Sobre las anécdotas de Juan Gómez «Juanito» podrían escribirse decenas de libros. Cada día era una aventura en la vida del genial exfutbolista fuengiroleño, que vivió muy deprisa: se casó dos veces (la primera vez con veinte años), ya era padre con veintiuno, tuvo cuatro hijos, ganó cinco Ligas y dos Copas de la UEFA, fue «Pichichi» de Primera División, jugó dos mundiales y unos Juegos Olímpicos, fue internacional en 34 ocasiones... Fue futbolista, secretario técnico y en sus últimos meses de vida, entrenador.

Pocos minutos antes de la final de la Copa de Europa de 1981 entre el Real Madrid y el Liverpool, Juanito observó que en la grada del Estadio Parque de los Príncipes de París había una señora vestida de amarillo. «¿Te has fijado en aquella mujer vestida de amarillo?» le dijo a Santillana. «Es mi esposa», le respondió el "nueve». «Pero Charly, ¿cómo se te ocurre traer a tu mujer vestida de amarillo. ¡La hemos cagado!». El Real Madrid perdió aquella final en el minuto 82 (1-0) por un gol de un lateral, Alan Kennedy. Es sólo un botón de muestra de las miles de anécdotas que podrían contarse del célebre Juanito.

Juanito encarnó el espíritu de las remontadas del Real Madrid en el Bernabéu, en las grandes noches europeas. Contagió su arrollador optimismo a jugadores que también tenían una gran clase, como Camacho, Del Bosque o Gallego.

Sus acciones negativas, como decía Jorge Valdano caben en menos de un minuto: el pisotón a Matthaus (al que le regaló un estoque y una muleta), el escupitajo a Stielike (llevó un ramo de flores a su mujer cuando dio a luz y le invitó una semana a Fuengirola con todos los gastos pagados) y la «peseta» en Belgrado con la selección española, por la que recibió un botellazo.

Algunos de sus mejores amigos (los de verdad, no los que se aprovecharon de su popularidad y de su generosidad) han recordado algunas de sus vivencias junto a él.

Cuatro excompañeros del Real Madrid, otros tantos del Burgos CF, uno del Atlético de Madrid, uno de Los Boliches, y el organizador del Memorial que lleva su nombre no sólo no le olvidan, sino que siempre le tienen presente en su memoria.