Cuando un equipo se juega la vida, sacar un punto a falta de tres jornadas es un resultado que no soluciona las cosas. Sin embargo, si ese empate viene acompañado con una sucesión de derrotas de los rivales por la permanencia, se nos puede convertir en oro.

El Málaga logró un punto en San Mamés. Un campo difícil y con un equipo que pelea por meterse en Europa. Sin embargo, el conjunto de Muñiz supo sobreponerse a las adversidades y firmó un justo empate en un partido intenso de principio a fin.

Tal y como estaban las cosas por la mañana y con la posición del conjunto albiceleste en la tabla, mirar para atrás provocaba, como poco, fuertes mareos y dolores de cabeza. Ver a Tenerife y Valladolid soplando en la nuca a los de Martiricos -y con una dinámica diametralmente opuesta de resultados ascendentes- era poco menos que preocupante. Y las caras de los aficionados cuando salieron de La Rosaleda tras el partido frente al Sporting lo reflejaban a la perfección.

Una jornada más tarde, el panorama empieza a ser más gris que negro. El Málaga sigue sin perder y todos los rivales han caído estrepitosamente. El Tenerife en el Camp Nou, el Racing en casa frente al Sevilla y el Valladolid en el Vicente Calderón. Ahora mismo, los albicelestes ya son decimosextos y tienen un margen de un punto sobre la zona de descenso. Que puede parecer escaso -y lo es- pero tal y como están las cosas en esta Liga será prácticamente decisivo.

Aunque, la verdad, el comienzo del partido fue para ponerse una vía intravenosa enchufada a una garrafa de tila. No habían pasado tres minutos cuando Toquero le ganó la espalda a Iván, se revolvió y definió bajo las piernas de Munúa. El 1-0 en cuatro minutos. Eso, porque los vascos son puntuales, que aquí en abajo la mitad de la afición se habría perdido el gol.

Fue meter el tanto y reaccionar el Málaga. Balón raso, toque y verticalidad en las bandas. Eran las claves de los albicelestes para desarbolar al Athletic. Que tampoco hace falta mucho para conseguirlo, la verdad. Antes o después iba a llegar el gol, y fue por obra del mago malaguista a balón parado. Era el tercer córner consecutivo. Cogió el esférico Duda desde el lado izquierdo. Soltó su zurda y gol. Directo. Olímpico. El tanto del año para el Málaga.

El resto del partido fue intenso, rápido, vertical y con muchas llegadas. Pero sin gol. A destacar la indecisión de Munúa a la hora de salir por alto. El fallo en aquel balón aéreo de Mallorca parece haberle marcado. El charrúa optó por despejar de puños. Tal vez no sea la mejor solución, pero el caso es que funcionó. Eso sí, el '13' se perderá el partido de Getafe por ver su quinta amarilla.

Aunque, a decir verdad, el golazo de Duda hizo que quedase eclipsado un hombre que se mostró terriblemente superior a los demás. De su equipo y del contrario. Lo de Stepanov fue para hacerle una estatua en la puerta de La Rosaleda. Secó y amargó a Llorente desde el minuto uno y hasta que el 'Rey León' salió, desesperado, del terreno de juego.

Un punto más, una jornada menos. Y un equipo más por detrás. El Málaga ha dado un pequeño paso en esta carrera por la salvación. Pero el resto de equipos ha metido un triple mortal hacia atrás. Según lo que pase en Getafe, este punto podría ser de oro o convertirse en resultado inútil.