Rápido, conciso y directo. Así se plasmó la visita de Abdullah Bin Nasser Al-Thani a la concentración de Benahavís en la tarde de ayer. La expectación y el revuelo que levantó el máximo mandatario malaguista en la localidad malagueña no se pareció ni por asomo a la generada en su primera puesta en escena días atrás en Málaga, pero sí acaparó muchas miradas y curiosidades que no dejaron en saco roto su visita.

Y es que el Sheikh sigue sin pronunciar ni palabra para la prensa nacional. Ayer el peso de la conferencia de prensa lo volvió a llevar su mano derecha en estas lides, el inseparable Abdullah Ghubn. Elegantes, vestidos de sport casual y más veraniegos que el primer día, los dos encabezaban la comitiva que llegó a Benahavís pasadas las 17.00 horas de la tarde, tal y como estaba previsto. Yasmin Al-Shaoud, futura directora general, también estuvo presente y ejerció como traductora. Y también acudió al acto el alcalde del municipio.

Ahí, en el hotel de concentración del Málaga ya esperaba Fernando Sanz, que sigue formando parte del club aunque con menos luz y brillo que antes. Junto a él también llegó Sandro, que dialogó con los técnicos y algunos jugadores.

Sin embargo, la figura en torno a la que giraba toda la actualidad era la del jeque. Llegó sin prisa pero sin pausa. Incluso el hotel quiso hacerle un guiño colocando dátiles, cacahuetes y té a los medios. Junto a él, dos de sus hijos. El menor, el de cuatro años, ya sueña con la pelota y era el más ansioso por ver a los jugadores. Es más, incluso en plena comparencia de prensa aconsejó varias veces a su padre, el mismísimo Sheikh, que fueran a buscar ya a los jugadores.

Nada más comenzar la comparecencia con los medios, Abdullah Ghubn felicitó a la selección española por conquistar el campeonato del mundo y repitió en varias ocasiones que ojalá que España sea la sede del próximo Mundial de 2018, por el que ha presentado candidatura y por la que Málaga construiría un nuevo estadio si sale elegida como sede.

Tras casi una hora de rueda de prensa, el jeque junto al director general del Grupo NAS y sus dos hijos saludó uno por uno a los componentes de la prensa. La intención del nuevo mandatario es la de acercarse lo máximo posible, no la de distanciarse. Por ahora, el lenguaje sigue siendo la principal traba, pero Abdullah Ghubn prometió que en pocos meses hablaría español para conversar con fluidez con la prensa.

Tras el acto con los medios, el jeque y toda la comitiva se trasladaron al campo de entrenamiento malaguista para ver de cerca a los jugadores. Como sucediera el pasado lunes, Abdullah Bin Nasser Al-Thani no dudó en entrar en el césped, solo que en esta ocasión el máximo mandatario del club no pudo conversar con los jugadores ni con el entrenador.

Fue una larga espera en la que Bin Nasser pudo ver in situ casi todo el entrenamiento. Sólo que su paciencia no aguantó hasta el final del entrenamiento, por lo que se marchó sin estrechar la mano de sus nuevos jugadores.

El que sí disfrutó de su visita al campo de entrenamiento fue el menor de sus hijos. Una vez que pudo pisar el césped no tardó en coger un balón y ensayar en una de las porterías inutilizadas. Incluso recibió una de las equipaciones de entrenamiento de la plantilla que estos días está estrenando de la nueva marca asiática Li-Ning.

El regreso, por lo tanto, fue pausado. Y no precisamente por los bólidos que había aparcados en la puerta del hotel Benahavís. Vehículos de todas las gamas altas del mercado pero con la gran ausencia del McLaren de Abdullah Ghubn que el pasado lunes levantó tanta expectación entre jugadores y curiosos.

Eso sí, Abdullah Bin Nasser Al-Thani emprendió el camino de vuelta hacia su localidad en la cercana Marbella contento tras comprobar que sus nuevos muchachos, al menos, están en forma y gozan de salud.