No hay rival que se le resista al Málaga CF en La Rosaleda. El equipo dirigido por Manuel Pellegrini sumó anoche su quinta victoria consecutiva en casa, lo que supone un récord en la historia del club de Martiricos , ante un Rayo Vallecano que llegaba con la vitola de «gallito» a domicilio, con 18 puntos. Pero este bloque blanquiazul va a más, tiene ya trazado su itinerario rumbo a Europa y fue capaz de actuar de pararrayos frente a un adversario que nunca se rindió y que hizo encajar al conjunto albiceleste los primeros penaltis de la temporada. Además, el Málaga CF alcanza los 44 puntos, lo que equivale a lograr la salvación virtual, un dato que dadas las aspiraciones parece secundario pero que a estas alturas del campeonato habríamos firmado en cualquier año precedente.

Calidad sobre el césped. Ayer, en Martiricos, pudo verse a dos equipos con ambición, sin excesiva presión, lo que garantizó el espectáculo, sobre todo por parte de un Málaga CF que cada vez se gusta más con el balón en los pies. Ni siquiera la adversidad de contar con un gol en contra a las primeras de cambio hizo cambiar el guión a Manuel Pellegrini, que sorprendió una vez más, en esta ocasión al optar por desplazar (como hace un mes) a Santi Cazorla al mediocampo, como acompañante de Martín Demichelis, siendo Ignacio Camacho el damnificado. Esta apuesta ofensiva derivó en la utilización de Eliseu, que había sido suplente en el Bernabéu, como puñal por la banda izquierda, mientras Joaquín mantenía su sitio por la derecha. No fue el único cambio en el once inicial, ya que el técnico chileno prefirió darle descanso a Sergio Sánchez y dejó en el banquillo a Jesús Gámez.

El fuengiroleño, en la primera acción comprometida y dudosa del choque de aspirantes a Europa, cometió penalti sobre el argentino Armenteros, y el «matador» Diego Costa le quitó el balón a Piti y lo mandó a la red. Pero el 0-1 no amedrantó a un bloque blanquiazul que luchó a partir de entonces como un gladiador que se ve superior sobre la arena. Afiló bien la espada y se fue a por su adversario. Cada vez que empuñaba el arma, rozaba la piel del enemigo. Y provocaba una tarjeta en una defensa sufridora (todos sancionados, salvo Pulido). Ora Rondón, que pudo ser objeto de penalti, ora Weligton en un testarazo al larguero en posición forzosa, fueron motivos suficientes para una igualada que era cuestión de tiempo.

Con Joaquín desplegando el arte que lleva en sus pies mientras Santi Cazorla se veía sometido a un marcaje férreo por parte del exmalaguista Movilla, el del Puerto de Santa María quería estar en todas las acciones peligrosas. Y estuvo en la principal, una jugada de tiralíneas en la que el gaditano formó sociedad con el asturiano, que trazó la diagonal en el área para Eliseu, quien centró en boca de gol a Rondón y éste anotó su octavo gol en la Liga.

Tras la reanudación, fue un combate «cuerpo a cuerpo». Continuos ataques de uno y otro equipo. Pero fue Rondón el que propició la remontada al aprovechar el resbalón de Pulido y remachar al estilo de un «kamikaze» del área. Su noveno gol liguero (su cuarto doblete en Primera desde que debutó la pasada campaña).

Cuando un guerrero se siente superior, responde al choque. Y el Málaga CF se fue arriba a sentenciar. Jesús Gámez, en una de las continuas subidas (de las muchas de los laterales, al igual que Monreal), realizó un magnífico centro y Maresca sentenció. José Ramón Sandoval metió a Lass arriba, pero Caballero y Weligton estuvieron atentos a los remates. Nuevo penalti, que marca Trashorras. Pero Duda se sumó al festín y rompió la red. Europa, mucho más cerca.