de la Agrupación de Cofradías está, por ejemplo, el caso curioso del malagueño Joaquín Mañas Hormigo, que fue hermano mayor de la Congregación de Mena entre 1927 y 1931, y que, a finales del XIX, participó en la Guerra de Filipinas. De hecho, fue capturado por los insurgentes filipinos y consiguió escapar.

Por otro lado, fue Joaquín Mañas quien llevó a cabo las gestiones para hermanar la Congregación con la Legión, motivo por el que fue nombrado legionario de honor.

Joaquín Mañas Hormigo recibe el nombramiento de Legionario de honor, en 1927.

Joaquín Mañas Hormigo recibe el nombramiento de Legionario de honor. / Archivo Municipal de Málaga

De los años 20 del siglo pasado, Andrés Camino destaca sobre todo el que hubiera más «camaradería» y «fraternidad» entre las cofradías y los cofrades.

A este respecto, un hecho muy curioso, constatado por el autor en este libro, es que un número apreciable de hermanos mayores, cuando dejaron su cargo, fueron convencidos por Enrique Navarro, el reconocido presidente de la Agrupación de Cofradías y hermano mayor de la Expiración, para entrar a colaborar en su archicofradía; lo que refleja tanto su carisma como ese espíritu de fraternidad que menciona el historiador.

De la segunda mitad del siglo XX también hay figuras como el hermano mayor de Fusionadas Marcelino Aguilar Damián, de profesión operador de cine, quien en julio de 1980 tuvo que hacer frente al incendio intencionado de un buen número de titulares, «y el hombre tuvo la valentía y el arrojo de levantar la cofradía».

La guardesa

Y junto a hermanos mayores, también aparecen cofrades memorables que no estuvieron al frente; pero que merecían estar en este trabajo. Es el caso, por ejemplo, de Isabel Díaz Ortiz, guardesa del Hospital de San Julián, fallecida en 1995, a quien Andrés Camino tuvo la suerte de conocer. «El mérito que tuvo es que vivió en San Julián 50 años, cuando aquí estaba las Penas, y fue la que vigiló y mantuvo de alguna manera vivo este lugar», detalla.

Una sonriente Isabel Díaz Ortiz, en el centro, acompañada de amigas y conocidas.

Una sonriente Isabel Díaz Ortiz, en el centro, acompañada de amigas y conocidas. / Colección José Luis Espejo Cerezo

También aparece en este estudio Antonio Cabra Parra, maestro industrial y Policía Nacional, fallecido en 2021, «que era quien montaba las tribunas de la plaza de la Constitución y el que te construía las mesas de trono».

Andrés Camino explica a La Opinión que ya tiene en marcha el tercer volumen de cofrades insignes, que en este caso sumarán también una cifra muy relacionada con el Evangelio: 12 + 1. Lo del 1 lo explica señalando que, en el primer volumen habló del hermano mayor de la Soledad de San Pablo Juan Navarrete Trujillo, del que no pudo completar entonces la parte personal y ahora sí lo hará, gracias a nuevos datos.

Como particularidad, la tercera entrega incluirá un buen número de cofrades que Andrés Camino conoció y admiró. El historiador resalta que, con sus trabajos, busca «aprender, y lo que yo aprendo e investigo, darlo a conocer». Estos 33 memorables perfiles son la prueba.

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