«No se nota la diferencia de calidad entre un equipo y otro», señalaba un turista argentino a su esposa, ambos alojados en el Gran Hotel de Benahavís, durante el partido de 60 minutos (media hora cada tiempo) que disputaron ayer el Málaga CF y el Atlético Malagueño: 0-1.

Jesualdo Ferreira, en su primer test como técnico malaguista, no perdió detalle del encuentro, que se tomó tan en serio –sin salir del banquillo– que en el descanso corrigió los errores de la primera parte a los 17 jugadores disponibles –fueron baja Juanito, Apoño, Benachour y Edinho, mientras que los porteros Fran y Pol estaban con el filial–, aunque delegó en su segundo, Jose Gomes, para hacer una valoración al final del choque, calificado por éste como «parte de un entrenamiento». Por su parte, a Rafa Gil, entrenador del Atlético Malagueño, se le oyó gritarle al colegiado en más de una ocasión: «Esto no es un amistoso, es un partido más».

Tal diferencia de actitud a la hora de afrontar el envite se vio reflejada sobre el césped. Y es que mientras para el Málaga CF era una primera toma de contacto, después de una primera semana de concentración, para el filial suponía la necesidad de demostrar que se le puede ganar al equipo ´grande´. Eso, en teoría. Porque en la práctica, asimismo, están las dudas que se ciernen sobre el futuro de algunos jugadores del primer equipo. Precisamente, los que no tienen claro si seguirán o irán cedidos a otro club son los que más empeño pusieron. Es decir, los David González –que mostró detalles de calidad, no exentos de garra–, Portillo –volcado a la derecha y con un vendaje en su mano derecha, al tener dañado el dedo pulgar–, Edu Ramos –sustituyó a Toribio, que sufrió molestias en el adductor derecho, pero acabó de lateral izquierdo–, Juanmi –arrancando desde la banda derecha para sumarse a su posición de ´nueve´– y Hélder –en algunos lances mostró excesiva dureza, al igual que Weligton–.

El magnífico estado de forma física de los canteranos del conjunto filial –cuando acabó jugaron otro encuentro entre ellos– obligó a los futbolistas de la primera plantilla a tomarse más en serio el partido conforme avanzaban los minutos.

Jesualdo Ferreira formó con un once con sólo cuatro integrantes no formados en la cantera –Arnau, Hélder, Luque y Baha–. Pero lo que más llamó la atención, aunque es sabido que al técnico luso le gusta el buen trato al balón, fue la apuesta por el primer toque y por sacar la pelota desde atrás, lo que costó más de una pérdida en el círculo central. La gran presión ejercida por los chavales en todas las líneas se debió en parte a la excelente situación sobre el campo: disciplina y eficacia. Al cuarto de hora llegó el gol en una acción a balón parado. Toni sacó el libre indirecto, que cabeceó Caro a la red. Despiste defensivo. El Málaga, que hasta ese momento había estado nulo en ataque, se fue hacia arriba, pero sólo los defensas –Jesús Gámez y Manu– llevaron peligro con sus remates, aunque desviados. Incluso Davilillo, extremo diestro, estuvo a punto de poner el 0-2 en un testarazo forzado, a su vez tras un libre indirecto botado por Toni.

El Málaga carecía de profundidad en ataque. Del 4-2-3-1 se pasó en la segunda parte a un 4-5-1 con probaturas. Edu Ramos, ante la ausencia de Mtiliga y Duda, y dado que Jesualdo quiere dosificar esfuerzos, jugó de lateral zurdo, en el puesto de Manu; Jordi Pablo se incrustó como mediocentro, Portillo –el año pasado, de extremo zurdo– actuó de extremo derecho cuando es mediapunta; fue Eliseu, extremo izquierdo, el que hizo de mediapunta; y a Luque también se le vio como extremo por ambas alas, una por periodo. En punta sólo estaba Juanmi.

El filial mostró un abanico de innumerables sensaciones positivas: el juego a balón parado de Toni y Cala, la picardía y técnica de Juanillo –hermano de Apoño–, la eficacia de Antelo, el juego aéreo y la anticipación de Caro y Jona, la presión arriba de Adán, los pases de Samuel, etc. No se perdieron el encuentro Fernando Sanz, Sandro Sierra, Antonio Benítez, Ben Barek o decenas de padres del primer y el segundo equipo.

«Hay cosas que se han hecho bien, pero falta calidad y ritmo. Hay que tocar para llegar adelante, a gol. En cuanto a esfuerzo no se puede pedir más», dijo Gomes.