Cultura
Réquiem: un renacer desde dentro en el Cementerio de San Miguel
El silencio del Cementerio de San Miguel se desbordará de música, de muertos-vivos y de Pasión el 31 de octubre. Llega 'Réquiem, un renacer desde dentro', un montaje de La Pasión de Casarabonela

El Cementerio de San Miguel Arcángel de Málaga acoge este viernes Réquiem. / Jorge Serra Castañeda

Réquiem
Dónde: Cementerio de San Miguel (Málaga)
Cuándo: Viernes, 31 de octubre de 2025
Hora: 18.30 horas.
Duración: 60 minutos.
Aforo: 150 personas.
Actores: La Pasión de Casarabonela.
Música: Lumen Laudis.
Director musical: Naser Rodríguez.
Director Réquiem: Pedro Olalla.
Entrada libre hasta completar aforo.
La muerte y la vida no son enemigas. Son dos rostros de un mismo espejo, dos manos que se rozan en la sombra. La una da sentido a la otra: la vida se hace urgente porque la muerte acecha, y la muerte se vuelve sagrada.
La vida late, desborda, se derrama en risas, en lágrimas, en la luz que atraviesa una hoja. Es impulso, deseo, creación, dolor o amor. Pero no existiría sin la quietud que la muerte promete, sin el límite que la enmarca y la hace consciente. La muerte, por su parte, no es solo fin: es regreso, silencio fértil, transformación, reflexión, recuerdos. Todo lo que muere vuelve, de algún modo, en la savia de un árbol, en la memoria de quien ama, en el aire que otros respiran, en las vidas que reposan en los camposantos.
Si el director de La Pasión de Casarabonela, Pedro Olalla, y el compositor polifónico renacentista Cristóbal de Morales se hubiesen conocido, a buen seguro, habrían compartido una vida con muchas ideas similares. De alguna manera, el primero en vida y el segundo desde el otro mundo, se abrazan en 'Réquiem'.
'Réquiem' no es solo una obra representada, es un acontecimiento sensorial, una ceremonia escénica que transforma al cementerio en templo del arte y al espectador en testigo de lo efímero. Convierte la muerte en una presencia estética, despojada de miedo, y la eleva a objeto de belleza y reflexión. Todo está concebido para generar una atmósfera de trascendencia, donde arte y espiritualidad se confunden, es en definitiva la esencia de La Pasión de Casarabonela.

La coral Lumen Laudis interpreta la obra de Cristóbal de Morales. / Jorge Serra Castañeda
Pedro Olalla es el creador que fusiona la música sacra, la dramaturgia visual y el poder simbólico del espacio funerario, dando lugar a una liturgia del arte en torno a la memoria y la finitud. Los actores del afamado auto sacramental morisco se sitúan en una línea del teatro contemporáneo que busca la inmersión emocional y sensorial del espectador. No hay una trama en el sentido clásico, sino una secuencia de imágenes, voces y resonancias que invitan a la contemplación.
No es fácil definir el Réquiem de Olalla porque solo él es capaz de entrar y salir del laberinto de esas barrocas neuronas que escribieron el texto y construyeron esta atmósfera. «El Réquiem es el portal de entrada a otro pensamiento. Una herencia sonora que depositamos como un documento en nuestro archivo mental. Nada seremos si nada conservamos. La esperanza puede llegar también desde la oscuridad. El Réquiem confronta nuestra propia fragilidad desde el Panteón de los Heredia. Desde ese hermoso planetario del mas allá ojearemos nuestra historia. Su impulso nos vincula con lo que un día fuimos», desgrana Pedro Olalla, el director.
Si los textos y la dirección escénica surgen de la controvertida idea de la vida y la muerte basados en textos de La Pasión, según Olalla, los mármoles con sus inscripciones, esculturas y las alegorías funerarias hacen de decorados, las luces del atardecer iluminan la escena proyectando un crisol de colores conforme la jornada muere y las músicas que pertenecen al Réquiem son del compositor de música vocal y sacra del siglo XVI, Cristóbal de Morales. Las composiciones están interpretadas por las voces de Lumen Laudis, parte fundamental en la ambientación de la obra que se celebra cada Semana Santa en la iglesia de Casarabonela. No hay artificios.
Desde hace cinco años el conjunto monumental del cementerio de San Miguel Arcángel, un camposanto en el que yacen los apellidos más destacados de la Málaga del siglo XIX y XX acoge Réquiem gracias, entre otras personas, a su director, Jorge Serra. Con entrada libre, hasta completar aforo, y durante 60 minutos, este viernes 31 de octubre La Pasión de Casarabonela convoca a las almas vivas a sentir el desconsuelo de una madre frente a la pérdida de su hijo. La experiencia se iniciará aproximadamente a las seis y media de la tarde, cuando comience a caer la noche.
«Si no han visto aún el Réquiem de La Pasión de Casarabonela junto al coro sacro Lumen Laudis en el cementerio histórico de San Miguel, no se lo pierdan. Un majestuoso cementerio es el escenario de este monumental viaje a la vida. Una relación de amor con la memoria», explica Pedro Olalla.
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