El Balonmano Antequera igualó un partido en el último suspiro ante un rival directo por al permanencia. Fue un final duro para una fiesta que acabó peor de lo esperado y que enmudeció al Fernando Argüelles. Todo ello contrastaba con la alegría de los jugadores del Arrate, que hacían piña y celebraban el punto cosechado como si del título de Liga se tratase. Los antequeranos, por lo tanto, aplazan la salvación virtual para otra jornada.

El final de partido lo dice todo. Corría el minuto 27 y 35 segundos y Chelu Cid ponía el 26 a 25 en el electrónico después de una segunda mitad para olvidar. El Arrate con el balón en su poder tiraba del tiempo muerto para afrontar los últimos segundos del encuentro. Perdía la pelota y en la siguiente acción además sufría la exclusión de un jugador. Con todo de cara, un jugador más y balón, el cuadro antequerano no supo resolver y a punto estuvo de perder el envite en un final nefasto. El cuadro vasco, en inferioridad numérica fue capaz de marcar dos goles consecutivos y ponerse por delante en el marcador (26-27) a pocos segundos para el final. Una parada de Lamariano y el posterior gol a la contra de Víctor Vigo dejó el electrónico en tablas (27-27) que después de lo acontecido en la segunda parte se puede dar por bueno.

El Balonmano Antequera mostró ayer sus dos caras. Una primera parte muy seria (19-13 al descanso), donde los visitantes estuvieron a merced del juego verde, y un segundo tiempo para olvidar, donde la precipitación, los nervios y la ansiedad por alcanzar el final de partido bloqueó al equipo