Sucesos
Así fue el asesinato culminado por el sicario más precoz que se recuerda en la Costa del Sol
Una investigación redonda del Grupo II de la Udyco de Málaga resuelve el caso de la ejecución por error de un joven en Fuengirola, crimen llevado a cabo por un menor poco después de ser reclutado por la Mocro Maffia holandesa

El club de cannabis donde trabajaba la víctima, precintado tras el asesinato. / DANI PÉREZ / EFE
La sombra que lleva un buen rato acechando el club de cannabis de la calle General Rodrigo, muy cerca del paseo marítimo de Fuengirola, saca de una bolsa un fusil aprovechando la salida de los últimos clientes, sabe que la puerta tiene un sistema de apertura electrónica que sólo se activa desde el interior. Al ver que un tipo armado y con la cara cubierta va directo hacia él, un trabajador del fumadero cierra in extremis la entrada, prácticamente al mismo tiempo que tres proyectiles impactan contra la cristalera. El estruendo provoca el pánico entre el empleado y los otros tres hombres que quedan dentro del local, que buscan una salida forzando el cerramiento de la terraza que da a la calle Asturias. El tirador lee el recorrido desde fuera, los sigue y al doblar la esquina abate con otra ráfaga al mismo chico que le cerró la puerta, que ha sido el primero en salir de la ratonera. Se acerca a la víctima herida, ignora la petición de clemencia que le hace desde el suelo y lo remata con toda la munición que le queda en el cargador. Quedan unos minutos para que el reloj marque las dos de la madrugada del 7 de diciembre de 2024.
Determinación del asesino
Gran parte del ataque está grabado y lo que no se ve está en la retina de los testigos. Los investigadores del Grupo II de Crimen Organizado de la Udyco Costa del Sol destacan la frialdad y determinación del asesino, también la destreza que demostró con un arma de guerra muy singular que sugiere una «instrucción previa». Aseguró su misión con casi una veintena de disparos, incluido el de gracia. A partir de aquí, cientos de horas revisando imágenes de videovigilancia y el trabajo de campo ha permitido a este equipo, con la ayuda sus compañeros del Grupo IV, del Greco Costa del Sol y de la Comisaría de Fuengirola, reconstruir el crimen e identificar a los siete implicados. Seis han sido detenidos y uno está muerto. «Es una investigación redonda, sin ningún fleco suelto», asegura el responsable de la operación Smoke.

Fusil de asalto usado en el asesinato. / L.O.
Los agentes recuperaron debajo de un coche aparcado el arma, un fusil de última generación utilizado por el ejército de Estados Unidos. El autor la abandonó para huir más cómodamente en la bicicleta que tenía preparada en la zona. El investigador reconoce que es una buena opción. Por muy rápido que pedalee, un joven no llama tanto la atención como lo haría a toda velocidad en una moto o en un coche, vehículos que además dejan mucho más rastro. Tras unos minutos circulando sobre dos ruedas, siguió su ruta a pie hasta que cogió un taxi en otro punto del paseo marítimo. Pidió que le llevaran a Torremolinos, donde también caminó un rato hasta llegar a un céntrico bar que abre las veinticuatro horas. Allí esperó a que amaneciera.
Celebración
Lo recogieron dos varones, uno de los cuales fue inmediatamente reconocido en pantalla por los agentes como uno de los presentes en el fumadero en el momento del asalto. La investigación lo señala como el gancho, la persona que debía señalar a la víctima. Los tres se fueron desayunados a un hotel de Torremolinos donde se alojaron y festejaron con alcohol durante horas los últimos acontecimientos. Todavía no eran conscientes de que se habían equivocado de objetivo. La policía española, la holandesa y la propia familia de la víctima están convencidos de que Jasin Ajar, un joven de 25 años procedente de Zwolle, fue ejecutado por un terrible error. Sin vínculos con el crimen organizado, el perfil del fallecido no encaja con el de los principales implicados, identificados por la Policía Nacional apenas tres días después del crimen con la colaboración de sus colegas de la Politie.
Medios belgas y holandeses han puesto nombre e iniciales al núcleo duro de la trama. El gancho sería Mustafa A., detenido tres días después del asesinato cuando caminaba por una calle de Torremolinos. El hombre que le acompañaba en la cafetería era Afif J., investigado en Países Bajos por otro asesinato cometido en Ámsterdam 17 días después del de Fuengirola y fallecido en enero tras enfrentarse a tiros con la policía en Róterdam. Los investigadores españoles consideran que ambos le marcaron el club cannábico al asesino y que le entregaron en el mismo hotel el arma que previamente habían traído desde Francia tres jóvenes holandesas en un coche de alquiler. Estas chicas, junto a Mustafá, también dejaron su rastro en el arrendamiento de la bici que el sicario usó tras el crimen. Este fue identificado como Shah C., un belga que entonces tenía 17 años y que constaba fugado de un centro de menores de su país en el que había recalado por delitos de mucha menos entidad. Las pesquisas revelaron que tras el crimen viajó en autobús desde la Costa del Sol hasta París con Afif, luego a Ámsterdam, donde se encontraba Nail el G., de apenas 20 años y al que acusan de encargar el crimen de Fuengirola y otros en Holanda, todos vinculados a la Mocro Maffia, las organizaciones criminales dominadas por ciudadanos de origen marroquí en Países Bajos y Bélgica. Shah fue detenido en su país y actualmente se encuentra recluido en un centro de menores español.
Las mafias europeas normalizan el reclutamiento de menores
La contratación de chavales jóvenes por parte de la Mocro Maffia para los trabajos más sucios no es un fenómeno nuevo ni único. Como las holandesas, las organizaciones criminales suecas también llevan muchos años apostando por esta estrategia para llevar a cabo sus salvajes ataques contra rivales, acciones que la Costa del Sol comenzó a sufrir en sus propias carnes en 2018 a través de dos grupos procendentes de Malmö. Entre ellos el liderado por Amir Mekky, que cuando aterrizó en Málaga sólo tenía 20 años y un historial delictivo abrumador. Considerados como los pioneros del narcoterrorismo en España, Los Suecos dejaron su impronta en el litoral malagueño con los sonados asesinatos del Maradona y el Zocato, la quema de negocios y el uso de potentes explosivos contra sus objetivos. Más recientemente, la Policía Nacional ha evitado in extremis en Torremolinos y Fuengirola dos ejecuciones, una de ellas encargada a un sueco de 17 años y otra a dos compatriotas de 16 y 19. Un investigador confirma que la normalidad en Países Bajos y Suecia también comienza a serlo en nuestro litoral, escenario histórico de ajustes de cuentas entre las principales mafias de Europa . El agente explica que reclutar a un menor tiene más ventajas que inconvenientes para una organización. La inexperiencia de los candidatos se compensa con una amplia oferta de voluntarios, tanto en los barrios con peor reputación de esos países como en las redes sociales. Muchos están en situación de vulnerabilidad, dispuestos a prosperar en el crimen organizado por una cantidad mucho más baja que la que exige un sicario profesional. Si antes se pagaba 50.000 o 60.000 euros por eliminar a alguien, a un menor le pueden ofrecer un máximo de 20.000 euros.
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