Proyecto Hombre | Elena Presencio Directora General de la Asociación Proyecto Hombre
“Cada vez que una persona tiene un problema de adicción dinamita todo el sistema familiar”
La directora general de la Asociación Proyecto Hombre destaca la evolución que ha tenido el programa a lo largo de estas cuatro décadas para adaptarse a las nuevas realidades y perfiles de consumo

Elena Presencio, directora general de la Asociación Proyecto Hombre de España acude al 40 aniversario de Proyecto Hombre Málaga / Álex Zea

Proyecto Hombre nació en la década de los 80 para luchar contra las adicciones, en plena pandemia de la heroína. Cuatro décadas después, el perfil de las personas atendidas ha cambiado por completo, pero el objetivo del programa sigue siendo el mismo: ayudar a reconstruir vidas marcadas por la adicción. Elena Presencio, directora general de la Asociación Proyecto Hombre de España, participó ayer en la jornada conmemorativa del 40 aniversario de Proyecto Hombre Málaga, una efeméride que le llena de “ilusión y orgullo”, pues afirma que se trata de “una celebración de la vida”.
Proyecto Hombre cumple 40 años en Málaga, ¿cómo ha evolucionado a lo largo de estas cuatro décadas?
Proyecto Hombre en Málaga se ha desarrollado de una manera extraordinaria porque tiene un equipo de una calidad humana y profesional extraordinaria, que ha sido capaz de creer cada día y tener la convicción de que de las adicciones se puede salir. El fenómeno de las adicciones en España ha tenido un cambio enorme desde los 80, que es cuando se constituye Proyecto Hombre Málaga. Estábamos con la gran tragedia y la pandemia de la heroína y ahora lo que tenemos es un perfil totalmente distinto. Tenemos un perfil mucho más normalizado, de una persona de 42 años, mayoritariamente hombre, que, además, tiene como droga principal la cocaína y el alcohol fundamentalmente. En el caso de las mujeres, es más el alcohol que la cocaína. Aunque es cierto que, normalmente, la persona no consume una única sustancia. También nos hemos adaptado, por ejemplo, al tema de las adicciones comportamentales, que al inicio, salvo el juego, no estaban tan presentes. Y en el caso de Málaga, si tengo que destacar algo, sería la prevención. Lo que se está consiguiendo en prevención escolar, la cantidad de colegios que están con el programa ‘Juego de Llaves’ es extraordinaria, y yo creo que sí que va a haber una influencia real en el ámbito de la prevención en esta ciudad.
¿El perfil de los usuarios que acuden a Proyecto Hombre ha cambiado entonces radicalmente a lo largo de estos años?
Sí. En los años 80 era un perfil, con la pandemia de la heroína, de gente muy joven de veintitantos años. Y ahora son gente mucho más normalizada. Podrían ser tu vecino, tu cuñada o tu compañera de trabajo. Entonces, es gente que ha tenido una vida muy normalizada, que tiene una edad y que necesita otro tipo de respuestas. Por ejemplo, programas de carácter nocturno, porque pueden estar trabajando y luego acudir a terapia por las tardes o por las noches, y eso ha supuesto un antes y un después. Hemos tenido que evolucionar. Por ejemplo, también ha cambiado que al inicio no trabajábamos con personas menores de edad. Ahora trabajamos con menores y con jóvenes, aunque es verdad que lo que tienen es más una intervención vinculada a una actividad preventiva.
En el caso de los jóvenes, ¿cuál es la principal adicción?
Los jóvenes, fundamentalmente, no tienen una adicción. No son adictos y eso es importante decirlo porque generamos una alarma que también es innecesaria. Los jóvenes lo que tienen son conductas problemáticas y muchas veces unidos a consumos o experimentales o consumos que no han generado adicción. Luego son chicos y chicas que tienen problemas en el colegio, que hay enfrentamientos, no aceptan las normas… O sea, que es todo un universo de comportamientos que va más allá. Si me preguntas cuáles son las sustancias, habitualmente, alcohol y cannabis. Es muy preocupante ese mensaje que muchas veces escuchamos de banalización tanto del alcohol como del cannabis y que realmente tiene un efecto en nuestros jóvenes.
Es muy preocupante ese mensaje que muchas veces escuchamos de banalización tanto del alcohol como del cannabis
¿Cree que hoy día se está restando importancia al consumo de estas sustancias?
Sin duda. Mira, hay un dato de un estudio muy potente que tiene el Plan Nacional sobre Drogas, donde los jóvenes creen que es menos perjudicial para la salud el fumar cannabis que tabaco. Entonces, ante eso, lo que hay que decir bien alto y claro es que las sustancias tienen efectos perjudiciales y que tenemos que proteger a nuestros jóvenes.
Actualmente, uno de los problemas que más preocupa entre los jóvenes es la adicción a la tecnología, ¿atienden también casos de este perfil en Proyecto Hombre?
Sí, pero también desde esta perspectiva, no tanto adicción como usos problemáticos, abusos que también hay que trabajar. Y siempre se trabaja desde la misma parte. ¿Para qué lo usan? ¿Cuál es la función que cumple en su vida? ¿Cuánto ha invadido su vida en el sentido de su ocio, de estar con la familia, con los amigos…? Y también en el tema del ámbito escolar.
¿La adicción a la tecnología puede ser tan peligrosa como la adicción a otras sustancias?
Nosotros decimos siempre, y lo decíamos ya cuando estábamos hablando de sustancias, que el problema no es la sustancia, el problema está dentro de la persona y es para qué la utiliza. Y eso es lo que hay que identificar para poder hacer una recuperación. Nosotros tenemos un programa integral, porque cuando viene la adicción, me da igual de qué tipo sea, invade todos los ámbitos de tu vida. Familiar, económico, social, laboral, de salud... y solo interviniendo en todos ellos podemos conseguir una recuperación. Pero en la línea que te decía, lo que hay que tener en cuenta es para qué la estás usando, qué es lo que te está cubriendo en la vida. Y lo que hay que hacer es tomar esas riendas, no depender ni de las sustancias ni de estos comportamientos para gestionar tu vida de una manera adecuada. El problema es que la vida se conforma de dolor y de alegría. Y si tú no sientes el dolor, tampoco vas a sentir la alegría. Las adicciones lo que hacen es que bloquean, hacen que no sientas nada. Ni lo bueno ni lo malo de la vida.

Elena Presencio, directora general de la Asociación Proyecto Hombre de España acude al 40 aniversario de Proyecto Hombre Málaga / Álex Zea
Y en el caso concreto del consumo de sustancias, ¿cuál es la situación actual? ¿Ha aumentado su consumo o ha disminuido?
Mira, te voy a dar datos. A principios de los años 90 atendíamos en torno a 6.000 personas en España y a sus familias. En estos momentos estamos atendiendo a 20.000. Entonces, yo creo que esto lo responde todo. Es verdad que ya no existe esa alarma social. Se ha generado una idea de que es un problema más privado que social, de todos. Está vinculado más al ámbito sanitario. Pero cada vez que una persona tiene un problema de adicción dinamita todo el sistema familiar. Las familias sufren muchísimo, todo su entorno. O sea, que no podemos quedarnos ahí.
¿Cree que esa falta concienciación sobre que este es un problema social, o esa banalización que mencionaba anteriormente, dificulta el proceso de estas personas a pedir ayuda?
Yo creo que el estigma ha estado ahí siempre. Y es algo que nosotros desde Proyecto Hombre seguimos sensibilizando. Que son personas que pueden recuperarse. Que pueden ser miembros activos de la sociedad, que no hay que generar ese tipo de mirada, sobre todo, en las mujeres. Las mujeres están especialmente estigmatizadas, son malas madres, malas hijas, malas esposas y que, además, tienen muchas más barreras a la hora de entrar en un tratamiento. Entonces yo creo que es fundamental que haya una corresponsabilidad social. Que haya una mirada diferente de la sociedad a estas personas para animarlas a que pueden cambiar su vida, porque, al final, una sociedad se mide por cómo trata a sus vulnerables.
¿Por qué es más difícil en el caso de las mujeres entrar en ese proceso de tratamiento?
Ellas tienen más barreras. Primero, las mujeres vienen menos acompañadas que los hombres a la hora de hacer un tratamiento. Los hombres siempre tienen una madre, una pareja, una hermana y las mujeres vienen mucho más solas. Las mujeres tienen hijos a cargo. Para que te hagas una idea, los hombres vienen con hijos a cargo en un 1,7% y las mujeres en un 12%. Entonces, ellas se sienten muy responsables de sus hijos como cuidadoras. También piensan que los van a perder. Las mujeres somos fundamentalmente cuidadoras, entonces pensamos antes en los que tenemos alrededor que en nosotras y eso dificulta la entrada a hacer el programa.
Cuando viene la adicción invade todos los ámbitos de tu vida
¿Y las personas que acuden a Proyecto Hombre suelen tardar en pedir ayuda? ¿Es un proceso que cuesta?
Sí, tardan en pedir ayuda. Normalmente, tienes que llegar a una situación de mucha dificultad porque lo primero es negar que tengas un problema. Lo primero es decir ‘yo controlo la situación’ y solo cuando se ven ya en una situación muy límite es cuando toman conciencia. Entonces sí, pueden tardar. Depende de la sustancia, pero diez o veinte años desde el inicio, sobre todo, en el alcohol, que es una sustancia socialmente admitida, que además es muy accesible y que te permite estar durante muchos años.
¿Y cómo ayuda Proyecto Hombre a las personas que deciden dar el paso? ¿En qué consiste el proceso para ayudarles a superar esas adicciones?
Lo primero que yo diría es que la persona que viene a pedir ayuda y entra por la puerta de Proyecto Hombre tiene una mirada de que él puede hacerlo. De que nosotros no juzgamos su pasado, sino que creemos en su futuro y que este es su punto de partida. Estamos hablando de itinerarios muy personalizados, porque cada vez es más necesario adaptarnos a la situación de cada persona, y estamos hablando de gente muy profesional, pero también en la que hay un apoyo de voluntarios donde escuchan, alientan, acompañan a estas personas. Proyecto Hombre tiene más de 50 trabajadores y tiene más de 100 voluntarios. Es un programa en el que acogemos de manera integral, porque trabajamos sobre temas de inserción laboral, mantenimiento o mejora del puesto de trabajo porque eso le da autonomía, identidad social y autonomía económica. Trabajamos sobre el ámbito de las emociones, el ámbito del histórico, sobre la recuperación de los lazos familiares. Hay trabajo en todas las áreas de la vida de la persona. Hay maduración y afrontamiento de gestión de otra manera de situaciones que les llevaban a refugiarse, a consumir.
Mirando a los próximos 40 años, ¿cuáles cree que son los grandes retos a los que va a tener que enfrentarse Proyecto Hombre en el futuro?
Yo creo que uno de los grandes retos es continuar en esta línea de trabajo, manteniendo ese legado que es Proyecto Hombre en el sentido de valores, de metodología, de adaptarnos a las nuevas realidades. Y también para mí es trabajar en coordinación con la comunidad. Nosotros somos una organización de tejido social, de trabajo en barrios, de trabajo con las personas… y eso es lo que nos hace fuertes. Entonces, tenemos que seguir trabajando junto con la comunidad, en coordinación con las administraciones.
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