Aseguran los más viejos del lugar que el nombre del barrio viene de dos hermanas que atendían hace muchos años un paso a nivel. La barriada de Dos Hermanas, en la avenida de Europa, es el futuro vecino de la zona de rascacielos que quizás se levante en los terrenos de Repsol. Además, será testigo de excepción de las vías `soterradas´ que le comunicarán, después de cuatro décadas de aislamiento, con el Camino de San Rafael.

Pero la transformación está levantando ampollas y, principalmente, ojeras. Desde el comienzo del verano no hay quien duerma en Dos Hermanas.

"Mi marido, que se tiene que levantar temprano, está desesperado y a las cuatro de la mañana sale a pasear al perro. Mi nieta, que dormía con nosotros, se ha tenido que marchar", cuenta Gloria Cea, que tiene la casa a pocos metros de la vía.

Hasta que empezaron las obras, un grueso muro separaba la barriada del paso de los trenes. Ahora, el muro ha desaparecido, una ligera valla metálica se ha colocado en su lugar y, por si no fuera bastante, la vía más cercana a las casas se ha pegado un poco más a la barriada.

"Cuando antes pasaba el tren, con el muro no se notaba. Ahora vibra toda la casa a todas las horas del día, sobre todo la mesa y los cristales", destaca Gloria, que reconoce estar al límite de las fuerzas con esta especie de `poltergeist ferroviario´.

El presidente de la asociación de vecinos, Adolfo Cervantes, recoge la queja vecinal y se pregunta: "¿Ha dado permiso el Ayuntamiento para que trabajen hasta las dos, las tres o las cuatro de la mañana?". El presidente lamenta que la información de Renfe se haya limitado "a un cartelito pidiéndonos perdón por las molestias, pero esto no son molestias, las horas de descanso nos las están robando y también los fines de semana".

Daniel Argulló, secretario vecinal, suscribe estas palabras y añade: "Trabajan toda la noche, incluidos sábados, domingos y días de fiesta". El secretario cree que esta pesadilla estará terminada a finales de 2007. "A las cinco de la mañana nos dormimos por agotamiento, el otro día, mi marido llamó a las dos menos veinte de la mañana a la policía y le contestaron que las obras tenían permiso", relata Gloria Cea, que confiesa que las obras "van a acabar con nosotros".

Una de las principales quejas son las voces y peleas de los trabajadores. "Pegan los gritos exactamente igual que si trabajaran de día", explica Daniel Argulló.

Los responsables vecinales suben al nuevo paso elevado, levantado sobre las vías en obras. Desde allí puede contemplarse la llegada de un tren de Cercanías, a pocos metros de la delgada valla y las viviendas. "Podían haber movido la vía de la derecha, en lugar de pegarnos ésta a las casas. Esta situación nos va a durar hasta que esté soterrado el AVE", se queja Adolfo Cervantes. El responsable vecinal critica que Adif, la empresa adjudicataria de las obras que sucede a Renfe en las cuestiones de infraestructuras ferroviarias, no dé información alguna a los vecinos sobre las obras. "Renfe no responde porque aquí somos todos obreros y ellos ganan miles de millones. Para que Renfe nos conteste habrá que sentarse en la vía", replica.

Adolfo Cervantes espera que las obras nocturnas acaben cuanto antes y que el resto de la ejecución se haga con la luz del día, para terminar de una vez con esta insoportable situación, que mantiene a todo un barrio de Málaga `en vilo´. ¿Dormirán alguna noche de un tirón?