Crónicas de la ciudad
Transformación en Lagunillas: cambios tardíos que benefician a turistas y no a vecinos
Las necesarias obras municipales de mejora en Lagunillas se producen cuando la presión inmobiliaria está vaciando de vecinos este barrio victoriano. Las disfrutarán, especialmente, turistas con maletas e inquilinos con parné.

Obras en la plaza de Miguel de los Reyes, la semana pasada. / A.V.
Si algo llama la atención a los extranjeros y nacionales que nos visitan es el marcado contraste entre la zona turística de la ciudad y la inmediata decrepitud que descubren a continuación.
Esto ha sido una constante durante lustros, de ahí que muchos guiris y nacionales pongan la ‘frontera simbólica’ entre la Málaga turística y la real en la calle Carretería, el Teatro Cervantes y sobre todo, en la Casa Natal de Picasso.
Sin duda, este último ‘puesto fronterizo’ es más llamativo para ellos, pues no se explican que, si continúan hacia arriba, se topen de golpe con una Málaga precaria, a juego con su mal estado de revista.
Los dos factores
Esta última ‘frontera’, la de la casa donde, en realidad, nunca nació Pablo Ruiz Picasso, pues lo hizo en otro piso de las Casas de Campos, está cambiando de forma acelerada, por dos factores.
El primero de ellos ha sido la llegada de los pisos turísticos, un ‘coladero urbanístico’ -frenado demasiado tarde por nuestro Ayuntamiento- que está expulsando a vecinos de toda la vida, más el consiguiente alza de los precios del alquiler, que provoca que otros no puedan pagarlos; un fenómeno estudiado y comprobado ya por la UMA, que entiende que los pisos turísticos no son en absoluto inocuos si alcanzan el 10 por ciento del entorno.
El segundo factor, no sabemos si consecuencia del primero, es el arreglo en condiciones de las calles del victoriano barrio de Lagunillas.

Solares veteranos junto a la plaza de Miguel de los Reyes, en obras en Lagunillas. / A.V.
El interés inmobiliario por un barrio en auge (en auge sobre todo los precios de las viviendas) está haciendo que solares con más pedigrí que la Casa de Alba se vayan convirtiendo al fin en bloques.
Hasta los jardines de Miguel de los Reyes, en la plaza que lleva su nombre, están en obras. Una obra acertada, porque el diseño gustaba a pocos. Incluso tres solares contiguos a la zona verde, de tiempos del asedio a Sarajevo, parece que abandonarán pronto la decrepitud, pues hay movimientos cerca.
Aseguraba el Ayuntamiento cuando anunció estas obras que se buscaba «impulsar áreas peatonales», para convertir la zona en «un espacio más amable para el ciudadano y de inclusión».
La impresión es que la amabilidad la notarán, principalmente, personas de más ingresos y con maletas con ruedas. Estas necesarias obras municipales que amortiguarán la sensación de ‘frontera’ de la Casa Natal de Picasso llegan demasiado tarde, cuando muchos vecinos no pueden ya permitirse el lujo de vivir en su barrio de siempre. Poca inclusión habrá.
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