El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) arranca en la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta y puede ocurrir en uno de cada 200 niños y adolescentes. Hasta el momento, no se conocen medidas preventivas que permitan reducir la incidencia de los trastornos de TOC en los niños. Sin embargo, la detección e intervención tempranas pueden reducir la gravedad de los síntomas, estimular el crecimiento y el desarrollo normal del niño, y mejorar la calidad de vida de los niños o adolescentes que tienen trastornos de ansiedad.

Para profundizar en el conocimiento del TOC, la Universidad de Málaga ha iniciado un estudio de los tratamientos psicológicos eficaces en niños y adolescentes. Este proyecto, dirigido por la investigadora Aurora Gavino, ha sido incentivado por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa con 139.287 euros.

El grupo está compuesto, además, por Montserrat Postigo, Yolanda Casado, Pilar Cobos, Víctor Ruiz, Antonio Godoy, Lucía Pérez y Raquel Nogueira. Desde hace más de una década vienen trabajando en el trastorno obsesivo compulsivo en adultos. Para ello, han recibido distintas ayudas del Ministerio de Educación y Ciencia. En esta ocasión, como señala la directora del equipo, "hemos querido dar un paso atrás, hacia la adolescencia y la infancia, ya que ahí es donde empieza, incluso con sólo seis años de edad".

Estos trastornos se caracterizan por tener pensamientos o ideas que sólo desaparecen cuando se realizan rituales o acciones repetitivas. Un ejemplo es lavarse las manos repetidamente debido a que la sensación de suciedad persiste. Estas perturbaciones aparecen durante el estadio infantil o juvenil, normalmente como respuesta a la inseguridad. Debido a la corta edad de los niños y jóvenes, no observan que su conducta no es correcta, por lo que finalmente suele llegar hasta la edad adulta. Son trastornos que no se manifiestan y que tienen una mínima incidencia clínica.

"La pregunta es la siguiente: ¿Si comprobamos que estos comportamientos se generan en la infancia y son detectados a tiempo, lograremos que en la edad adulta no se conviertan en una patología, evitaremos que sean los ´TOC´ del mañana?", dice Gavino.

Una hora al día

Estos rituales suele afectar al ritmo de vida diaria de quien lo padece, en casos extremos estas conductas pueden ocupar más de una hora diaria. Sin pensarlo y sin quererlo. Y esto genera angustia y ansiedad. Además, las personas cercanas a quien lo padecen, suelen darse cuenta de su conducta y no llegan a entenderla, consiguiendo en algunos casos enfrentamientos entre ambas partes.

Durante el primer año, los investigadores se dedicarán a realizar pruebas en colegios e institutos malagueños, para así poder localizar menores afectados con este trastorno. Posteriormente, se analizará la existencia de una relación entre sexo, edad, y otras variables socio-demográficas. De hecho, ya se han iniciado estos estudios con 2.000 niños de Primaria y ESO, de entre ocho y quince años de edad.

Porcentaje de trastornos

"Se están llevando a cabo unas pruebas adaptadas para comprobar qué porcentaje de niños puede padecer este tipo de trastornos", añaden los investigadores de la facultad de Psicología de la Universidad de Málaga.

Con posterioridad, se escogerán jóvenes que obtuvieron una mayor puntuación en los test y que, que por tanto sufrirán casos severos o extremos de estos comportamientos. "Con estos pacientes vamos a intentar conocer las variables psicológicas que desencadenan los TOC", señala Aurora Gavino.

Se crearán grupos de tratamiento continuado de los cuales algunos recibirán tratamiento farmacológico, ya que, el objetivo, es evitar que estas perturbaciones se alarguen hasta la etapa adulta. Una vez realizadas estas intervenciones en los pacientes, se efectuará una evaluación post-tratamiento y seguimientos continuados durante un año.

Los psicólogos darán a conocer de modo claro y sencillo los tratamientos que existen actualmente, de este modo los menores afectados serán conscientes de su situación y conocerán cómo obtener un resultado eficaz ante estos procedimientos. También informarán a familiares de los afectados y por consiguiente a la sociedad en general.

En la última etapa de la investigación, se creará una base de datos con los resultados obtenidos en este tipo de población, estos se compararán con los obtenidos en la población adulta. Esta base de datos facilitará la realización de estadísticas que permitirán conocer el peso de variables como ´pensamiento-acción´ o ´responsabilidad excesiva´, basadas en el modelo teórico de Salkovskis.

Finalmente, todos los datos obtenidos durante la investigación se registrarán y divulgarán en manuales y publicaciones versadas sobre los tratamientos del ´TOC´ en la sociedad infantil y adolescente. Para conseguir una mayor difusión, los investigadores participarán en congresos donde revelarán los resultados obtenidos.