Víspera de Domingo de Ramos. Víspera de que la Semana Santa inunde las calles de Málaga. Víspera del inicio de la semana más esperada del año para miles de malagueños. Pero antes, hoy, noche de fútbol en La Rosaleda. Noche de derbi andaluz. Noche para que el Málaga confirme que lo de las últimas semanas va en serio, que el equipo de Pellegrini no es cuarto por casualidad y que la Champions está más cerca que nunca para un club que hace cuatro días estaba abocado a la desaparición, que «antes de ayer» estaba en ley concursal y que hoy es uno de los «grandes» de la Liga BBVA.

Todo apunta a partidazo. El Málaga llega a la cita de esta noche en estado de euforia deportiva permanente. Son ya seis semanas sin perder, con cinco victorias y el empate del Bernabéu -que es casi más triunfo que ganar a cualquier otro rival-. Algo inimaginable por estos lares hace sólo un par de años, pero ahora real como la Liga misma.

La Rosaleda se llenará. La comunión grada-equipo es total. El Málaga no pierde a la orilla del Guadalmedina desde el pasado 22 de enero (Málaga 1-Barcelona 4). Todo un mundo. En el club creen que la receta para ir el próximo curso a Manchester o Milán pasa por sumar de tres en tres en casa. Alguno, en petit comite, incluso piensa que sumando todos los puntos acá y perdiendo todos los partidos allá sería hasta suficiente para estar en la Liga de Campeones... Pero eso es mucho afinar.

El único «pero» entre tanta euforia y buen rollo -cuestiones económicas puntuales al margen- lo ponen una jornada más las lesiones. Pellegrini jugará hoy (y buena parte de lo que queda de campeonato) sin cuatro «titularísimos». Porque Caballero, Toulalan, Joaquín y Baptista no estarán hoy para medirse al Real Betis. O sea, la columna vertebral que el pasado verano ideó en su cabeza el chileno, fuera de combate. Una desgracia para cualquiera, pero que el Málaga está sabiendo gestionar con brillantez.

La gran novedad de la alineación titular hoy del «Ingeniero» será el portero camerunés Carlos Kameni. Llegó en el pasado mercado invernal para arropar a Caballero en la portería. Para Pellegrini el arquero argentino ha sido intocable desde la pasada temporada, pero su lesión del domingo pasado en Cornellá-El Prat abre la puerta ahora al ex del Espanyol, que debutará ante su gente.

Gámez o Sergio Sánchez se disputarán una semana más el lateral derecho del once inicial albiceleste. Demichelis, recuperado de una sobrecarga muscular, sí estará otra vez en el mediocentro. Y Rondón volverá a ser el referente arriba, con Van Nistelrooy esperando paciente su oportunidad cual juvenil con ganas de crecer.

Un rival imprevisible. ¿El Betis?... Pues un equipo difícil de definir. Lo mismo va a San Mamés y gana 2-3, que pierde 1-2 en casa con el Granada. Lo mismo pesca un 0-2 en el Vicente Calderón, que su afición le despide con pañuelos tras caer 0-2 con el Rayo Vallecano. Los del Benito Villamarín son una permanente caja de sorpresas. Y esa bendita anarquía en su juego y en sus resultados será con la que tenga que lidiar hoy Pellegrini y su Málaga.

El rival se presenta en Málaga con varias dudas. El meta Fabricio está tocado y tampoco están al cien por cien Beñat e Iriney. Pero lo normal es que Pepe Mel, que dará hoy la lista de convocados, viaje con todos, excepto Paulao, éste sí, baja segura por lesión.

Con el Valencia-Levante, los dos rivales más directos en la lucha por la Champions, fijado para mañana, el Málaga puede acostarse hoy tercero en la clasificación, sólo por detrás de Real Madrid y Barcelona. Y eso, a sólo ocho jornadas para que la temporada eche el cierre, suena a gloria bendita.

Que a nadie le engañe el horario. El partido es a las 22.00, pero sin televisión en abierto. Lo da Canal Plus Liga 2. En juego están tres puntos de oro camino de sellar el pasaporte continental. Ganar hoy no será definitivo. Perder, tampoco. Pero si se suman estos tres puntos y «ayudan» resultados ajenos parece casi imposible pensar que este Málaga no paseará palmito por el Viejo Continente. En primera clase o en turista. Aunque para saber eso sí habrá que esperar mucho más tiempo.