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Mirando atrás

Lázaro de Ribera: un malagueño al frente de Paraguay

El abogado Antonio Rivas desentraña la vida y obra del malagueño Lázaro de Ribera y Espinosa de los Monteros (1756-1824), quien durante una década fue gobernador de la provincia de Paraguay, con la que se volcó en la educación de los indios, el fomento del comercio y la sanidad.

El abogado malagueño Antonio Rivas, autor del trabajo sobre Lázaro de Ribera, esta semana en la Sociedad Económica.

El abogado malagueño Antonio Rivas, autor del trabajo sobre Lázaro de Ribera, esta semana en la Sociedad Económica. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En la novela ‘Yo el Supremo’, la obra más famosa del premio Cervantes paraguayo Augusto Roa Bastos, el gobernador malagueño de la provincia de Paraguay aparece retratado como «el odiado gobernador Lázaro de Ribera y Espinoza (sic) de los Monteros».

La realidad es muy distinta a la Literatura, y se está encargando de demostrarlo el joven abogado malagueño Antonio Rivas, miembro de la Academia de Historia y Geografía Militar del Paraguay, que ha publicado un reciente trabajo sobre Lázaro de Ribera y Espinosa de los Monteros, el desconocido gobernante malagueño del XVIII, en la revista jurídica de la Fiscalía paraguaya.

Juan José Rickmann, presidente de la Academia de Historia y Geografía Militar del Paraguay, con Antonio Rivas, en la Universidad Autónoma de Asunción, donde el malagueño impartió en marzo una conferencia sobre Lázaro de Ribera.

Juan José Rickmann, presidente de la Academia de Historia y Geografía Militar del Paraguay, con Antonio Rivas, en la Universidad Autónoma de Asunción, donde el malagueño impartió en marzo una conferencia sobre Lázaro de Ribera. / Archivo del autor

Como explica este investigador de 29 años, en 2018, con 21 años, mientras estudiaba la carrera de Derecho en la Universidad de Málaga «hice un intercambio, una especie de ‘Erasmus’ en Paraguay, y estuve trabajando en un despacho de Asunción»; además de seguir con los estudios.

Los contactos con Paraguay han seguido anualmente y hoy es abogado tanto en España como en el país sudamericano.

Fue en 2018 cuando descubrió la figura del malagueño y constató que el que está considerado el gobierno «más virtuoso de Paraguay», el del presidente Carlos Antonio López, al frente del país entre 1844 y 1862, «se inspira, en muchas medidas que aplica, en las de Lázaro de Ribera».

Ese es, precisamente, el enfoque de su trabajo, que también ha podido exponer en una conferencia en la Universidad Autónoma de Asunción, el pasado mes de marzo.

Plano de Asunción, la capital de Paraguay, en 1785.

Plano de Asunción, la capital de Paraguay, en 1785. / Real Academia de la Historia

Lázaro de Ribera y Espinosa de los Monteros nació en Málaga en 1756 y fue un ‘hombre del Renacimiento’ que hablaba, además de español, francés, portugués y latín. Por otra parte, en su vida laboral mostró sus conocimientos como jurista, militar, matemático, cartógrafo, topógrafo y biólogo.

Era hijo de Pedro Antonio de Ribera y Francisca Cayetana Espinosa de los Monteros. En su ciudad natal estuvo hasta los 18 años, cuando parte para Lima al ser nombrado paje del virrey Manuel de Guirior. Allí terminará sus estudios.

Su destino siguiente fue la isla de Chiloé (Chile), siendo un alférez de 23 años, para estudiar la situación militar de la isla. También estuvo, ya de teniente, en Lima, y como comisario de límites en Montevideo y más tarde en Buenos Aires. Con 28 años fue nombrado gobernador de la provincia boliviana de Moxos, un cargo que ostentó nueve años. Allí creó una escuela de pintura para indios.

Gobernador de Paraguay

En 1793 fue ascendido a capitán y en 1795, con 40 años, nombrado gobernador de la provincia de Paraguay, dentro del Virreinato del Río de la Plata. Allí permanecería una década y su primer acto fue realizar un censo de la población.

Por otra parte, en 1797 funda la ciudad de San Juan de Nepomuceno -en Moxos ya fundó con anterioridad dos poblaciones-.

Un año más tarde, pone en marcha escuelas primarias obligatorias, desde los seis años, para aprender a leer, escribir y contar. También se preocupó por la enseñanza universitaria, y estableció un sistema de oposición por méritos para los catedráticos.

Extracto de la Breve Cartilla Real, del gobernador malagueño Lázaro de Ribera, un catecismo para enseñar a los indios la autoridad del rey.

Extracto de la Breve Cartilla Real, del gobernador malagueño Lázaro de Ribera, un catecismo para enseñar a los indios la autoridad del rey. / Archivo del autor

Siguiendo en el terreno de la educación, el malagueño escribió una Breve Cartilla Real: un catecismo de preguntas y respuestas para inculcar la autoridad real entre los indios.

En la misma línea, en 1798 publicó un reglamento de 32 artículos para la defensa de los indígenas, en un contexto en el que los jesuitas habían sido ya expulsados. De hecho, Antonio Rivas escribe que mostró «gran respeto» hacia los jesuitas y se inspiró, para relacionarse con los pueblos indígenas, en «el modelo jesuítico». Aparte, en 1803 otorgó a las reducciones jesuíticas el autogobierno.

Uno de sus grandes aciertos tuvo lugar en el campo de la sanidad, pues conoció que iba a ponerse en marcha una Real Expedición Filantrópica para aplicar la vacuna de la viruela; por lo que, en 1801, envió a una persona a Buenos Aires para hacerse con ella y traerla a Paraguay, con lo que «consiguió evitar miles de muertes en la provincia y controlar tan mortífera enfermedad», escribe Rivas.

La llamada Casa de la Independencia, uno de los pocos inmuebles del XVIII que sobreviven en Asunción, Paraguay.

La llamada Casa de la Independencia, uno de los pocos inmuebles del XVIII que sobreviven en Asunción, Paraguay. / Wikipedia

Creación de la marina mercante

Otro aspecto crucial durante su mandato fueron sus esfuerzos para crear la marina mercante paraguaya, con el establecimiento de astilleros en los puertos que fabricaron, por vez primera, barcos.

Además, en la rama del comercio aumentó la protección a la yerba mate y al tabaco, y trató de destronar a Brasil como productor del tabaco de moda -el negro torcido- con la contratación de varios expertos portugueses.

Carta de Lázaro de Ribera a Godoy, en 1796.

Carta de Lázaro de Ribera a Godoy, en 1796. / Archivo General de Indias

Estas y otras medidas dieron como resultado «una bonanza económica sin precedentes», escribe el abogado malagueño.

Frente a estos logros, con la llegada de la independencia surgió la leyenda negra de Lázaro de Ribera como gobernante «déspota» y odiado por el pueblo.

Antonio Rivas quiere seguir investigando su figura, con vistas a un futuro libro para contar, con el respaldo de documentos, la verdad sobre Lázaro de Ribera.

Su último puesto fue el de gobernador de Huancavelica en Perú. Este ejemplar malagueño falleció en Lima en 1824.

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